Rebelión en las familias de un colegio concertado de Madrid por la imposición de tablets en el aula: “Es discriminatorio”

Decenas de familias de un concertado del madrileño distrito de Salamanca acaban de estallar contra la política de su colegio para el uso intensivo de las tabletas digitales, en sustitución de los libros de texto. Hasta 140 madres y padres han firmado una carta para que el centro abandone estos aparatos como principal herramienta de trabajo de los alumnos desde los diez años. 

Las 140 madres y padres que firman la petición, a la que ha tenido acceso este periódico, expresan su negativa a la imposición de las tablets apoyándose en estudios recientes sobre el uso de estos dispositivos y sus consecuencias. “Sustituir los libros de texto por dispositivos digitales va más allá de un cambio en el método educativo”, explican en declaraciones a Somos Madrid. Este cambio -añaden-, conlleva otras implicaciones, muchas de ellas negativas, para la salud de los niños y su desarrollo cognitivo, racional, afectivo y educativo básico.

¿De dónde vienen estas reticencias? Hace dos cursos, el Colegio Sagrada Familia Corazonistas de la calle Jorge Juan decidió incorporar el uso de tabletas en clase a través del proyecto One To One. Este modelo educativo introduce estos dispositivos electrónicos individuales en la enseñanza diaria y aboga por la supresión de los métodos tradicionales en asignaturas como matemáticas, lengua, ciencias naturales o ciencias sociales a partir de 5º de Primaria y hasta 2º de ESO, aunque la intención es extenderlo a lo largo de todo este último ciclo. Para implementarlo, se incorporan las licencias digitales de los libros de texto a las tablets y los alumnos acceden a los contenidos desde el aparato. 

El colegio concertado apunta que el proyecto se ha desarrollado “desde la coherencia y el sentido común”, compatibilizando las tablets en todo momento con el uso de cuadernos y lecturas en papel, en declaraciones a Somos Madrid. También aseguran que se estos dispositivos se implementaron “tras escuchar la opinión de distintos miembros de la comunidad educativa” y con la aprobación previa del Consejo Escolar del centro. 

Las familias, sin embargo, piensan que su opinión no ha sido tenida en cuenta: en el escrito remitido a la dirección escolar hacen referencia a los efectos perjudiciales que tienen los dispositivos digitales en aspectos como la pérdida del sentido de relevancia, distracción, adicciones o pérdida de la atención. Y citan que neuropsicólogos y doctores en tecnología advierten de que “una continua exposición por parte de los alumnos a las pantallas supone una disminución en la capacidad de concentración” por lo que, a la larga, leer textos largos y centrarse en la comprensión lectora se vuelve una tarea complicada para algunos niños. 

También aluden a posibles riesgos oftalmológicos: “La exposición a las pantallas aumenta notablemente el riesgo de sufrir miopía, fatiga ocular, dolores de cabeza y ojo seco entre otros”. Consideran inaceptable que los niños vayan a hacer uso durante cuatro o cinco horas diarias de las tablets, mientras que expertos en la materia no recomiendan permanecer más de dos horas por día delante de una pantalla. 

“Pensamos que educar en el uso intenso de las nuevas tecnologías compete a los padres, solo nosotros sabemos cuándo nuestros hijos están preparados para su uso responsable”, aseguran las familias afectadas. No todos los alumnos cuentan con la misma madurez o circunstancias familiares, por lo que algunas familias consideran que educar en las nuevas tecnologías entregando un dispositivo a niños de edades tan tempranas no es la mejor técnica pedagógica y piden al colegio que respete su postura. “Hay niños con dificultades para los que el uso de estas tablets puede ser devastador”, cuenta el padre de una de las alumnas.

"Solo nosotros sabemos cuándo nuestros hijos están preparados para un uso responsable de las tablets"

Las familias temen que la implementación de estos dispositivos digitales dé lugar a la desatención educativa de niños y niñas que necesitan un mayor apoyo o que cuentan con dificultades concretas de aprendizaje. “Si un alumno no tiene una buena comprensión lectora en papel es difícil que mejore leyendo en un medio digital en el que está expuesto a muchos estímulos”, apuntan las familias. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que usar solo las pantallas como soporte de contenidos hace que el desarrollo de áreas responsables de tareas como el lenguaje, las habilidades cognitivas o psicomotrices se vean afectadas. 

Otro de los grandes temores es que los niños puedan tener acceso a contenidos inadecuados. “Ya ha pasado”, indica el progenitor de una alumna. A pesar de que los dispositivos cuentan con filtros que vetan este tipo de contenidos, a veces fallan. “Podemos confiarnos de la seguridad que aparentan tener las tablets y eso puede conllevar que nos relajemos en su control, aumentando el número de niños por clase que han visto contenidos nocivos para su edad y la posibilidad de contactar con ciberdelincuentes”, afirman las familias. En relación con este “control”, las madres y los padres creen que el uso de estos dispositivos trae consigo la obligación de supervisar constantemente a los niños. “No estamos de acuerdo con la carga que se está imponiendo, no es viable. La dejación tampoco es una alternativa responsable. Se deja a los padres indefensos y sin alternativas”, señalan. 

En la búsqueda de estudios que avalen las ventajas del uso de las tablets a nivel educativo, las familias no han encontrado ninguno que confirme los supuestos beneficios del proyecto One To One. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe Students, Computers & Learning asocia el uso intensivo de los dispositivos en el colegio con un empeoramiento significativo de los resultados académicos. Los países que han invertido mucho en nuevas tecnologías en la educación no muestran mejoras apreciables en lectura, matemáticas o ciencias. En cambio, los que no han hecho esa inversión, han mejorado rápidamente sus resultados en todos los parámetros.

