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El día a día de un vecino confinado en Tetuán

Plaza de las Palomas con el área de gimnasia para adultos clausurada.

Luis de la Cruz

5 de noviembre de 2020 10:40 h

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Desde el pasado lunes 26 de octubre las zonas básicas de salud de Villaamil (más o menos el barrio de Berruguete) e Infanta Mercedes (el norte del barrio de Cuatro Caminos) se encuentran confinadas perimetralmente. Esto es, sus residentes no pueden salir de ellas sin causa justificada, y nosotros hemos decidido pasearlas durante toda la semana para contároslo.

Empecemos por el principio. A inicios de semana, el bar de Alberto (El Iguazú, en la calle de Teruel) tenía la terraza inusualmente vacía. Su bar está en zona no confinada (Zona Básica General Moscardó) pero la acera de enfrente sí lo está (Infanta Mercedes) y aún reinaba el desconcierto entre el vecindario. Se da el caso de que, además, las personas de ambas zonas reciben atención médica en el Centro de Salud de Infanta Mercedes, por lo que en este caso saber cuál es tu centro de salud no basta para saber si estás confinado. “Tenemos clientes que viven ahí enfrente y comen aquí a diario…pero de momento no se atreven”, nos contaba el camarero del bar señalando la acera de los impares.

El desconcierto y los comentarios en corrillos eran constantes a principios de semana. En un supermercado de Bellas Vistas cercano a Berruguete suelen pedir, de siempre, el código postal antes de pagar (suponemos que a efectos estadísticos) pero la pregunta estos días sobresaltaba momentáneamente a quien no estuviera avisado.

“A nosotros nos hace polvo especialmente esto porque nuestros clientes son de todo Madrid, aunque este año, la verdad, de todas formas no va a haber fiestas de Halloween”, nos explicaban en Menkes, la popular tienda de disfraces de la calle de Juan de Olías. “Pero la verdad es que hay gente increíble que nos llama por teléfono para ver si tenemos lo que necesitan y mandan un rider a por ello”, terminaba de contar el dependiente.

Por lo demás, lo que vimos en nuestros paseos semanales por las distintas zonas se parecía bastante a un día a día normal en un distrito que ya camina con pies cansados (y temerosos) a orillas de la pandemia y la crisis económica.

Fernanda, vecina de Berruguete, nos contaba hacia el miércoles que “habitualmente hay más policía en Bravo Murillo de la que estoy viendo estos días. De hecho, normalmente hay mucha policía por aquí”.

Lo cierto es que, a medida que avanzaba la semana, el tránsito se fue animando en las calles de Tetuán, hasta llegar al viernes, inicio de un un fin de semana largo por la festividad de Todos los Santos, en el que, por narices y por disposición reglamentaria, los vecinos debían pasar su tiempo en sus barrios.

Ese día, habiendo caído ya el sol, aún se veían familias paseando (el niño con el disfraz escolar de Halloween deslavazado); los mendigos de Bravo Murillo seguían en su lugar de siempre –el de la puerta de los antiguos cines Cristal allí y el de la puerta del súper de turno mismo–; la Plaza de las Palomas (nombre popular de la del Canal de Isabel II, a orillas de Bravo Murillo) estaba tan concurrida como de costumbre: solo el área de gimnasia para mayores precintada recordaba la excepcionalidad de la situación; las terrazas de Marqués de Viana o Bravo Murillo llenas, aunque, en general, se cumplían las restricciones de separación y el máximo de seis personas juntas, El Iguazú también tenía ya todas las mesas ocupadas…

Sin embargo, con el fin de semana sí que se hizo más presente la presencia policial. El viernes y el sábado por la tarde-noche, por ejemplo, hubo controles policiales en la calle Dulcinea, en los que se paraba a los coches (aunque no a los peatones).

A altas horas de la noche, y como viene siendo costumbre últimamente, con o sin confinamiento, hubo desalojos de locales que sobrepasaban los aforos y condiciones previstas para este contexto: en el barrio confinado de Berruguete se intervino policialmente el domingo en una fiesta con 150 personas, en un local que solía ser parque de bolas además de restaurante; pero también pudimos ver el despiporre de un buen número de jóvenes en una discoteca de AZCA o en otro local del área de General Perón. En todos lados cuecen habas.

En fin, las zonas de Villaamil e Infanta Mercedes cuentan en estos momentos récords de incidencia acumulada por debajo de los 500 casos y es posible que el próximo viernes se les levante el confinamiento perimetral. En todo caso, y estemos como estemos la semana que viene, seguiremos paseando Tetuán para contaros su día a día.

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