Las esperadas obras de urbanización de las calles Alberdi y Cosmos, en el entorno del Paseo de la Dirección (Tetuán), amenazan un árbol que se ha convertido en los últimos años en símbolo de resistencia para el vecindario. La semana pasada, los operarios depositaron en el solar donde está el árbol centenario material de derribo -fruto de las excavaciones hechas en dichas calles- poniendo el peligro su ya históricamente maltratado cuerpo.
Marian y Marisa, dos vecinas de la zona, se plantaron el pasado miércoles delante de las máquinas y se negaron a marcharse hasta que no se retirase el material de obra y derribo a los pies del árbol. Tras una pequeña discusión, consiguieron que lo hicieran, pero temen que las obras acaben con el árbol singular. “Le han quitado mucha tierra de uno de los lados –para rellenar la calle Cosmos– y se está inclinando mucho”, explica Marisa.
La morera, ahora sin hojas pero que cada primavera renace, es algo más que un árbol singular por su propia edad y condición. Huérfana de catalogación, ya sobrevivió de milagro en 2016 al paso de las máquinas, durante la operación urbanística de la llamada cornisa de Tetuán, que supuso años de espera, barro y sufrimiento para los vecinos expropiados. Hoy, entre el tono terroso del barrio a medio construir y la silueta creciente de los rascacielos de lujo Skyline, sigue, como único superviviente entre la nada, la morera centenaria de la calle Alberdi.
Desde la Casa Vecinal de Tetuán han dirigido un escrito a Borja Carabante, Delegado del Área de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento, para solicitar la protección del árbol durante las labores de urbanización de la calle Alberdi. Los miembros de la asociación recuerdan, con la Ley de Protección y Fomento del Arbolado de la Comunidad de Madrid en la mano, la obligatoriedad pública de protección del árbol.
El Área, sin embargo, aduce que el cuidado del ejemplar está fuera de sus competencias, puesto que está en una parcela urbanizable, donde habrá de edificarse algún día pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda.
No es la primera vez que desde la Casa Vecinal hacen un llamamiento público por la conservación de la morera centenaria del Paseo de la Dirección: ya enviaron cartas públicas al alcalde José Luis Martínez Almeida (vecino del distrito) y a la Concejala Presidenta de Tetuán, Blanca Pinedo; han organizado actos poéticos, han dado la batalla en redes sociales y han puesto en pie una petición pública de firmas bajo el lema Salvemos la morera de Tetuán.
Durante años, algunas vecinas, como las propias Marisa y Marian, han dado a la morera el cuidado que las autoridades no le proveían en el entorno de destrucción de la ciudad que fue el proceso del Paseo de la Dirección. Han limpiado sus contornos de latas viejas, colchones abandonados, cristales, inodoros y todo tipo de suciedad. La han saneado y han ido corriendo a verla después de Filomena para asegurarse de que seguía en pie.
En la petición de Change.org escribían con bellas palabras qué significa la morera para el barrio que quiere ser sobre el que fue antes:
“Contarle que en algún momento, se nos quiso confundir, diciéndonos que era un ailanto. Es decir que como era una especie invasora, estaba permitido arrancarla. Desprecio al pobre ailanto y doble desprecio a la morera. Pero sabíamos de árboles y supimos responder certeramente de qué árbol se trataba. Otros vecinos nos cuentan que antiguamente en su infancia, aquí en Tetuán, recogían las hojas para la cría de gusanos de seda. Esta era una afición muy común en el barrio. En realidad, en Tetuán hay más moreras. Algunos hermosos ejemplares los podemos ver en el Parque Rodríguez Sahagún. Otras han sido arrancadas, desterradas para siempre de Tetuán. Curiosamente estaban en el entorno de algunos solares particulares, que algún día fueron el centro de un patio en una casa baja. Lo que era el barrio antes. Sí, han sido arrancadas sin pensar en el enorme valor que estos árboles tienen para el barrio. Podríamos nombrar a Tetuán, en un alarde vecinal, Tetuán de las Moreras.”
La calidad de superviviente de la morera –las obras de reforma interior del barrio han arrasado con decenas de árboles del entorno, como almendros, higueras, fresnos, otras moreras u olivos– la convierten en un elemento si cabe más valioso para el vecindario, según explican. Un asidero a la memoria. Por eso piden que la morera centenaria sea protegida, cuidada por las autoridades e integrada en el barrio resultante de las obras.