El Real Madrid ve frustrados sus planes millonarios con la suspensión de los conciertos y las obras de los parkings

Guillermo Hormigo

Madrid —
4 de octubre de 2024 22:15 h

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Pasearse por los alrededores del Santiago Bernabéu es atravesar una calma tensa. No por sentir las emociones previas a un partido de fútbol, como históricamente, sino por percibir la tranquilidad después de la tormenta en la que ha desembocado el conflicto vecinal con el Real Madrid y el Ayuntamiento de la capital. Primero llegó la cancelación por parte del club presidido por Florentino Pérez de unos conciertos que habían superado ampliamente los niveles de ruido permitido. Solo dos semanas después, el Juzgado de la Contencioso-Administrativo número 30 de Madrid ordenaba detener los trabajos de construcción en los parkings junto al recinto deportivo.

Sendos reveses a los planes del Real Madrid comprometen las cuentas de la entidad. El conjunto merengue cerró un acuerdo con el grupo inversor Sixth Street y el conglomerado estadounidense de entretenimiento Legends Hospitality por el que habría recibido 360 millones de euros. El Real Madrid se comprometió a cambio a ceder el 30% de las ganancias de los conciertos y otros eventos que acoja el Santiago Bernabéu, según informó el Financial Times.

Formalizada la transacción, se crearía una nueva sociedad para administrar las ganancias del estadio, y de esta forma, los ingresos por eventos y conciertos en el Santiago Bernabéu se dividirían en un 70% para el Real Madrid y un 30% para Sixth Street. El acuerdo tiene una duración prevista de veinte años. Pero la paralización de unos eventos que ahora tienen su continuidad en entredicho deja en el aire tanto el desarrollo del acuerdo como la forma en la que el Real Madrid devolverá la inversión externa inicial.

El club esperaba ejecutar igualmente un lucrativo negocio con los parkings subterráneos junto al estadio. Las obras incluyen la apertura de dos aparcamientos para más de 2.000 vehículos. El más grande de ellos se encuentra junto al paseo de la Castellana y el segundo discurriría por debajo de la calle Padre Damián, donde también estaba planteado un túnel que absorbería la mayor parte del tráfico generado por la infraestructura.

Ambas infraestructuras están siendo construidas gracias a un concurso que el Ayuntamiento convocó a instancias del Real Madrid y al que solo se presentó la entidad presidida por Florentino Pérez. La concesión incluye la explotación de las infraestructuras durante los próximos 40 años, así como el disfrute de 20.000 metros cuadrados de espacio público anexo para organizar eventos.

Según el acuerdo del Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida con el club blanco, este gestionará un negocio cifrado en 470 millones de facturación a lo largo de los próximos 40 años a través de la sociedad de reciente creación Aparcamientos del Santiago Bernabéu S.L. (que tiene como consejero y apoderado al gerente del Bernabéu José Ángel Sánchez “JAS” y como presidente a Santiago López-Vilas, el último fichaje empresarial de Florentino Pérez). El periodo de explotación podría incluso ampliarse a 46 años en el caso de que sea necesario “restablecer el equilibrio económico del contrato en las circunstancias previstas”, según se plasma en el documento.

Un plan frustrado por una amplia y poderosa masa vecinal

Dos asociaciones vecinales denunciaron esta concesión en los juzgados, que fue tumbada por la justicia ya en mayo, aunque la orden de paralización se postergó cuatro meses. Las mismas agrupaciones vecinales han vigilado y denunciado la situación de los conciertos (con la inestimable ayuda de la cuenta viral @RuidoBernabeu), forzando a que el Real Madrid se viera abocado a paralizarlos al menos hasta abril. En esa fecha prevé haber mitigado las emisiones, pese a las dudas que esto genera en distintos expertos incluso si la entidad deportiva ejecute una nueva inversión millonaria.

La cuestión de los conciertos también ha llegado a los tribunales en querellas criminales contra “JAS”, Almeida y el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante. La basan en la superación de los niveles de ruido permitidos, ya que en algunos casos se llegaron a rozar los 85 decibelios con un límite legal inferior a los 60. Pero también en la utilización de una licencia extraordinaria (otorgada por la Comunidad de Madrid cuyo Gobierno preside Isabel Díaz Ayuso) para albergar eventos musicales en un recinto de uso deportivo, incluso cuando la periodicidad de los conciertos (de Taylor Swit, Karol G o Duki) había superado ya la de los partidos.

