Norberto Azor, vocal vecino dominicano en Tetuán: “Con la criminalización de Bellas Vistas han arruinado muchos negocios”

Luis de la Cruz

29 de octubre de 2021 01:00 h

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Tenemos vocal vecino nuevo en Tetuán, se llama Norberto Azor y es dominicano. A priori, no parece que la frase anterior justifique una entrevista, pues hay muchos vocales vecinos en las diferentes agrupaciones políticas radicadas en el distrito. Y, sin embargo, el interés por la presencia de Norberto como vocal de Más Madrid viene a poner de manifiesto el déficit de representación institucional de una comunidad tan representativa del distrito. Quedamos con él en el bar Rubí de Cuatro Caminos para repasar la agenda del barrio en relación a sus comunidades de origen migrante. En el salón del fondo, numerosas fotografías antiguas adornan la pared, imágenes castizas en blanco y negro para enmarcar una conversación que fluiría por los cauces de un Madrid multicolor en busca de diversidad institucional.

Norberto lleva 15 años en España –suele hablar de sí mismo como dominicano-español–, es autónomo, estudió Educación en República Dominicana y siguió formándose en Filología en España. Sus esfuerzos en el barrio se han centrado en un tipo de gestión cultural que mira permanentemente hacia la comunidad. “Este es el vídeo de la última Gala Urbana en el Úrculo”, me dice extendiendo en su mano el teléfono móvil, donde se reproduce un vídeo en el que muchos jóvenes latinos actúan en el centro cultural más importante del distrito. Se trata de un evento clásico de Tetuán interrumpido por la pandemia, igual que las fiestas populares del barrio de Bellas Vistas, en cuya organización participa. También ha hecho trabajo social, de calle, y publicado siete libros de poesía, “el último lo vamos a reeditar a ver si sacamos fondos para el Espacio Bellas Vistas”, me cuenta. Bastan unos minutos con Norberto para darse cuenta de que no puede parar quieto.

Sus labores como vocal vecino –tardo en reparar a qué se refiere cuando habla insistentemente de los voves– estarán adscritas a las áreas de cultura, deporte y movilidad, pero él tiene muy claro que su misión también reside en representar a los vecinos de origen extranjero en Tetuán.

“No conozco a otro vocal vecino dominicano, y es sorprendente porque Tetuán es un distrito muy diverso, hay gente de muchos sitios. El otro día tuve reunión de vocales vecinos de mi partido y cuando cogí el micrófono dije que era el único negro allí. Yo lo que quiero es que mi trabajo como vocal abra camino para que haya muchos otros”.

Dos asuntos fundamentales aparecen constantemente en la conversación: la integración de las comunidades de origen extranjero y la defensa contra su estigmatización.

“Conozco familias cuyos hijos ya han nacido aquí, que llevan treinta años en España y, sin embargo, siguen teniendo la cabeza en su país de origen. Yo creo que hay que involucrarse también con el sitio en el que estás, participar en tu comunidad de vecinos…pero hay que entender también que la vida de muchas de estas personas se resume en me levanto-voy al trabajo-llego a casa…después no tienen fuerzas o ganas nada más que de estar con la familia”.

Advierte que, además, es complicado porque habitualmente la policía se dirige a un dominicano preguntando, “¿cuál es el último delito que has cometido?”. “Para acceder cualquier cosa, tienes que demostrar el doble que los demás, a mí a veces me paran en el metro y al ver que voy leyendo me dejan seguir pero ya has tenido que demostrar algo”.

Norberto quiere trabajar mucho en la calle, “ver el tema de las bandas latinas, pero yendo a las causas, ver por qué chicos de 13 o 14 años estén ahí, y buscando soluciones, huyendo del morbo con lo tratan los medios de comunicación”. El Ayuntamiento de Madrid quitó mediadores en su momento, explica, y no hay en el barrio alternativas de ocio para los chavales. “Si quieres hacer deporte, tienes que irte hasta el parque Rodríguez Sahagún –a unos veinticinco minutos– o pagar por jugar en una cancha del Polideportivo Triángulo de Oro, que ahora además está cerrado por obras”.

A pocos metros del bar donde transcurre nuestra conversación está el solar donde se construirá el nuevo polideportivo de Cuatro Caminos. En el proyecto aprobado durante la pasada legislatura la instalación contaba con pistas deportivas, que finalmente han sido eliminadas del diseño por la actual corporación. En la plaza aledaña, cada día, decenas de chiquillos de distintos orígenes juegan a la pelota entre los bancos.

La agrupación municipal de VOX en el distrito ha llevado a los plenos proposiciones en los que se nombra mucho a la comunidad dominicana, normalmente como un agente portador de problemas, pocas veces como vecinos de pleno derecho. “Les preocupa una lotería que, dicen, se juega en Bellas Vistas, pero no parecen preocuparles demasiado los locales de apuestas que hay por todos lados en Bravo Murillo”, apunta irónico Norberto.

Algo similar ocurre con las peluquerías dominicanas, señaladas por el partido de extrema derecha como centros sospechosos. “Todas metidas en un mismo saco, sin distinguir ni entender que se trata de negocios, en su mayoría, abiertos por mujeres emprendedoras de las que dependen muchas familias y que tienen historias detrás”.

En la pasada campaña autonómica VOX eligió la Plaza de las Palomas –nombre popular de la Plaza del Canal de Isabel II– para hacer su acto de campaña en el distrito. Se trata de una de las más populosas del distrito de Tetuán, con gran presencia migrante. Javier Ortega Smith no dudó en pronunciar un discurso racista en el que hizo hincapié en los menas (menores extranjeros no acompañados tutelados) y la emigración ilegal, que quedaron asociados en la misma enumeración con las palabras atracos, bandas latinas y violaciones. La comunidad china, que también suele frecuentar la Plaza de las Palomas, fue nombrada a propósito del virus chino.

La estigmatización del barrio de Bellas Vistas ha sido muy negativa, “han jodido muchos negocios, la gente deja de venir por aquí por miedo”, explica Norberto con indignación pero sin perder su característica dicción calmada. “Este es un barrio permanentemente vigilado, cada tres minutos pasa la policía. Es un dispositivo muy exagerado y los datos de criminalidad no lo avalan”, recalca nuestro interlocutor, quien lamenta no haber visto a la mayoría de los vocales vecinos de otros partidos en la calle y espera con ansia el próximo Consejo de Seguridad del distrito (que tendrá lugar el mes que viene). “Quiero que me expliquen si ha cambiado algo con la instalación de las cámaras, yo tengo claroclaro que nada ha cambiado”.