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Bravo Murillo: la segunda calle con más peatones de España necesita ser recuperada para los viandantes

Peatones caminando por una acera de Bravo Murillo

Luis de la Cruz

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Mucha gente para tan poca acera. Un estudio coloca Bravo Murillo como la segunda calle comercial más frecuentada por los peatones en España, solo por detrás de la Gran Vía. Más allá de la curiosidad, el dato reaviva un debate que ha sido crucial en los últimos tiempos: la necesaria reducción del tráfico y mejora de las aceras de la calle.

La calle de Bravo Murillo cuenta, según el estudio de la empresa de soluciones tecnológicas para comercio minorista TC Group Solutions, con un tráfico peatonal medio de 12.320 personas, lo que sitúa a la tercera calle comercial más larga de Madrid (tras el Paseo de la Castellana y  Alcalá), como la segunda con más peatones de España. Por delante está Gran Vía, por la que transitan de media 15.679 peatones. A continuación, encontramos en la lista la calle Pelai, en Barcelona y la calle Preciados.

La compañía tiene una herramienta capaz de hacer esta evaluación del flujo peatonal para emplearlo en inteligencia de negocio para sus clientes y ofrece periódicamente informes públicos, también. Para ello, usa sensores que cuentan las personas que pasan hasta cinco metros por delante de los escaparates en las calles donde tienen presencia (en 900 ciudades de 30 países distintos).

Lo cierto es que los estudios generalizados sobre tránsito peatonal no son sencillos de hacer y escasean. Lo habitual es llevar a cabo conteos manuales en un tramo, repitiéndolos en periodos cortos (teniendo en cuenta hacerlos también en horas punta y valle, así como en laborables y fines de semana). También se pueden llevar a cabo conteos automáticos a través de sensores (como en el estudio de TC Group), cámaras, etc. En este artículo de 2016 de Ecomovilidad lo explicaban en más detalle.

En el portal de datos del Ayuntamiento encontramos algunas tentativas muy limitadas, como los aforos de peatones ofrecidos por horas en algunas calles –en general, muy céntricas– desde septiembre de 2019 y otras campañas anteriores que medían un número de puntos muy pequeño. Vamos, que no sobran datos globales sobre los flujos de peatones.

En realidad, no es la primera vez que el nombre de la calle de Bravo Murillo sale a relucir en alguno de los escasos estudios sobre sobre tránsito peatonal. Uno de 2013 la situaba como la segunda más transitada durante los meses de verano, solo por detrás del barcelonés Paseo de Gracia. La arteria de Tetuán y Chamberí adelantaba en periodo estival a la Gran Vía, dando idea de a la composición socioeconómica de sus peatones. Por cierto, esta medición arrojaba un tráfico peatonal medio más alto que el del estudio de TC Group Solutions para 2022.

Estas mediciones comerciales sirven para diseñar estrategias de marketing pero, para que a los ciudadanos nos sirvan de algo, tenemos que mirar a nuestro alrededor y poner los números a jugar con el entorno. La reseñable afluencia de personas desplazándose a pie se produce en una calle con seis carriles dedicados a los coches. En el tramo que atraviesa Chamberí no hay problemas reseñables de confort para el peatón, pero una vez se cruza la Glorieta de Cuatro Caminos en dirección norte, el coche se hace omnipresente, visual y acústicamente, mientras que las aceras de la calle comercial que articula el distrito de Tetuán se convierten en reuniones de cuerpos no aptas para melindrosos del contacto físico. En palabras de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán a este medio:

“En principio podría ser una grandísima noticia para Tetuán y para Bravo Murillo, pero es un arma de doble filo. Efectivamente, la calle es un importante motor económico de Madrid por su peso comercial y la cantidad de gente que reúne, pero no está preparada para esa carga, con unos espacios públicos y unas aceras que son anacrónicas y ridículas para su importancia. Nuestra realidad diaria, lejos de estar en el glamour que se podría imaginar de una calle señera del comercio madrileño, es soportar a todas horas tráfico rodado a gran velocidad, ruido constante, día y noche, y contaminación. Se traduce en un aislamiento entre ambas orillas de una calle que debería ser estructurante del distrito y es una barrera física y social”.

El debate de la peotanalización parcial de Bravo Murillo durante esta legislatura

Las asociaciones vecinales más importantes del distrito –Cuatro Caminos-Tetuán y Ventilla-Almenara– han elaborado un detallado diagnóstico de necesidades y reivindicaciones para intentar recabar el compromiso de los distintos partidos que concurrirán a las próximas elecciones municipales. Es significativo que el primer punto del documento consensuado, al que ha tenido acceso este medio, es el relativo a la reforma y pacificación de la calle Bravo Murillo entre Plaza de Castilla y Cuatro Caminos.

Las vecinales piden encargar un estudio de movilidad para definir la forma de que la calle pase a tener un único sentido, la implantación de un carril bici, la mejora de los espacios estanciales que jalonan el eje y, en definitiva, una política de reconquista peatonal de un Bravo Murillo que, dicen, “se encuentra configurado de manera que predomine el tránsito del vehículo particular, en su mayoría de paso”.

