Las peatonalizaciones favorecen las ventas del pequeño comercio (hostelero) en centro y periferia
¿Peatonalizar una calle favorece su comercio o lo perjudica? Opiniones hay muchas y encontradas, como podemos comprobar cada vez que salta a la prensa la noticia de la peatonalización de una vía conocida. Los detractores aplican la lógica inapelable de que las barreras de acceso a los coches alejan a sus clientes; quienes están a favor, utilizan otra lógica igual de inapelable que centra el argumento en que un entorno más amable para el peatón favorece su tránsito y, por consiguiente, su afluencia y consumo en los comercios.
Acaba de darse a conocer un artículo científico en la revista Cities que entra al debate con números y pretende dar argumentos cuantitativos para esta discusión recurrente. Los investigadores de Street pedestrianization in urban districts: Economic impacts in Spanish cities pertenecen a la Universidad de Tokyo, el MIT, el Istituto di Informatica e Telematica (Consiglio Nazionale delle Ricerche) y el Data Strategy área del BBVA, entidad bancaria cuyos datos han servido para elaborar el paper.
Los autores del artículo consideran en las motivaciones de su investigación que los cierres y medidas de movilidad relacionadas con la COVID-19, por la necesidad de favorecer el distanciamiento y la consideración social de las calles más allá del tráfico rodado, han llevado a poner de moda un diseño de ciudad más centrado en el ser humano. A pesar de que el debate sobre las peatonalizaciones está en la esfera pública desde hace años, y que se ha estudiado mucho cualitativamente, no abundan las investigaciones que, como esta, entren al apartado de los números con la amplitud geográfica que este estudio ofrece.
Para abordar el tema, se ha creado un conjunto de datos de transacciones comerciales a partir de la información de las tarjetas y terminales de un importante banco español para estimar los volúmenes de ventas de catorce ciudades de España entre los años 2010 y 2012. Posteriormente, los investigadores han obtenido el historial de cambios en el uso del suelo a partir del conjunto de datos de Open Street Map (OSM), considerando la misma ventana temporal. Dividiendo en cuadrículas las ciudades y aplicando distintos métodos de análisis (estadísticos o de análisis de matrices, entre otros), han puesto en relación los volúmenes de ventas con los cambios en las calles.
El primer resultado interesante es que las tiendas situadas en entornos peatonales registran mayores volúmenes de ventas que aquellas que están en calles no peatonales. Otra de las conclusiones relevantes del estudio es que la localización de la zona peatonalizada no es un factor clave en el incremento de ventas. En otras palabras, no hay una diferencia significativa, desde la perspectiva económica, entre peatonalizar una calle más o menos céntrica.
Pero hay que tener en cuenta algunas cosas más y las peculiaridades concretas de cada caso. Los investigadores han encontrado que la diferencia en el volumen de ventas de las tiendas es superior en las ciudades pequeñas y medianas que en las grandes, por ejemplo.
Además, la profundidad del análisis es mayor para las ciudades de Madrid, Barcelona y Valencia. Aquí se encontró que la densidad de tiendas es un factor importante: a más densidad de tiendas, más se produce el incremento de transacciones. Pero no de cualquier tipo, la naturaleza del comercio es importante para que se confirme la máxima: los favorecidos por la peatonalización son los distintos establecimientos de hostelería, mientras que la tendencia en la venta para tiendas de artículos corrientes no se ve incrementada por el cambio de movilidad de la calle.
En el caso concreto de Madrid, de hecho, el entorno de mayor densidad de tiendas no pertenecientes a la categoría hostelera en toda la ciudad tiende a generar menores volúmenes de ventas con la peatonalización que antes de la intervención.
Los autores destacan las limitaciones de su estudio, que tienen que ver con la imposibilidad de ofrecer resultados relevantes para ciudades más pequeñas o la conveniencia de observar periodos más amplios para ganar perspectiva. Cabría añadir, probablemente, la necesidad de poner estos datos a bailar con análisis que atiendan a otros impactos sociales, tanto positivos como negativos. El efecto de la peotanalización en la calidad del vecindario más allá de sus consecuencias comerciales, por ejemplo. Pero también cabría preguntarse –y habría que confrontarlo a la evidencia– si la mayor rentabilidad de la hostelería pone en peligro el resto de comercio de proximidad de la zona peatonalizada. Seguiremos con atención el transcurso del debate científico para aplicarlo a las discusiones
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