“Creemos que la mejor forma de preparar a nuestros hijos para el mundo digital no consiste en facilitarles el acceso a servicios y dispositivos de alta tecnología, sino potenciando la lectura, las matemáticas, el pensamiento crítico y la sólida formación humanística”, apuntan las familias. “No queremos que nuestros hijos pasen la mayoría de su escolarización delante de una pantalla aprendiendo a usar aplicaciones y dispositivos que estarán obsoletos mucho antes de su llegada al mundo laboral”, añaden. 

Entre todos los aspectos que preocupan a las familias, la posibilidad de que sus hijos se sientan desplazados por no tener tablet es uno de los que más les preocupa. “Las tablets son discriminatorias tanto socialmente, ya que hay padres que no pueden supervisar su uso, como económicamente, dado su coste”, explican. En este sentido, la dirección del centro asegura que “si se manifiestan dificultades económicas para la adquisición del dispositivo, el colegio ofrecerá alternativas e incluso, en algunas ocasiones, el préstamo del mismo”. 

Y luego está la deriva legal. Las madres y los padres aseveran que inducir u obligar a pagar en un colegio concertado vulnera el artículo 88 de la Lomloe: “En ningún caso podrán los centros públicos o privados concertados percibir cantidades de las familias por recibir las enseñanzas de carácter gratuito, imponer a las familias la obligación de hacer aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas, que requieran aportación económica por parte de las familias de los alumnos”. No quieren tener que sacar a sus hijos del centro por esta imposición. “Cambiar un alumno de centro supone un daño para él y no queremos hacer pasar a los niños por eso”, cuentan. Por esta razón, solicitan al colegio que, si no abandona este programa, ofrezca una alternativa a los padres que no comparten el actual enfoque del modelo, ya que tienen derecho a que sus hijos e hijas sigan asistiendo y recibiendo su educación sin pantallas o con un uso muy limitado de las mismas.

La dirección del colegio ha trasladado a este diario su intención de mantener esta iniciativa en vigor a lo largo del tiempo y asegura que el centro únicamente se ciñe al cumplimiento actual de la ley educativa y, “en el marco de su autonomía pedagógica, apuesta por la competencia digital, con el fin de dar respuesta a la realidad social actual”.

Este curso todavía no se ha informado a las madres y los padres de cuáles serán las condiciones de la compra, las características de los dispositivos y su precio, aunque han sido convocados el próximo 16 de noviembre a una visita en la que el centro dará a conocer el proyecto One To One a las familias. “No nos han contestado al escrito y pretenden contrarrestar cinco folios de argumentos con una visita al colegio”, denuncia uno de los padres afectados. Las familias consideran que están jugando al despiste: “Quieren vendernos las tablets sin reflexión alguna, como antes se hacía con el bilingüismo”. Por el momento, las 140 madres y padres que han firmado la carta se mantienen firmes en sus ideas y no piensan dar su brazo a torcer.

Un modelo educativo en alza

A diferencia de otros colegios concertados de la capital, el Sagrada Familia Corazonistas no obliga ni a la firma de un contrato ni a la compra del dispositivo en un establecimientos específico. Las familias han de escoger la tienda y el pack que deseen. En el caso de los Corazonistas, existen tres opciones: comprar el dispositivo, el seguro y los servicios que propone el centro (738,91 euros), el dispositivo y los servicios (629,91 euros) o únicamente los servicios con un dispositivo externo (144,95 euros), según los precios que manejaban hace dos cursos.

El dispositivo, sin embargo, está restringido: en la información recibida por los padres en 2021, el colegio indicaba que debían comprar un iPad de la séptima generación con 128 GB de memoria o superior. Además, debían adquirir uno de los packs indicados, sin dar en ningún momento la opción de renunciar al uso de las tablets. En el comunicado también informaban a las familias del cobro obligatorio de diez euros anual como cuota tecnológica y de la multa de 80 euros en caso de desconfiguración del dispositivo. Además, a pesar de que no es el colegio el que cede las tablets, la configuración de los iPads se lleva a cabo en el centro y su uso es colegial, por lo que los profesores supervisan la gestión y no se puede hacer un uso libre del dispositivo por parte de la familia.

El Sagrada Familia no es el único centro concertado en el que se promociona la compra de estos dispositivos. A principios de octubre, algunas familias del Colegio Fundación Caldeiro denunciaron la implantación de ordenadores portátiles en el centro por los que les obligaban a pagar 1.200 euros y a firmar un contrato durante cuatro años, según desveló una investigación de Somos Madrid. Hay más casos en otros centros escolares. Entre los llegados a este periódico está el de una madre que ha preferido mantener su anonimato y el del colegio de sus hijos, asegurando que en su centro les “obligan de una forma entredicha a adquirir un iPad apostando por una comunicación escasa, confusa, enrevesada y hasta contradictoria”.

Las familias de este centro también se han organizado para trasladar su negativa a la dirección del colegio sin éxito alguno: “Se han mostrado absolutamente inmóviles en su posición y negados al diálogo o a alternativas, nos llegaron a tachar de negacionistas por presentar dudas”. En este caso, los padres optaron por informar al gobierno de la Comunidad de Madrid sobre su situación. “Aún esperamos respuesta”, señala la madre afectada.

Las familias que han contactado con la consejería de Educación no han recibido ningún tipo de solución ni ayuda y consideran que “la Comunidad respalda estos modelos discriminatorios”. Este lunes, el consejero de Digitalización, Miguel López-Valderde, se hizo eco durante un desayuno informativo del compromiso de la región con este tipo de proyectos. “La Comunidad de Madrid mantendrá los libros físicos y digitales en los colegios y educará a las familias para que los más pequeños no se enganchen a las redes sociales”, aseguraba.