El rocambolesco acto de colocación de la primera piedra en la futura Ciudad del Deporte, en el entorno de Estadio Metropolitano, confirma las intenciones del Atlético de Madrid: mermar el peso del deporte pese al nombre del proyecto (y el uso deportivo de las parcelas municipales cedidas) y apostar en gran media por tiendas o negocios de restauración. Todo ello sobre 205.000 metros cuadrados entregados a la entidad deportiva durante los próximos 75 años.
El recinto estaría “operativo en verano de 2026”, según ha avanzado durante la cita el consejero delegado del Atlético de Madrid, Miguel Ángel Gil Marín, quien ha hablado por primera vez incluso de “concluir el ámbito con un edificio que incorpore la docencia, una universidad con grados en deporte o tecnología”. Sin embargo, ninguna fuente municipal confirma ni fechas ni esta última actuación, en un acto sin atención a la prensa capitaneado por el presidente del club, Enrique Cerezo, y el alcalde José Luis Martínez-Almeida.
“Hemos convertido un gran problema en una oportunidad”, ha dicho Gil Marín sobre la aparición de esta operación después del traslado del Calderón al Metropolitano. Según la documentación a la que tuvo acceso Somos Madrid, el club rojiblanco propuso al Consistorio abrir “amplias zonas” del tipo “comercial y de restauración” en la parcela DS-04, calificada como de uso deportivo, en la que estaba prevista la construcción de un miniestadio de 6.000 espectadores y 25 pistas de pádel. El Atlético asegura que estas instalaciones comerciales “generarán un acceso diario de público que darán vista continua a esta zona”, que quiere convertir en un “foco de atracción” no solo para el barrio en el que se ubica, sino también para los ciudadanos “de la Comunidad de Madrid”.
Los pormenores de una operación ya no tan deportiva
Los terrenos referidos cuentan con 121.855 metros cuadrados y son los de mayor tamaño dentro de la operación urbanística por la que el equipo de Almeida ha cedido al club colchonero tres parcelas situadas junto al estadio Metropolitano para el desarrollo de campos de entrenamientos. El Atlético ya pidió originalmente montar sobre la más pequeña de ellas un hotel y un centro comercial. Ahora también reclama extender ese modelo de negocio a la más grande.
Según los planes iniciales, dicha parcela iba a albergar un rocódromo, zonas para de skating y jumping, además de “un espacio para la enseñanza y práctica del surf”. Esta última se ha convertido en una playa artificial con olas, de mayor tamaño que el estadio anexo. Además, recientemente se conoció que el club rojiblando abrirá allí un campo de golf no comunicado inicialmente, todo ello en plena crisis climática y tras meses de sequías, pese a lo cual Enrique Cerezo ha presumido de la “sostenibilidad del proyecto”.
El campo de golf, la playa urbana y el centro de ocio han estado presentes en los discursos de Cerezo y Gil Marín, así como en el vídeo de exposición del proyecto. Este último ha presumido de que en la playa artificial “habrá monitores y horas de olas reguladas en el surf, no como en Cádiz”. Cree que esta instalación, así como el campo de golf, van a generar “suficiente tráfico como para convertir el distrito de San Blas-Canillejas en una referencia”.
El área de Obras y Equipamientos defiende que lo que se presentó al público y recoge el convenio de cesión era un “listado abierto de actividades” y que el acuerdo permite incorporar edificaciones destinadas a “usos asociados” que complementen la actividad. “El área de Urbanismo otorgará la licencia siempre que se pueda otorgar”, aseguró la concejala de Obras, Paloma García Romero, sobre la viabilidad de esta explotación comercial solicitada por el Atlético de Madrid. La edil ha estado presente en un acto que ha contado también con la presencia de la vicealcaldesa Inmaculada Sanz o la responsable del área de Cultura y Deporte, Marta Rivera de la Cruz.
Exponente de “la colaboración público-privada”
“Es un buen día para los atléticos, pero también para el conjunto de los madrileños”. Así ha valorado el alcalde la colocación de la primera piedra de la Ciudad del Deporte. Almeida, conocido aficionado colchonero, cifró en su día en unos 200 millones el coste de las obras para el club rojiblanco, aunque no detalló a qué conceptos de dedicaría esa cantidad. El primer edil se limitó a afirmar que el club madrileño estaría obligado a construir varios accesos por carreteras y a levantar varios equipamientos deportivos municipales en dos parcelas pequeñas de las cinco que formaban parte de la operación.
Las obras de las que se beneficiará el Ayuntamiento de Madrid (accesos por carretera e instalaciones municipales) costarán solo 53,5 millones de euros. Las dotaciones municipales citadas en la jornada de este martes han sido pistas de pádel, de atletismo o cuatro pistas polideportivas cubiertas. Paralelamente, los trabajos que tendrán lugar en las parcelas privatizadas durante los próximos 75 años, que explotará comercialmente el Atlético de Madrid, alcanzarán los 200,3 millones de euros de inversión. Además de las instalaciones privadas ya citadas, se levantará una residencia formativa del club o un centro de alto rendimiento.
Todos los intervinientes han presumido de “la colaboración público-privada”. “Nos va a permitir continuar en lo que son las bases de las políticas deportivas de este Ayuntamiento”, ha asegurado Almeida sobre la iniciativa. Después de su intervención, el regidor ha acompañado a Cerezo, Gil Marín y un grupo de canteranos del Atlei u otras entidades deportivas del distrito en la introducción de varios elementos en una urna: un banderín del Ayuntamiento de Madrid, otro del equipo colchonero, un tercero del Club Suanzes de deporte y ocio, un USB con detalles del proyecto o hasta un billete de 20 euros que el alcalde ha mostrado al público y se ha pasado por la solapa.
A continuación, la comitiva se ha desplazado a la parcela 1 del recinto que constituirá la futura Ciudad del Deporte para enterrar dicha urna en ella. Almeida y Cerezo han arrojado tierra a la caja acristalada, que ha quedado sepultada guardando en su interior esos elementos característicos del deporte en el barrio y esos 20 euros ya perdidos.