Así, la situación del Real Madrid es el fruto de la batalla legal, social y mediática de la Asociación de Perjudicados del Bernabéu y de la Asociación Iniciativa Vecinal en Defensa del Medio Ambiente y contra el túnel en Paseo de la Habana-Padre Damián. Entre ambas superan los 2.000 miembros, una masa social que devuelve Chamartín poco a poco a la normalidad, aunque saben que sus victorias son solo momentáneas.

La nueva normalidad del Bernabéu: más tranquilidad que silencio

“Por fin puedo dormir por las noches”, se desahoga una vecina de la calle Rafael Salgado que conversa con Somos Madrid a unos metros del Bernabéu. José Manuel Paredes, portavoz de la Asociación de Perjudicados, ya contó a este periódico que una de sus principales razones para implicarse en la lucha fue la situación de su hijo: “Muchas mañanas se levantaba sin pegar ojo y tenía que ir así a un examen”.

Regina conversaba hace poco con este medio como vicepresidenta de una de las comunidades de vecinos que ha recibido cartas manuscritas de vocales vecinos del Partido Popular de Chamartín, solicitando que se reúnan en privado (y sin implicación de las asociaciones) con la concejala presidenta del distrito, Yolanda Estrada. La residente aprovechó la ocasión para extender su descontento por los conciertos más allá del ruido: “El público es muy diferente al del fútbol. Se quedan por la zona mucho tiempo después de que acaben los eventos y tenemos que soportar peleas, basura, que orinen en nuestra puerta y muchísimo jaleo”. Protestaba contra el interés de Florentino Pérez por crear “un parque temático, un Disneyland Madrid, al lado de nuestras casas”.

“El fracaso de Florentino Pérez ha venido porque se cree que la ciudad es suya y puede hacer lo que le dé la gana. Si le das una colleja al alcalde también piensas que puedes sangrarle a su Ayuntamiento y a sus vecinos sin que hayas consecuencias”, asegura Luis, encendido propietario de una vivienda en las inmediaciones del Bernabéu al que los problemas en los accesos por las obras y los conciertos han “martirizado”. Considera que “ni Almeida ni el Madrid se esperaban una respuesta tan contundente, consensuada y certera por parte de gente que, más allá de orígenes o circunstancias dispares, estamos acostumbrada a ganar”.

El fracaso de Florentino Pérez ha venido porque se cree que la ciudad es suya y puede hacer lo que le dé la gana. Si le das una colleja al alcalde también piensas que puedes sangrarle a su Ayuntamiento y a sus vecinos sin que hayas consecuencias

Pese a que sabe que de momento es pasajera, Luis valora la tranquilidad que vive ahora el barrio, aunque sea más simbólica que real. No solo porque varios cazas sobrevuelan el cielo ensayando para la puesta en escena del 12 de octubre, sino porque todavía siguen las obras de la reforma del propio estadio y las de ampliación de la estación de Metro de Santiago Bernabéu.

De hecho, cuando Somos Madrid acude al lugar todavía permanece al aire libre gran parte de la maquinaria de los trabajos en los aparcamientos. Permanecen asimismo socavones en la tierra y algunos operarios llevan a cabo diversas tareas. El motivo es que todavía continúa vigente el período de diez días concedido por el Consistorio al Real Madrid para acondicionar la zona antes de desmantelar las obras.

Elena, vecina que tiene en Chamartín su “primera vivienda”, se muestra “un poquito más aliviada” ante el hecho de que no vayan a repetirse algunos de los incidentes que han dejado las obras. Aunque la fuga de gas que en mayo obligó a cortar el tráfico y la línea 10 de Metro parece más asociada a los trabajos en el propio estadio, las de los aparcamientos provocaron desprendimientos y socavones imprevistos en septiembre. A causa de ello se produjeron filtraciones de agua que anegaron varias plantas del parking subterráneo.

Claro que la tranquilidad va por barrios, y en algunos genera más inquietud que seguridad. La mayoría de hosteleros y propietarios de los alrededores prefieren no atender las preguntas planteadas. Los que sí lo hacen admiten que “los conciertos ayudan al negocio debido a que atraen muchísima gente”, mientras que las obras de los aparcamientos “apenas afectan a la clientela, si acaso a quienes trabajamos porque tienes que venir con más tiempo para aparcar”.

Unas pérdidas que en cualquier caso serán insignificantes comparadas con las que deberá enfrentar el Real Madrid si las paralizaciones de las obras del parking y de los conciertos se prolongan en el tiempo. “Yo espero que les joda, con perdón, lo menos posible. Porque soy muy merengón”, dice Luis. “Pero antes de nada soy una persona que quiere vivir tranquila y que las cosas se hagan como es debido”, sentencia.