A finales de 2018 se inició un exhaustivo proceso participativo para reformar y recuperar los jardines de Carlos París y su entorno. Se trata de una pequeña zona ajardinada que comprende un par de calles cerradas al tráfico desde hace décadas, situada en el barrio de Bellas Vistas. Una zona ubicada bajo el emblemático acueducto de Amaniel, en el límite que une (o separa, según se mire) los distritos de Tetuán y Moncloa-Aravaca. Un lugar por el que, por cierto, discurría tiempo atrás el Canalillo, que las personas más mayores del lugar recuerdan bien por haber sido un elemento enriquecedor de su infancia.
En el proceso para su remodelación participaron un nutrido grupo de vecinos y vecinas de diferentes edades, así como niños y niñas del cercano colegio Doctor Federico Rubio. Se impulsó a través de los Planes Integrales de Barrio gracias a la iniciativa de la asociación vecinal Cuatro Caminos-Tetuán y la Junta Municipal de Distrito de Tetuán, y lo llevó a cabo un equipo técnico interdisciplinar con profesionales de la sociología, el diseño y la arquitectura. Participaron, en definitiva, numerosas personas que durante cinco meses se dieron cita en talleres, paseos y reuniones para imaginar y proyectar técnicamente la recuperación de este espacio.
Una zona “infrautilizada” con “gran potencial”
Como resultado de este proceso se llegó a un diagnóstico ampliamente compartido: la zona tenía serios problemas de mantenimiento, dificultades de accesibilidad en el entorno, así como un exceso de obstáculos y barreras visuales.
El diagnóstico era claro: la zona estaba infrautilizada. Las oportunidades, casi infinitas, porque la zona tenía (y tiene) un grandísimo potencial ambiental, paisajístico y urbano. Se trataba en definitiva de actuar en tres frentes: por un lado, crear una conexión con el entorno urbano, por otro, eliminar barreras visuales integrando las zonas verdes y el área de juego infantil desestructurado, y por último (pero no por ello menos importante) poner en valor el acueducto y el eje verde hasta la Dehesa de la Villa.
Esto se traducía en varias propuestas concretas para crear un espacio agradable para las personas revegetando el entono y con diferentes elementos urbanísticos y de juego infantil, , zonas de juego de adultos y niños, un aseo público y la restauración y puesta en valor del acueducto de Amaniel.
De lo proyectado a lo inaugurado
Varios años después, pandemia mediante y ya caídas las vallas de la obra, la remodelación poco tiene que ver con lo proyectado en el proceso participativo que impulsó la reforma. No se ha quitado el duro pavimento ni los obstáculos visuales, y, para más inri, aparece un nuevo elemento de duro hormigón: un recinto de perros de un tamaño cuatro veces superior al del parque infantil prexistente.
Ante la sorpresa se desencadenó una animada conversación vecinal en la calle y en las redes. Los WhatsApp vecinales del barrio ardieron. Aquí recogemos algunas de las reflexiones vertidas.
“Los parques de Madrid (con excepciones) están a la cola de los de otras capitales. No tienen ningún enfoque pedagógico…” interviene alguien con cualificación profesional en la materia. Se replica que en Madrid ya hay algunos ejemplos de parques diseñados pensando a partir de las necesidades infantiles en términos de juego libre y en elementos naturales.
No es el caso. Un poco más arriba apartado en un rincón del parque persiste el parque infantil, ahora sí, arreglado con un suelo de caucho. Conviene saber que estos suelos sintéticos procedente de neumáticos reciclados tienen concentraciones de plomo muy superiores al de otros tipos de pavimentos, un metal pesado bioacumulable, y desprenden sustancias volátiles con riesgo cancerígeno 10 veces superior al de suelos de tierra o arena.
Existe el mito de que estos parques cerrados de caucho y metal son más seguros. La evidencia científica nos dice los contrario: Los lugares de juego no estructurados donde se puede interactuar con elementos naturales son más seguros, simplemente porque estimulan la atención y la autonomía infantil. En Madrid también podemos encontrar interesantes ejemplos de parques pensados conforme a las necesidades infantiles: el de Puente del Rey o incluso, en el propio distrito de Tetuán, la reciente remodelación de los jardines de la Avenida del General Perón.
Se da la circunstancia de que aledaño a este parque se encuentra “el Colegio Doctor Federico Rubio y Galí carente como otros muchos de espacios de juego con arbolado y vegetación”, añade otra voz. “Revegetar el parquecito ante los retos de salud que plantea el creciente calentamiento de nuestra ciudad sería muy útil en este barrio desposeído de vegetación”.
La construcción de un recinto destinado a los perros ha conllevado la ocupación visual del espacio monumental del acueducto de Amaniel del Canal Bajo de Madrid, tal como subraya otra persona con conocimiento profesional en el ámbito urbanístico: “El parque canino invade la bajada hacia el acueducto, el histórico paseo del Canalillo, estrechando el paso y generando más barreras. Impacto visual negativo sobre el patrimonio y más muros y más vallas, obsesión segregadora”.
El corredor ecológico que podría ser
Hace años se prescindió de la calle que cruzaba bajo la arcada del acueducto y ahora se consolida la invasión visual con más hormigón. Al mismo tiempo, la “genial” actuación destruye el último rastro del camino del Canalillo o Acequia del Norte, que cruzó bajo el acueducto de Amaniel. Una acequia que llevaba el agua sobrante del Canal para regar huertas hasta la del Obispo.
Persiste un camino de más de 6 km de recorrido peatonal, que permitiría llegar desde el parque de Carlos París al parque de Rodríguez Sahagún (Huerta del Obispo) sin cuestas y conectando otros parques. Un lujo de histórico trazado que, utilizando lenguaje actual, podemos denominar “corredor ecológico” o “infraestructura verde”. “Una solución basada en cuidar la naturaleza, que de tener una correcta gestión proporcionaría numerosos beneficios a la ciudadanía. Árboles monumentales y notables hitos históricos jalonan el recorrido. Lamentablemente un par de irregularidades urbanísticas fragmentan la integridad del camino peatonal.
Es decir, estamos ante un lugar que podría ser emblemático por su enclave monumental, por ser el inicio de un singular corredor ecológico y por el carácter simbólico que representa el encuentro de las tres aguas ubicado en un barrio con una de las menores superficies verdes en Madrid.
"El pensamiento que se levanta, a partir del grito y de la admiración no quiere reducirse a contemplar el mundo, sino que aspira a contribuir a su radical transformación”. Carlos París. 2012 Ética radical. Los abismos de la actual civilización.
“Vecinos y vecinas de Bellas Vistas”.
Nota: Este texto es un extracto de una conversación vecinal en redes sociales ilustrada con aportaciones y enlaces a documentación justificativa.