Sí al metro, no a la tala
Almeida y Ayuso se han pasado meses y meses sosteniendo una falsa dicotomía ante los vecinos de Arganzuela y Carabanchel: había que elegir entre Metro y árboles. Las talas en Madrid Río y el parque de Comilla eran, nos decían, el precio a pagar para la ampliación de la línea 11. Pero las mentiras no se convierten en realidad por más que se repitan mil veces, y por eso conviene hacer un repaso del camino andado ahora que las retroexcavadoras y motosierras han consumado un arboricidio innecesario e ilegal.
La línea 11 es una deuda histórica de mejora del transporte público para los distritos del sur de Madrid. Aparece en diversos planes de extensión del metro desde los años noventa, y no fue hasta 2019 que se retomó el proyecto y, gracias a que las asociaciones vecinales alegaron, la Comunidad de Madrid contempló una estación para el barrio de Comillas. Pero, junto a ello, se incluyó modificaciones sustanciales e inexplicables en el proyecto, como invertir el sentido de marcha de la tuneladora (lo que implicaba introducirla hasta el corazón del parque de Comillas y casi hasta las viviendas) y colocar la estación de Madrid Río, inicialmente prevista en el paseo de Yeserías, dentro del parque de Arganzuela.
La razón para este último cambio no deja de ser chocante: Almeida y Ayuso han preferido talar cientos de árboles por evitar que las obras obligasen a cortar el tráfico de un tramo de la calle durante unos meses.
Estas decisiones tendrían que haber incluido un nuevo proceso de información pública y un diálogo para adoptar las mejores soluciones para la ciudad y para los vecinos y vecinas. Pero, la falta de transparencia ha sido la norma desde el principio con un plan plagado de errores de gestión, mentiras e, incluso, ilegalidades. Y el resultado, con el proyecto final publicado en 2022, se traducía en el señalamiento de casi 1.500 árboles.
Con las obras ya adjudicadas, las protestas vecinales a las puertas de las elecciones municipales consiguieron paralizar, al menos de momento, las talas. Y es la lucha ciudadana la que logra reducirlas en 400 árboles. Sin embargo, las principales afecciones, a las que la Plataforma No a la Tala y el grupo municipal de Más Madrid habíamos planteado alternativas totalmente viables, persisten.
No a todo. No a cumplir la ley
La arrogancia y la soberbia del PP al negarse a dialogar antes de acometer la obra les impide recular, a sabiendas de que el daño es tan irreversible como evitable. Se lo hemos repetido hasta la saciedad: no es necesario elegir entre árboles y metro, como intentan hacernos ver con explicaciones absurdas, chapuceras y retorciendo la ley. Había y hay alternativas viables para salvar los árboles y los parques sin renunciar a ampliar la línea 11.
En el cúmulo de mentiras y engaños en que han convertido este proceso, la Comunidad de Madrid ha llegado a manipular unos planos para justificar la nueva ubicación de la estación de Madrid Río. Y, lo más grave de todo, es que Almeida y Ayuso nos han ocultado, deliberadamente, que el proyecto es incompatible con la protección ambiental que el planeamiento urbanístico otorga al parque de Arganzuela.
Así lo dice un informe del propio Ayuntamiento, que el alcalde ha ocultado a Ayuso durante meses para no tener que tramitar el Plan Especial al que estaban obligados antes de empezar a cargarse el parque: el suelo esta calificado como zona verde con nivel de protección dos y esto es incompatible con hacer dentro la estación de Madrid Río. Han esperado a que las obras estuvieran empezadas para dar a conocer este informe y así tramitar el plan una vez mutilado el parque amparándose en una artículo de la ley del suelo para situaciones urgentes y sobrevenidas, que no era el caso. Y qué ironía, el mismo día que Ayuso abría una oficina para resolver las dudas de las obras de la Línea 11 de Metro e informar a los vecinos, Almeida metía a traición la motosierra en el parque de Arganzuela.
El mismo artículo de la Ley del Suelo que Almeida esgrime para autorizar las obras dice que se pueden llevar a cabo siempre y cuando no haya una alternativa posible. pero es que en este caso sí que hay alternativa, la que quieren los vecinos y la que queremos nosotros: sacar la estación al paseo de Yeserías.
No tenemos duda: estas obras serán declaradas ilegales en los juzgados por saltarse los procedimientos ambientales y por incumplir el planeamiento, como ya sucedió con el campo de golf de Esperanza Aguirre en los terrenos del Canal de Isabel II. Ya será tarde. A Ayuso y a Almeida no les importa lo más mínimo, con tal de no reconocer su nefasta gestión, llegando incluso a poner en riesgo la financiación a una obra ilegal del Banco Europeo de Inversiones.
Desgraciadamente, las talas masivas en los parques de Arganzuela y Comillas ya se han consumado. Sin embargo, de todos estos meses nos queda el orgullo de las vecinas y vecinos que han salido a defender sus árboles, que han conseguido que se salve un tercio de los amenazados inicialmente. Y también han despertado las conciencias sobre la importancia del arbolado de nuestra ciudad, para que dejen de ser considerados como mobiliario urbano que eliminar o desplazar con tal de no molestar al tráfico. Una ciudadanía que no va a bajar la mirada ante la falta de sensibilidad demostrada por sus gobernantes y que seguirá defendiendo el legado ambiental a las nuevas generaciones.
Rita Maestre (portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento Madrid) y Álvaro Fernández (concejal de Más Madrid)
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