Los separadores de plástico de los carriles bus de Madrid, conocidos popularmente como aletas de tiburón, pueden pasar a mejor vida si funciona el sistema que está probando el área de Movilidad en la calle Bravo Murillo. Allí, entre las calles Hernani y Ávila, la EMT ha instalado 51 balizas luminosas para delimitar el espacio destinado al transporte público. Unos 250 metros en sentido Plaza de Castilla.
El objetivo es mantener “la segregación para dar prioridad al transporte público y, a la vez, evitar la impermeabilidad en estas vías”, explica el Ayuntamiento de Madrid en nota de prensa. Hasta ahora, estas balizas luminosas “se están mostrando resistentes y fiables a las cargas de tráfico en esta vía”, añaden fuentes municipales, que han presentado este martes la prueba durante la visita del alcalde, Martínez Almeida, a esta zona de Tetuán.
Los dispositivos son inalámbricos y se iluminan con inducción electromagnética. El perfil de las balizas no tiene aristas y pueden ser cambiadas fácilmente en el caso de avería. La Empresa Municipal de Transportes comenzó las pruebas para elegir el modelo el pasado otoño y finalmente se quedó con el instalado en Bravo Murillo. La retirada de la aleta de tiburón y la colocación de estas luces se ha producido a golpe de radial durante las últimas semanas.
Un equipo técnico de la EMT va a llevar a cabo a medio y largo plazo un estudio comparativo entre los distintos tipos de separadores para carriles bus (marcas viales, balizas luminosas y separadores de aleta de tiburón) para decidir qué sistema emplea la ciudad de Madrid en el futuro.