Las vistas del edificio más antiguo de Madrid, amenazadas por el plan urbanístico sobre la cárcel de Carabanchel
La edificación más antigua de Madrid no está en el centro, sino en Carabanchel, uno de los territorios históricos anexionados a mediados del siglo XX a la ciudad. Se trata de una ermita románico-mudéjar que data del siglo XIII, Santa María la Antigua, situada entre el solar de la antigua Cárcel de Carabanchel y el antiguo cementerio de Carabanchel Bajo, del que con el tiempo se convirtió en templo auxiliar.
La ermita, única iglesia mudéjar que se conserva completamente en Madrid, fue declarada BIC (Bien de Interés Cultural) en 1981, lo que no evitó que el edificio histórico llegara a tener durante años un estado de abandono deplorable. Aunque fue objeto de una restauración de la Comunidad de Madrid (el Arzobispado es el propietario, pero la comunidad es responsable de su mantenimiento) el inmueble volvió a presentar humedades y daños estructurales por humedades, por lo que han tenido que llevarse a cabo nuevas obras de restauración, incluyendo recientemente sus pinturas murales.
La consideración BIC en la categoría de monumento de la ermita tiene una importancia central a la hora de abordar el planeamiento urbanístico de los terrenos que ocupó la antigua cárcel de Carabanchel y el resto del entorno. El pasado 28 de diciembre, se publicó en el BOCM el inicio del trámite de información pública para el texto inicial del convenio urbanístico para su desarrollo (Área de Planeamiento Remitido 11.01 Cárcel de Carabanchel), un plan que arrastra ya mucho recorrido y discusiones acerca de la utilidad social de unos terrenos tan señalados. La plataforma Carabanchel, Historia y Patrimonio ha planteado dos alegaciones al plan, sobre la prolongación del camino de los Ingenieros y sobre el entorno de la ermita.
El carácter como hito visual histórico de la ermita y el necesario respeto por su entorno
La declaración de la ermita como BIC con lleva la incorporación de sus ámbitos de protección. La Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid exigía que se delimitara cartográfica y normativamente el entorno del nuevo BIC, lo que se hizo, aunque en opinión de la plataforma Carabanchel, Historia y Patrimonio de forma insuficiente:
“Ya cuando se presentó por parte del PSOE la petición para que se declarara un entorno de protección para la ermita [lo hizo en octubre de 2019 en la Asamblea de Madrid] y cuando se aprobó [en enero de 2021], desde la plataforma manifestamos nuestras dudas, porque se verificaba que ese ámbito de protección buscaba respetar exactamente los límites de los aprovechamientos urbanos de la APR, es decir, no se plantearon hacer un estudio ni un análisis sobre cuál era el ámbito más adecuado desde el punto de vista paisajístico y como hito histórico”.
Según explican desde Carabanchel, Historia y Patrimonio, el espacio alrededor de la ermita es inseparable de su propio interés histórico y cultural, pero la protección obligatoria de este se adaptó al diseño de la ordenación. “Nosotros hemos planteado en la alegación que la ermita es un hito histórico referencial, que siempre ha existido –desde hace más de 700 años– con una configuración como punto de referencia con un entorno vacío”
Lo que el documento presentado por la plataforma vecinal detalla es como la ermita del siglo XIII nace ya con un carácter de centralidad sin el que no se puede entender históricamente su entorno. Siempre se mantuvo aislada, rodeada de terrenos agrícolas, forestales y del propio cementerio. Uno de sus valores distintivos tiene que ver con el paisaje urbano y la posibilidad de ser divisada desde distintos sitios. Este carácter de hito se relacionaba también con la red de comunicaciones de Carabanchel, de lo que deja constancia la vía pecuaria que aún se conserva (pasa frente a la fachada sur del edificio), que Ecologistas y otras plataformas del distrito quieren recuperar.
La construcción de la cárcel durante el franquismo, así como la de algunas torres de viviendas y el metro, constriñeron este carácter de hito urbano y paisajístico, lo que estuvo relacionado con su progresivo abandono y deterioro, que llevó al entorno del edificio religioso a convertirse en un espacio usado como vertedero y chabolismo. Sin embargo, actualmente la construcción ha recuperado este carácter.
“El mejor momento para contemplar la ermita ha venido cuando se han derribado los muros de la cárcel y todos los edificios que la cerraban, ahora se divisa desde distancias similares a las de la época de su construcción. Sigue siendo un hito referencial y tiene que seguir siéndolo. Es la única oportunidad que tiene Madrid de devolverle este carácter al edificio más antiguo de toda la ciudad”, explica Felo de Andrés, de la plataforma Carabanchel, Historia y Patrimonio.
El reconocimiento del carácter de la ermita como hito visual histórico va más allá de ser la interpretación entusiasta de algunos vecinos concienciados con la conservación del patrimonio: se apoya, en su condición de BIC, en el apartado 3 del artículo 19 de la Ley del PHE, donde “se prohíbe toda construcción que altere el carácter de los inmuebles a que hace referencia este artículo o perturbe su contemplación”.
Desde el grupo de vecinos y activistas por el patrimonio no piden que se dejen de construir todos los terrenos de la antigua cárcel, pero sí ampliar notoriamente el perímetro del entorno de protección de la ermita. “Hay que tener en cuenta que es uno de los pocos espacios que quedarán sin construir en la zona”, añaden desde la plataforma.
Tal y como está planteado el ordenamiento, se podrían levantar volúmenes de varias plantas a menos de 45 metros de la ermita y a menos de 15 del cementerio, con uso residencial y comercial. Piden que esta parcela (la 3.2) se recalifique para, junto con otras contiguas que ya tienen otros usos, ampliar el espacio libre alrededor de la ermita, pudiendo admitirse alguna construcción dotacional que, con distancias y escalas que respeten al edificio más antiguo de la ciudad, complementen un uso social que ya tiene.
“El espacio sigue siendo a día de hoy en parte residual y se utiliza para verter basura y escombros, también para hacer fiestas nocturnas; pero, poco a poco, va cobrando más importancia y se van realizando más actividades de tipo social en el entorno de la ermita”, explican desde Carabanchel, Historia y Patrimonio, que recuerdan que se está recuperando la tradicional romería de San Sebastián (la más antigua de Madrid) y llevando a cabo otro tipo de actividades, como las jornadas de recreación histórica llevadas a cabo el año pasado.
En línea con ello, en las alegaciones se pide que el entorno de la ermita mire hacia la increíble riqueza histórica del área, incluyendo un Centro de Interpretación del Patrimonio Cultural de Carabanchel, con especial énfasis en el importante yacimiento arqueológico en el área del parque Eugenia de Montijo, los terrenos de la antigua Cárcel de Carabanchel y el entorno de la propia Ermita de Nuestra Señora de la Antigua, donde se han encontrado restos de asentamientos carpetanos, romanos, visigodos y de época contemporánea.
La lucha de los vecinos de Carabanchel por su territorio comprende peleas por la memoria (la de la propia cárcel franquista), las dotaciones públicas y la historia. Y en el área donde está Santa María la Antigua confluyen todas, por lo que al camino de su desarrollo urbanístico, a buen seguro, le quedan aún muchas etapas que algún día serán también estratos de una historia inmemorial.
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