La estampa se repite cada tarde en la plaza de Callao, en el corazón de Madrid: una fila de trípodes toma el espacio público y, a su alrededor, varios grupos de personas sujetan micros, escriben en el móvil o ajustan detalles en sus cámaras. No hay ninguna última hora que la televisión venga a cubrir, ni siquiera uno de esos estrenos tan habituales en los cines de la zona que congregan a personalidades del cine y las series. Se trata de influencers o creadores de contenidos en redes que han encontrado en Callao la horma de su zapato. Un lugar que se ajusta a la perfección, dicen, a sus intereses y a los de su audiencia.
Lo cuenta Yasser, más conocido en redes como @realconnectshow o Real Connect TV, un joven de origen dominicano que lleva dos años en el mundillo. Tiene más de 77.000 seguidores en Instagram, casi 14.000 en TikTok y cerca de 50.000 suscriptores en YouTube. “Soy uno de los primeros que empezó a crear contenido en Callao”, presume antes de nada en su conversación con Somos Madrid. “Sácame en el periódico”, pide luego. Su actitud efusiva y diligente contrasta con la de algunos de sus compañeros y compañeras de gremio, que prefieren no hablar con la prensa o hacerlo desde el anonimato. “Siempre nos dejáis mal”, aseguran.
Yasser, en cambio, no se corta un pelo. Relata que en sus inicios, “antes de poder vivir de esto”, se dedicaba específicamente a la edición de vídeo, después de estudiar márketing en Alemania. Comenzó en el sector con un amigo youtuber, que “en un rato también vendrá para acá”. Porque la plaza “ahora se ha llenado y masificado de gente que nos dedicamos a esto”.
“Un punto de encuentro para gente que creamos contenido”
Según Yasser, él se adelantó a la tendencia por sus conocimientos en el mundo del márketing: “Hice un estudio de campo y después de crear contenido aquí, en Sol, en Gran Vía, en Malasaña o en Plaza de España me di cuenta de que a la hora de preguntarle a una persona si puede responderte una encuesta ningún sitio funciona como Callao. La gente va al Retiro, por decirte otro lado, a hacer deporte o pasear. No para que se le aparezca un tío con un micro. Sin embargo, todo el que pasa por aquí viene a hacerse una foto con el cartel de Schweppes o grabarse un vídeo con la pantalla del cine de Callao de fondo”.
“Está lleno de turistas y es un poco nuestro Times Square. Así que es más fácil conseguir que te regalen cinco minutos. O alargarlo luego a 15 o 20 si ves que la dinámica funciona”, explica. Además, con la proliferación de publicaciones salidas de Callao (Yasser intenta grabar un vídeo al día) ya han conseguido que a veces sean los propios seguidores quienes se acercan a que les graben.
“Al final venimos aquí porque hay mucho tránsito de gente. Y de gente que quiere grabar”, apuntan otros influencers que prefieren opinar desde el anonimato y definen sus contenidos como “entrevistas polémicas, sobre feminismo o política, buscando los extremos”. Pese a que apenas llevan tres meses con este tipo de vídeos desde Callao, ya viven de ello. Describen el espacio, en el que pasan de media “dos o tres horas al día”, como “un punto de encuentro para gente que creamos contenido, donde nos ayudamos entre todos”. Para Yasser “hay una magia especial”.
Morbo y falsa espontaneidad
Claro que se trata de una magia más física que espiritual, muy de instintos primarios. “Lo mío es el morbo”, reconoce. De hecho, en su descripción de Instagram presenta sus contenidos como “preguntas curiosas, morbo y humor”. El segundo de los tres elementos es el más importante. “Cuando empecé, mi amigo hacía contenido basado en entrevistas sobre sexo, relaciones, OnlyFans... Yo intentaba tirar más por cosas random o incluso con un punto social, por ejemplo sobre el dinero que necesitan para sobrevivir en Madrid. Pero al final funciona lo que funciona y el algoritmo tira por lo que tira”.
Decía Yasser que trata de conseguir un clip cada día, pero no siempre los lanza cuando los filma. Suele guardar contenido para el invierno por motivos de índole comercial: “¿Qué es lo que vende? Una tía bien presentada con un cuerpazo, no que se esté cubriendo con un abrigo. En invierno, por muy buena que esté la tía, el abrigo esconde. En verano, por la pura necesidad del calor, llevan menos ropa y esos vídeos se hacen mucho más virales”, expone sin ningún tipo de rubor.
¿Qué es lo que vende? Una tía bien presentada con un cuerpazo. En invierno, por muy buena que esté la tía, el abrigo esconde. En verano, por la pura necesidad del calor, llevan menos ropa y esos vídeos se hacen mucho más virales
Su estrategia es la más repetida por el resto de creadores contenidos de la plaza, que detienen principal y casi exclusivamente a chicas jóvenes para pedirles participar, ya sea con el objetivo de someterlas a cuestionarios comprometidos o para juegos aparentemente más inocentes. Uno de ellos da muestra de cómo se construye en muchos casos la supuesta espontaneidad de TikTok: un chico pide a dos chicas que dibujen en una pequeña pizarra en solo tres segundos lo primero que se les ocurra y él irá a comprarlo. Antes de darle al play, indica a las jóvenes lo que deben pintar y estas deben fingir después total improvisación. Yasser también habla de la importancia de detalles como “meter una musiquita de piano” si te cuentan algo triste.
Otras veces la falsa espontaneidad no es tan inocente. Le ocurre a Aya, a la que otro de los influencers que echa la tarde en Callao detiene para un vídeo. Segundos después de que rechace aparecer en el vídeo y se marcha junto a un amigo, la joven atiende las preguntas de este diario sobre las peticiones que le han planteado. “Es lo típico que está todo montado y preparado. Me querían preguntar cuánto me tiene que pagar un chico para estar con él y yo tenía que responder con la cifra que me dan de antemano. Eso lo que hace es provocar una polémica, porque en los comentarios vas a ver que te llaman aprovechada o mantenida. Yo para quedar así prefiero no salir. Aunque sea un montaje muchísima gente se lo cree”.
Después de declinar participar con ese formato, el creador de contenido le dio la alternativa de opinar sobre el hecho de que dos amigos mantengan relaciones sexuales y las consecuencias de ello. “Le he respondido que tampoco quería aparecer hablando de eso, porque al final cada uno tiene su punto de vista y yo ahí no me meto”. Aya cuenta que ya salió una vez en un vídeo para redes sociales: “Me dio muchísima vergüenza y no me trajo nada bueno, y mira que esa vez era todo una cosa superingenua”.
Me querían preguntar cuánto me tiene que pagar un chico para estar con él y yo tenía que responder con la cifra que me dan de antemano. Eso lo que hace es provocar una polémica, porque en los comentarios vas a ver que te llaman 'aprovechada' o 'mantenida'
Admite que ella misma consume en ocasiones este tipo de contenidos. “Y eso que sé perfectamente que es mentira”, apostilla. Lamenta que este tipo de formatos “alimentan una comunidad que sí se cree esas historias que se montan”. Aya concluye con una curiosa paradoja: “Buscar seguidores y visualizaciones a base de esto me parece un poco antiguo, por muy nuevas que se vendan todas estas redes sociales”.