Los vecinos de la zona de Campamento serán los grandes perjudicados por el proyecto actual de soterramiento de la A-5. La decisión municipal de empezar el túnel a la altura del cruce con la calle Illescas en lugar de pasada la avenida de los Poblados dejará a la mayoría del barrio encajonado -como sucede actualmente- por tres grandes carreteras, y sus habitantes verán cómo se incrementa el tráfico por los cambios de direcciones asociados a colocar bajo tierra el paseo de Extremadura.
El estudio de movilidad que acompaña al proyecto de obras, cuya licitación acaba de publicar el Ayuntamiento, revela un importante incremento del tráfico en la carretera de Aravaca y también en la propia avenida de los Poblados. Los datos a los que ha tenido acceso Somos Madrid indican una fuerte subida de la circulación de coches asociada a la eliminación de la entrada directa a la A-5 por la carretera de Boadilla, que se convierte casi en su totalidad en una vía de salida de la ciudad.
La nueva configuración del tráfico mantendrá el conocido “triángulo de la contaminación”, en alusión a los numerosos tubos de escape que soportan en esta zona del distrito de Latina, encerrados actualmente entre la A-5 (con unos 4.000-5.000 vehículos/hora según cálculos municipales) y las carreteras de Boadilla (1.500 v/h) y de Aravaca (1.600 v/h). El soterramiento llevará unos 400-500 coches más a la carretera de Aravaca, sin que se produzca un descenso similar en la de Boadilla.
“Este aumento no compromete la capacidad de la vía”, asegura el estudio de movilidad, que sí que detecta posibles retenciones en todo el entorno durante las horas punta, especialmente en la carretera de Aravaca, en el futuro acceso subterráneo a la A-5 desde la avenida de los Poblados y en la salida de esta hacia Boadilla.
Los cambios en la movilidad de la zona se completarán con una nueva rotonda sobre el inicio del túnel, que distribuirá el tráfico procedente de la calle Illescas, y otra más situada en la avenida de los Poblados, para repartir los vehículos hacia una de las entradas del nuevo túnel. Esta última contará con semáforo y permitirá el cambio de sentido a la altura de la calle Flor del Coral para acceder al ramal de entrada a la nueva A-5 subterránea.
En superficie, las nuevas zonas peatonales creadas con el soterramiento apenas se notarán en Campamento, pues el barrio solo disfrutará de 180 metros de autovía cubierta, con los nuevos jardines situados al otro lado de la nueva carretera en superficie de dos sentidos y el carril bici que se creará en paralelo a esta última.
“Los vecinos de Campamento son los grandes damnificados del gran proyecto de legislatura del PP. No solo se quedan fuera del soterramiento, sino que su barrio se va a convertir en una zona de paso de todos los flujos que quedan afectados por el soterramiento incrementándose el tráfico en este entorno residencial” aseguran desde Más Madrid, en palabras del concejal Álvaro Fernández Heredia.
“Lejos de resolverles nada, antiguas reivindicaciones como eliminar el tráfico de paso de la carretera de Boadilla empeoran aún más, por no hablar de la pérdida de accesibilidad al transporte público como consecuencia de la reordenación de sentidos de las calles para favorecer este tráfico de paso”, añade recordando que con el soterramiento se perderán las paradas de los buses interurbanos que antes daban servicio al barrio y conectaban la zona rápidamente con el centro de la capital y con localidades como Alcorcón o Móstoles.
También lamentan la solución final desde la Asociación de Vecinos de Campamento, al conocer el impacto del tráfico después de las obras. Lo dicen al comprobar que finalmente su petición de que el primer proyecto de soterramiento cubra todo el barrio ha caído en saco roto. Los vecinos querían que el soterramiento llegara hasta el cruce con la calle Ceferino Ávila, pasada la avenida de los Poblados, algo que hubiera supuesto “menor trastorno para la vecindad” durante la fase de obras, asegura Andrés Piñeiro, presidente de la asociación.
Sus demandas se las han transmitido esta semana a la nueva coordinadora de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, María José Aparicio, con quien se reunieron hace unos días. Ella les indicó que para alargar el túnel sería necesario un cambio en la ordenación del plan general y que el trámite se podía extender dos años, por lo que se ha optado en dejar al Ministerio de Transportes esta parte del proyecto, ligado al futuro desarrollo de la Operación Campamento. En principio el nuevo túnel pasaría por debajo de la línea 5 de Metro, el escollo con el que se ha encontrado el consistorio a la hora de planificar este primer tramo soterrado.
“Es absurdo sacar el túnel para volver a meterlo, no entra en la cabeza”, se quejan los vecinos ante la perspectiva de soportar varios años de obras ahora para ver cómo empeora el tráfico en su barrio, para después, en una fecha aún indeterminada, sufrir más obras para el segundo soterramiento.
El peligro aumentará en la carretera de Boadilla
El paso de coches alrededor del barrio de Campamento ha cambiado mucho en los últimos años. Cuando se construyó apenas pasaban vehículos, pero los diferentes desdoblamientos de carreteras y los desarrollos urbanísticos en poblaciones como Pozuelo o Boadilla han incrementado notablemente el paso motorizado junto a sus casas, convirtiéndose en una zona con gran presión de la circulación.
El ejemplo más palmario es el que se da en la carretera de Boadilla, que la asociación vecinal pide que se convierta en una calle más del barrio pero que con el proyecto asociado al soterramiento se transformará en una vía de escape de Madrid de doble carril, con una velocidad máxima que aumentará de los 30 km/h a los 50 km/h si el Ayuntamiento no lo remedia.
“Los coches deberían ir a 20 km/h, porque hay un colegio a ocho metros”, puntualiza Andrés Piñeiro recordando que esta zona estuvo en el radar municipal para hacer un entorno escolar seguro, templando el tráfico. Un proyecto que los vecinos esperan que retome el equipo de Almeida con las nuevas obras. Además, recuerda que numerosos equipamientos deportivos y culturales del barrio se encuentran al otro lado de la carretera, en el lado de la Casa de Campo, con el consiguiente peligro al atravesar la vía. Tanto para llegar al centro cultural como a las pistas de BMX, el parque para mayores o a unas recientes pistas de ping pong es necesario cruzar la carretera y los pasos de cebra no son abundantes.
Mientras, el Ayuntamiento asegura en su informe de movilidad que aunque el tráfico no se reducirá, sí que lo hará la contaminación, ya que considera que el 90% de los vehículos que ahora pasan por la carretera de Extremadura lo harán de forma soterrada, y que sus gases serán filtrados a través de tres estaciones de ventilación. Los vecinos no se fían de esta capacidad de eliminar los contaminantes, pero en cualquier caso la mejora no llegará a Campamento especialmente, porque ellos no verán este filtrado de aire. “Con el soterramiento nos quedamos casi más fastidiados de lo que estamos”, se quejan.