Desahucian sin alternativa habitacional a un hombre y su hija de seis años en Madrid: “No sé a dónde ir, ni qué hacer”

Nerea Díaz Ochando

Madrid —

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Hoy ha amanecido temprano en el número 12 de calle de Los Artistas, en el distrito madrileño de Tetuán. Ángel Luis, que está a punto de ser desahuciado, no ha podido pegar ojo. En tan solo unas horas tendrá que abandonar la que ha sido su casa desde que nació y en la que actualmente vive con su hija de seis años. “Nunca pensé que tendría que vivir algo así”, dice entre sollozos mientras se prepara para empaquetar todos los recuerdos y enseres que le han acompañado sus 48 años de vida. Una inversora extranjera ha comprado su casa familiar y hoy tendrá que abandonarla si no consigue una moratoria.

En la vivienda ya no quedan muchas cosas. Un colchón en el suelo, el frigorífico todavía lleno de comida y algún que otro mueble. Las cajas se agolpan en el portal del edificio a la espera de que una furgoneta venga a recogerlas y Ángel Luis todavía guarda una mínima esperanza de que lo que está viviendo solo sea una mala pesadilla.

Pronto empiezan a llegar los primeros furgones policiales, casi 45 minutos antes de lo previsto. “No han esperado ni a que la niña salga de casa para ir al campamento de verano, no tienen escrúpulos”, comenta una de las integrantes de la Organización de Vivienda de Tetuán, la asamblea de barrio que ha acudido a apoyar a Ángel Luis y a intentar parar el desahucio.

Más de 20 personas esperan en la calle la llegada de la comisión judicial y los representantes de la inversora que ha adquirido el inmueble. “Ángel, no estás solo, estamos contigo”, corean al unísono. Consigue asomarse al balcón para agradecer el apoyo, pero rápidamente se derrumba. “Hoy va a perder su casa de toda la vida y no tiene una alternativa”, explica a Somos Tetuán Álex, portavoz de la Organización de Vivienda del distrito.

Un problema familiar ha sido el causante de la situación en la que se encuentra Ángel Luis. La decisión de un juez, el detonante. Según relata, cuando era un niño, su padre abandonó a su madre y a sus cinco hijos. Crecieron allí y continuaron viviendo en la misma casa hasta que ella falleció en 1998.

Cuando su madre murió, cada hermano heredó un diez por ciento del inmueble y su padre la mitad de este. Los hermanos fueron poco a poco abandonando el piso, hasta que en 2012 Ángel Luis se quedó solo y decidió continuar allí. Durante cuatro años se mudó con una pareja, pero terminó volviendo a su casa, donde ha seguido viviendo hasta ahora con su hija.

Según cuenta, su padre ya había intentado vender en el pasado el inmueble pero en aquella ocasión la justicia le dio la razón a él. Sin embargo, un acercamiento de su padre con el resto de herederos, desembocó en una ejecución de título judicial, una subasta del inmueble y la orden de desahucio.

“Intenté buscar dinero debajo de las piedras y pedir un crédito, pero el juez me negó la oportunidad de comprar mi propia casa”, explica Ángel Luis. El inmueble salió a subasta el pasado mes de febrero y ha sido adquirido por un gran tenedor extranjero que, previsiblemente, la reformará para ponerla de nuevo en el mercado. “Tenemos la sospecha de que pueden usarla para pisos turísticos, pero no hemos podido confirmar nada”, señalan desde la Organización de Vivienda de Tetuán.

Por la venta del inmueble, Ángel Luis ha recibido 29.000 euros, que quedarán en alrededor de 22.000 después de pagar impuestos. Con esta cifra y los ahorros de los que dispone tendrá que rehacer su vida, aunque augura que no será nada fácil. “No sé a dónde ir, ni qué hacer, solo sé que mi prioridad es mi hija”, señala.

De nada ha servido el informe de vulnerabilidad que presentó a servicios sociales, con los que podrían haberse beneficiado de las moratorias de desahucios en vigor. “La ley de enjuiciamiento civil contempla que la comisión judicial debe darles al menos un mes para abandonar el inmueble, pero el juzgado no ha querido contemplarlo”, explica el portavoz de la Organización de Vivienda de Tetuán.

“Hay una sentencia en la que califican el inmueble como una vivienda de uso familiar y el juez reconoce que la niña tiene derecho a su uso, pero se lo ha quitado por no haber presentado los papeles con antelación”, aseveran desde la plataforma. Ángel Luis, preso del desconocimiento, no pudo actuar con la rapidez que este tipo de procesos requieren, aunque gracias a un trabajador público conoció la existencia de la Organización de Vivienda de Tetuán, que le ha estado acompañando en el proceso de desahucio: “Ha ido todo muy rápido, no ha habido un mínimo destello positivo en el proceso ni ayuda por parte de los jueces”.

En la calle el ambiente es cada vez más agitado. “Parece que tienen prisa por dejar a este hombre y su hija en la calle cuando se les sale el dinero por las orejas”, comenta una de las personas presentes en el desahucio. Después de un par de horas esperando, hacen su aparición un cerrajero, la comisión judicial, los representantes de los nuevos dueños y el Samur Social. Entran al edificio entre abucheos: “Comisión judicial, comisión criminal”.

La espera se hace larga, pero llegan noticias desde arriba: “No hemos podido hacer nada, lo desahucian”. La peor noticia se confirma, Ángel Luis y su hija de seis años tendrán que abandonar hoy mismo su vivienda. “Toda la vida luchando para acabar en la calle y sin tu casa de toda la vida”, apostilla una integrante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Con rabia e impotencia, todos esperan en la calle a que baje Ángel, que apura sus últimos minutos en el que ha sido durante más de cuatro décadas su hogar: “Mientras la vivienda siga siendo una mercancía con la que especular, nos seguiremos enfrentando a las violencias de este sistema”, critican desde la PAH.

En la calle y sin una alternativa factible

La pesadilla se ha hecho realidad. Ángel está en la calle y ahora se enfrenta a la búsqueda de un nuevo lugar que habitar. El Samur Social, presente en el desahucio, no ha proporcionado ninguna alternativa al afectado y su hija: “Es una vergüenza, ni siquiera ha venido la trabajadora social”.

La única opción con la que cuentan es irse al Centro de Emergencia Temporal Las Caracolas, en el distrito de Vallecas, algo que no contemplan: “Mi hija está yendo al campamento de verano de su colegio, no puedo irme tan lejos”. Lo que más pesa a Ángel Luis es el centro escolar de su hija, aunque es consciente de que quedarse en el barrio será complicado debido a los precios de mercado actuales.

En principio, Ángel Luis ha denegado la oferta de Samur Social y emprenderá un nuevo camino por su cuenta, aprovechando los ahorros que tiene y sus ingresos, que aunque “no llegan” pueden ser suficientes durante un tiempo. Todo ha sido tan rápido que no le ha dado tiempo a pensar dónde irá, por ahora no cuenta con una alternativa factible. “Lo que tengo claro es que mi hija es lo más importante que tengo y va por delante”, cuenta en declaraciones a este periódico.

Tetuán se ha convertido en un distrito de gran atractivo para los inversores inmobiliarios. Alberga más de 1.000 pisos turísticos, de los que tan solo 138 son legales. Muchos de sus locales comerciales se han transformado en viviendas y el precio del alquiler se ha disparado. Ángel Luis es una víctima más de la situación que atraviesa la ciudad, donde cada vez es más fácil especular y más difícil vivir.