Entre los partidos de la oposición en el Ayuntamiento, el desequilibrio entre vehículos y caminantes también es un elemento central. Más Madrid es seguramente el grupo municipal que ha agarrado más decididamente el rábano por las hojas, convirtiendo la peatonalización parcial de la calle en su gran apuesta de legislatura.

Su proyecto Bravo Murillo Amable proponía eliminar los dos carriles de circulación de coches en sentido sur, dejando uno solo en dirección norte y otros dos carriles bus (uno en cada dirección). La propuesta fue rechazada por PP, Ciudadanos y Vox en el pleno de Cibeles.

El debate ha alcanzado a otros partidos y ámbitos de la sociedad civil del distrito durante esta legislatura. En febrero de 2021 las Juventudes Socialistas de Tetuán lo debatieron en un foro titulado Medioambiente, sostenibilidad y urbanismos alternativos en el distrito de Tetuán. En el transcurso del debate Miguel Álvarez (ingeniero de caminos, experto en movilidad sostenible y miembro del colectivo Nación Rotonda) planteó una posible “reforma aceptable de Bravo Murillo” que, con vocación realista, volvía a incidir en la posibilidad de quitar un carril en cada sentido. Saliéndose del guion habitual del bulevar simétrico proponía una solución un poco más sofisticada:

“Se podría, incluso, hacer girar la traza de la parte peatonalizada de la calle a lo largo de su recorrido, dejando grandes salones estanciales a un lado o al otro en determinados puntos. Por ejemplo, frente al mercado Maravillas o el centro de salud”

Desde la cuenta de twitter @SOSBravomurillo se lleva a cabo diariamente una intensa actividad de observación y propuestas sobre la calle. Al habla con este medio, explican su sorpresa con la falta de respuestas políticas al problema del tráfico por parte del actual equipo rector en la Junta de Distrito y el Ayuntamiento:

“No entendemos por qué no se han presentado proyectos alternativos cuando se han rechazado otros aduciendo que no ofrecían respuestas técnicamente adecuadas al problema. Hemos esperado una legislatura entera estas alternativas técnicas, pero se termina y la respuesta es: ninguna. Los argumentos para no llevarlo a cabo son tibios”.

Los responsables de la cuenta han pensado mucho acerca de la pacificación del tráfico en la calle, que ven muy posible además de necesaria. Hablan del efecto evaporación del tráfico que se produce cuando una intervención urbanística quita protagonismo al coche, y explican que la gran mayoría del tráfico que soporta la calle no para en el distrito, sino que proviene de vecinos de municipios del norte que entran en la ciudad; un tipo de tránsito que requiere velocidad, pocos semáforos y, por lo tanto, una vía rápida como la Castellana.

“Necesitamos aceras más amplias”

La pandemia puso sobre la mesa la importancia de contar con aceras anchas desde un punto de vista sanitario además de los de la accesibilidad y el confort. La empresa de geointeligencia inspide.com desarrolló entonces una herramienta online que dejaba en evidencia las carencias de nuestras aceras.  A la vista de los datos que arrojaba, supimos que el número de metros lineales de aceras que no cumplían con las recomendaciones de distanciamiento en caso de cruce que Fernando Simón repetía en sus apariciones televisivas (menor a 3,5 m.) representan el 65,6% del total de las de Madrid, de las que un 9,8% ni siquiera son accesibles para una silla de ruedas, al tener un ancho menor a 1,2m.

En el caso de Tetuán, un tiempo después una vecina puso sobre el mapa las aceras de mierda del distrito. Si bien estas están situadas en calles secundarias, el último tramo de la calle Bravo Murillo bien podría entrar en esta categoría tan rotunda a tenor del número de personas que simultáneamente pasan por ella. En la zona de Valdeacederas las aceras se estrechan y son tan exiguas que, donde coinciden con las bocas de metro, es frecuente tener que parar a esperar para poder continuar el paso. En este área es frecuente encontrar anchos entorno a los dos metros y medio (bastante menos en algunos puntos concretos). Algo similar ocurre en otros tramos concurridos de la calle con aceras algo más amplias, como los cruces con las calles de Francos Rodríguez o Lope de Haro.

Bravo Murillo tiene aceras de una talla que no le corresponden, que se miran desde lejos la una a la otra sobre las puntas de los pies, tratando de sobrepasar con la vista los lomos de los coches que ocupan sus seis carriles. “Es anacrónico reservar un eje de alta velocidad, que atraviesa zonas altamente pobladas, que parte en dos un distrito y que está lastrando también el empuje económico de una calle comercial como esta”, concluyen desde @SOSBravomurillo, en un análisis que parece ganar peso en el debate público del vecindario pero que, de momento, no ha conseguido menguar la densa barrera del automóvil en la segunda calle con más peatones de España.

 

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