Cada año, los vecinos del distrito de Tetuán y del entorno de la Dehesa de la Villa mantean al pelele por carnaval. Y, en cada invierno, el muñeco se ve imbuido por el espíritu de una persona que encarna alguno de sus males, tal y como refleja el bando de carnaval. Algunas veces tiene una cara completamente reconocible –al año anterior la manteada en efigie fue Isabel Díaz Ayuso– y otros encarna a un sujeto más difuso.
El próximo domingo, 11 de febrero, grandes y pequeños del distrito mantearán en el parquecito situado frente de la biblioteca Pública Municipal Manuel Vázquez Montalbán, en el barrio de Bellas Vistas, al “usurpador del Canalillo”. Y lo harán “por ocupar el Canalillo, por hurtar a vecinos y vecinas un espacio que debe ser suyo y por impedirles disponer de la naturaleza de la ciudad”.
El Canalillo, la vieja acequia del norte que transcurrió por parte del barrio hasta los años sesenta y que aún da nombre a un camino de la Dehesa de la Villa, está siendo actualmente reivindicada por una plataforma que reúne a 13 asociaciones vecinales y ecologistas. Se pide la recuperación de su memoria y del camino que lo acompañaba como senda natural.
El Tribunal del Pelele también menciona en el bando babilónico las talas de árboles, la falta de prácticas para los centros públicos de FP, los pisos turísticos y hasta problemas tan poco locales como la renovación del CGPJ. También deja sitio para resaltar la cooperación vecinal a través de iniciativas como la Termometrada o Miss Torreta. “Esta misma ciudadanía ha caído en la cuenta en que paseaba, sin saberlo, por el Canalillo”, dice, para reclamar los tramos del recorrido cerrados al público porque –he aquí cómo el viejo Canalillo puede simbolizar muchas cosas– “no hay peor robo que usurpar la memoria y el agua”.
El manteo del pelele está organizado por la Casa Vecinal de Tetuán, la Asociación de Vecinos San Nicolás Dehesa de la Villa y la Coordinadora Salvemos la Dehesa de la Villa. Probablemente, no faltarán las familias del contiguo colegio público Ignacio Zuloaga, que han hecho también suya la tradición, y los dulzaineros.