Al inicio del año de 2025, todos los madrileños propietarios de una vivienda o local recibirán en su casa un nuevo recibo del Ayuntamiento de Madrid. Serán 1,7 millones de cartas con el coste de la tasa de basuras, que el consistorio recupera después de diez años de ausencia, debido a una ley estatal que obliga a cobrarla a todos los municipios.
El importe de cada recibo es todavía una incógnita y el área de Hacienda solo ha ofrecido hasta ahora el importe medio de la tasa, unos 140 euros en toda la ciudad. Pero las cifras del proyecto de Presupuestos para el año que viene permiten avanzar los costes medios que tendrá la tasa en cada uno de los 131 barrios de la capital.
Según cálculos efectuados por Más Madrid usando los valores catastrales medios por barrio en 2023 y aplicando la fórmula de cálculo de la cuota tributaria, el partido de la oposición ha estimado una tasa de residuos media, con importantes variaciones en función de los barrios.
La tasa tiene una parte básica, ligada al valor catastral de cada vivienda, y otra complementaria, que tiene en cuenta la cantidad de residuos generados y el porcentaje de calidad de la separación de cada uno de los barrios, según datos del Parque Tecnológico de Valdemingómez.
De esta forma los distritos que más pagarán serán aquellos donde la vivienda es más cara en Madrid, aunque en algunos casos la parte completementaria oscila notablemente. El lugar más caro es El Plantío (distrito de Moncloa-Aravaca), con 574 euros de recibo medio, seguido de El Viso (Chamartín) con 457 euros, Recoletos (Salamanca) con 430 euros y Los Jerónimos (Retiro) con 427 euros.
En la parte baja de la estadística se encuentran los barrios de San Cristóbal (Villaverde) con 45 euros, Pradolongo y Zofío (Usera) con 59,34 euros y Amposta (San Blas-Canillejas) con casi 62 euros.
El criterio para calcular la cuota de la tasa se ha construido mediante la suma de una tarifa básica, que pagarán todos los inmuebles por la disponibilidad del servicio de recogida y tratamiento de residuos, y una tarifa por generación. La primera parte (que pesa un 81% de media, según el Ayuntamiento) tiene en cuenta el valor catastral de la vivienda y para la segunda, de generación (el 19% restante), se fija en la cantidad de residuos generados y el porcentaje de calidad de la separación de cada uno de los barrios.
El número de inmuebles que pagarán la tasa está en torno a 1,7 millones, pero están exentos del pago los garajes y trasteros asociados a una vivienda, porque no generan residuos, ni los solares y edificios en estado de ruina. Las viviendas vacías y los locales donde no se desarrolle actividad solo pagarán la parte correspondiente a la tarifa básica por disponibilidad del servicio, pero deberán acreditar anualmente que se mantienen en esta situación.
En el caso de las viviendas, el recibo medio que habrá que pagar se sitúa en los 141 euros, mientras que los inmuebles de uso comercial tendrán una cuota media de 310 euros. El primer recibo llegará a cada contribuyente en los primeros meses de 2025, en forma una notificación de alta en la matrícula de la tasa con su correspondiente liquidación, con un plazo de dos meses para el pago a partir de la recepción. Ya en los años posteriores, no será necesaria esta notificación individualizada al gestionarse mediante el sistema de matrícula, igual que se hace con el IBI.
Desigualdad en la parte complementaria
Los cálculos efectuados por Más Madrid muestran importantes diferencias entre barrios a la hora de calcular la tarifa complementaria, que el partido ha calculado en función de los residuos por persona empadronada en el barrio (tarifa de generación), multiplicada por un coeficiente de calidad, en función de la separación de residuos por distrito.
El resultado del cálculo apunta a que serán los barrios más vulnerables de la ciudad los que más aporten más a los costes variables. Si nos fijamos solo en esa parte del pago, el listado de aportaciones es muy distinto a la suma final:
“Los barrios que menos se limpian y más residuos tienen pagan más, porque la tasa de Almeida no tiene ninguna forma de diferenciar la gestión que hace cada vecina y vecino de Madrid”, lamenta Rita Maestre. “Simplemente por vivir en un barrio donde hay más residuos y menos limpieza, vas a paga más. Porque la desigualdad en la limpieza es un hecho Madrid”.
Maestre también asegura que “el importe de la tasa está directamente ligado a la gestión y tratamiento de la basura que ha hecho Almeida en la ciudad de Madrid, que ha sido un desastre y que repercute negativamente en los barrios del sur. Esta tasa es resultado de la peor gestión de la basura de este alcalde”.
Más Madrid denuncia que los barrios del sur tienen que pagar más parte de la tasa complementaria, en proporción, que los que habitan en el norte. “Encima, son los barrios que aguantan toda la basura de la ciudad, que cargan con la incineradora, las depuradoras, vertederos...” apunta Maestre. “Debería ser al contrario, estos barrios tendrían que contar con bonificaciones o exenciones por acoger las infraestructuras ligadas a la gestión de residuos y de tratamiento de aguas contaminadas”.
Su concejala de Hacienda y Economía, Sara Ladra, pone en duda el propio diseño de la tasa, al comprobar que la proporción 80/20 que describió el alcalde “no es cierta”. “Hay barrios en los que el porcentaje de la tasa que van a pagar por los kilos de basura que genera su barrio, modulado por el coeficiente de calidad (en función de la calidad de la separación) supera el 50% del total de la tasa, es el caso de Entrevías o Aeropuerto”, añade.
Por último, indica que el cálculo actual “no es riguroso y tiene graves errores porque hay claras incongruencias”. Lo que creen desde Más Madrid es que “se están computando claramente residuos procedentes de no residencial en la cuota residencial” y exigen que se revisen las cifras.