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Trabajadores de EMT alertan del riesgo de las bicis hacinadas, que ya provocaron un incendio: “Son bombas de relojería”

Muro en el que según trabajadores de EMT se produjo la explosión de una bicicleta.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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El hacinamiento de miles de bicicletas eléctricas y de sus componentes en terrenos de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) derivó en un grave incidente en octubre, cuando se produjo un fuego en un recinto situado a pocos metros de las cocheras de Fuencarral. Por suerte, no hubo que lamentar heridos ni daños materiales de importancia.

Así lo comunican miembros de la plantilla de EMT, que hablan de “un incendio” surgido el pasado 20 de octubre y que incluso habría provocado problemas durante unas horas en el suministro eléctrico del centro de operaciones de Fuencarral. Según sus testimonios, fue necesaria la intervención de tres camiones de bomberos para sofocar las llamas aparecidas en plena noche en las inmediaciones del Museo de la EMT, una instalación que recibe cientos de visitantes cada fin de semana. A pocos metros de este enclave se encuentra además la caseta de un transformador de luz.

Fuentes del área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad confirman a este diario que el incendio comenzó “en un depósito provisional de baterías de antiguas bicicletas de Bicimad, ya retiradas del servicio”. Se trata de “baterías descargadas y retiradas del servicio tras haber sido desmontadas de las viejas bicicletas”. En el Ejecutivo madrileño recalcan la “poca extensión” del fuego al producirse en “un almacén que era un espacio confinado y separado del resto de la instalación”. Desde el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida ya aseguraron a Somos Madrid que los aparatos de Bicimad “están controlados” y sus baterías “retiradas”.

Las fuentes de la EMT que trasladan esta información no pertenecen a Bicimad, servicio adscrito también a la compañía municipal, sino que se trata de los propios conductores de autobuses. Estos trabajadores tenían contacto directo con los miles de vehículos de dos ruedas hacinados, ya que hasta hace pocos días se concentraban en la misma parcela en la que aparcaban sus coches particulares antes de iniciar su jornada laboral.

“Es verdad que la explosión sucede un poco más lejos, pero no deja de ser tremendo que hayamos estado un año y pico dejando nuestros coches al lado de auténticas bombas de relojería. Y yendo y viniendo nosotros mismos a su alrededor”, declara uno de los trabajadores que denuncia la situación, que opta por no dar su nombre por temor a represalias.

Muchos de estos empleados ni siquiera deberían trasladarse a las cocheras de Fuencarral. Son las más masificadas actualmente en Madrid ya que a ella acuden, además del personal habitual, los 1.200 trabajadores desplazados desde hace dos años por unas obras que aún no han empezado en el centro de operaciones de La Elipa.

Hemos estado un año y pico dejando nuestros coches al lado de auténticas bombas de relojería. Y yendo y viniendo nosotros mismos a su alrededor

Las bicicletas, pertenecientes al modelo retirado en enero de 2023 con la implantación del nuevo Bicimad, llevan ya un año y un mes en este antiguo centro deportivo gestionado por la EMT, ubicado al término del Paseo de la Castellana y frente al Hospital Universitario La Paz. “Algunas incluso más tiempo, cuando todavía era el modelo operativo”, matiza otro autobusero que tampoco quiere revelar su identidad.

Nuevo traslado de las bicis

No fue hasta la semana pasada, cuando este periódico preguntó al área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad por la problemática, que las bicis fueron reubicadas en otra zona del recinto para que el “barrizal” (como lo definen los propios empleados) en el que aparcan sus vehículos personales comience a ser asfaltado.

Desde el área delegada que lidera Borja Carabante ya apuntaron que la gestión y retirada de estas bicicletas corresponde a la unión temporal de empresas que ganó el pliego de adjudicación para renovar Bicimad: PBSC Serveo. “Es quien tiene que retirarlas”, informaron fuentes del consistorio a Somos Madrid.

La modernización y recambio de la flota de Bicimad contó con una inversión de 48,8 millones de euros. El 61,5% (algo más de 30 millones) fueron pagados por las subvenciones comunitarias que repartió el Gobierno central entre los ayuntamientos gracias a los fondos Next Generation UE, muy criticados en su momento por el propio Almeida.

El portavoz de Más Madrid en la Comisión de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Álvaro Fernández Heredia, remarca que dicho presupuesto “aumentó” precisamente para que PBSC Serveo se encargara de la retirada de los modelos apartados. El Ejecutivo de Almeida no ha aclarado porque esta tarea no ha sido todavía ejecutada, ni si el último traslado de las bicis ha sido asumido por esta entidad externa o por el propio Gobierno municipal. La polémica, en cualquier caso, ya ha estallado.

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