El pasado jueves, 2 de febrero, todos los partidos acordaron unánimemente en el Pleno de la Junta Municipal de Tetuán nombrar una plaza del distrito con el nombre de María Moliner, la famosa autora del Diccionario de uso del español. La propuesta de Más Madrid detallaba dos posibles espacios candidatos, que habrán de ser estudiados a fin de decidir cuál es más adecuado: la plaza peatonal sin nombre situada en las antiguas cocheras de Cuatro Caminos (Bravo Murillo 107) y la placita que hay frente al Centro Deportivo Municipal Playa Victoria (calle Hierbabuena), en el barrio de Berruguete.
Moliner vivió en el número 1 de la calle de Don Quijote (barrio de Cuatro Caminos), domicilio donde escribió su famoso diccionario. La lexicógrafa había participado activamente de la vida cultural de la República desde su posición de bibliotecaria. Después de la guerra, fue degradada por el franquismo, por lo que no pudo volver a trabajar en Madrid hasta 1946, cuando fue rehabilitada como bibliotecaria, a la vez que su marido lo es en la Universidad de Salamanca. Se incorpora a la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, donde estaría hasta su jubilación, en 1970.
En su casa del barrio de Cuatro Caminos comenzará, hacia 1951, a recopilar las primeras fichas léxicas para el diccionario de uso. Permaneció en aquella esquina, con vistas a la calle Raimundo Fernández Villaverde, hasta que se jubiló, cuando se mudó a la cercana calle Moguer, cerca de la Dehesa de la Villa (aunque conservó el piso para uno de sus hijos). Allí falleció en 1981 y una placa recuerda su nombre desde 2013.
Dos espacios sin nombre muy significativos para el vecindario
El primero de los espacios posibles es la gran plaza, junto a Cuatro Caminos, donde en su día estuvieron las cocheas de la EMT (y antes del tranvía). Un enorme espacio del barrio de Bellas Vistas donde se construirá el nuevo Centro Deportivo Municipal y se celebran desde hace algunos años las fiestas autogetionadas de Bellas Vistas. Ante de esto, hubo durante mucho tiempo un descampado que funcionó como recinto ferial, en el que durante muchos años se instaló el circo de Teresa Rabal, por ejemplo.
A pesar de no tener nombre oficial, se ha popularizado el nombre descriptivo de Plaza Nueva. Como curiosidad, cabe señalar que, en 2017, cuando la plaza llevaba poco con su nueva configuración, alguien la bautizó brevemente, por su cuenta y riesgo, con un cartel similar al oficial como Plaza de Cipriano Mera, en honor al famoso anarcosindicalista tetuanero.
La alternativa es la plaza frente al Centro Deportivo Municipal Playa Victoria, un solar que figura en el inventario de bienes patrimoniales del Ayuntamiento y tiene una calificación de Equipamiento básico, donde hace años que se suponía se iba a construir un centro de salud (la ubicación, discutida por su tamaño, volvió a salir a relucir con motivo del cierre del de Villaamil).
Ambos son espacios sin nombre cuyo uso ha sido muy reivindicado por el vecindario, como se ve. Darles un nombre, el de una antigua vecina ilustre de consenso, puede ser un buen principio para convertirlos en lugares centrales de vecindad definitivamente, aunque probablemente necesitan también un poco más de mimo por parte de los rectores municipales.