La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha decidido responder a la exitosa manifestación del domingo en defensa de la sanidad pública elevando aún más el tono contra la oposición de izquierdas, a la que ha llegado a acusar de buscar con la protesta un cambio de régimen en España. Lejos de hacer autocrítica, Ayuso utilizó este lunes el rosario de críticas habitual que le había servido hasta ahora para afianzarse en la Puerta del Sol y no asumir responsabilidades por el caos de las urgencias o la situación de la atención primaria en la región, dos de las razones que motivaron la masiva movilización del fin de semana. “Ultraizquierda”, “activistas”, “juego sucio” o “fracaso” son algunos de los calificativos que ella y su círculo de más confianza profieren ahora contra una multitud que salía a la calle para sacar músculo en defensa de lo público.
Fueron 200.000 personas según la Delegación del Gobierno y 670.000 según los organizadores. Es una cifra mayor, en cualquier parámetro, que la que consiguieron congregar en Colón las tres derechas de PP, Ciudadanos y Vox en 2019 para exigir la dimisión de Pedro Sánchez. Pero la presidenta madrileña considera que los manifestantes eran pocos y sus reivindicaciones, ilegítimas. “Si fuera por la sanidad pública, hubiesen acudido dos millones de madrileños”, afirmó en un desayuno informativo este lunes.
Esas eran las primeras palabras de Ayuso sobre la multitudinaria manifestación. Antes había pronunciado un discurso, que luego difundió desde su cuenta de Twitter, en el que atacaba duramente al presidente del Gobierno a cuenta de la reforma del delito de sedición. Durante su parlamento, la presidenta madrileña recuperó sus grandes bazas: ETA, el independentismo y Venezuela. Frente a un auditorio entregado, en el Club Siglo XXI, dibujó una línea entre Miguel Ángel Blanco –el concejal del PP en Ermua asesinado por ETA en 1997– y el supuesto plan de Sánchez para “desmembrar España como nación”. “Detrás de este deterioro y asalto a las instituciones, hay un plan con una ideología clara detrás: instaurar en España, al margen de los mecanismos constitucionales, una república federal laica de facto”, afirmó.
Ayuso obvió mencionar, sin embargo, el deterioro de la sanidad pública que denunciaron el domingo en las calles los ciudadanos. Ni las listas de espera quirúrgicas, que han pasado de 75.000 a 99.000 personas desde que gobierna. Ni las demoras de hasta 15 días para una consulta con el médico de familia. Ni el caos en la reapertura de las urgencias extrahospitalarias urbanas a cuenta de desmembrar la atención continuada en el mundo rural.
“¿Que hay que boicotear la sanidad en Madrid, tomar las calles y los hospitales y hacer creer a los ciudadanos que tienen una mala sanidad, cuando, aun en medio de una crisis internacional de los modelos sanitarios, es excelente comparada con cualquier lugar del mundo? Pues se hace”, se refirió Ayuso al conflicto sanitario. En su discurso, en el que no mencionó la manifestación, señaló que “el problema es que además del deterioro de unos servicios públicos que ha costado décadas levantar, se impide el debate sereno para una reforma necesaria en un mundo que envejece”.
Tras reclamar ese debate sereno, Ayuso saltó al ataque. “Si los activistas de la izquierda acudieran a nuestros hospitales, a lo mejor habría menos demagogia”, acusó. “La izquierda, en lugar de buscar soluciones a través del acuerdo y la negociación, en lugar de pedir un pacto nacional para solucionar la falta de médicos que afecta a toda España, que es el problema real, el verdadero asunto, ha optado por politizar las dificultades. Esa es la estrategia desestabilizadora de una izquierda irresponsable que busca desesperadamente aferrarse al poder o llegar a él, como es el caso de Madrid, a través de la confusión, la agitación y el juego sucio”, continuó.
Es la fórmula que han encontrado en la Puerta de Sol para desviar la responsabilidad de los problemas sanitarios –cuya gestión está transferida a las comunidades desde hace casi dos décadas– al Ejecutivo central. En España faltan médicos, pero en ninguna comunidad la situación se ha tensado hasta el punto de Madrid. Este lunes, los presidentes autonómicos del PP han evitado pronunciarse sobre la manifestación, mientras Ayuso extiende la sospecha de sus problemas sanitarios sobre el resto de territorios. Lo único que han reclamado los consejeros de Sanidad conservadores ha sido que el Gobierno les facilite una solución consensuada ante la escasez de médicos de familia.
“Cuando desde el activismo de izquierdas tratan de confundir a la opinión pública diciendo que un centro sanitario 24 horas (como ha rebautizado a los servicios de urgencias extrahospitalarias) debe funcionar como un pequeño hospital o cuando meten miedo diciendo que la videoconferencia sustituye a un médico en urgencias, hacen eslóganes desde la falsedad”, argumentó la presidenta para salir al paso de las críticas por los 34 centros en marcha sin personal médico presencial, solo con teleconsulta. Una medida que han criticado profesionales y sindicatos y que impediría, por ejemplo, realizar una reanimación cardiopulmonar avanzada.
“Cuando dicen que nuestro sistema sanitario atenta contra la Sanidad Pública, sabemos, simplemente, que sus discursos los han escrito aquellos que no utilizan nuestro sistema público porque les atienden en hospitales privados”, cargó Ayuso sin miramientos. Desde que anunció su intención de reabrir los 37 servicios de urgencias de Atención Primaria que cerró por la pandemia con los cerca de 200 médicos que trabajaban en los Servicios de Atención Rural (SAR), han renunciado una treintena de ellos, según han contabilizado los sindicatos, alegando cambios de horarios, destinos forzosos y la imposibilidad de prestar una atención óptima a sus pacientes.
“Mejorar sus condiciones”
Ayuso, desde cuyo Gobierno se llegaron a deslizar acusaciones de boicot contra los médicos, ha afirmado ahora que siempre estarán “dispuestos” a “intentar mejorar sus condiciones”. “Sabemos que son indispensables porque la protección de la salud es un derecho constitucional y hay que contar con ellos y que su bienestar profesional es esencial para que podamos disponer del mejor sistema sanitario”, dijo en un doble y contradictorio discurso en el que terminó acusando a la izquierda de “llegar al poder a través de la agitación y el juego sucio”.
Como en sus intervenciones cabe todo, Ayuso pasó del compromiso de mejorar las condiciones laborales de los sanitarios a afirmar que “lo que está pasando en Madrid no tiene nada que ver con el derecho de todos los profesionales a reclamar derechos laborales”. Casi a la vez, su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, en el punto de mira y de quien oposición y sindicatos piden la dimisión, aseguraba en Telecinco que esta “manifestación política” no va a “desviar” al Gobierno regional. “Tenemos un plan trazado”, advirtió. Sin embargo, esa estrategia ha ido sufriendo cambios desde que la presidenta anunció la reapertura de los SUAP. Primero no serían todos y no todos con médicos. Luego serían todos con médico paulatinamente. Después, todos a la vez. Ante el caos, unos con médicos y otros con teleasistencia. El del viernes fue el quinto cambio en apenas cinco meses.
Este martes, la Consejería ha convocado al comité de huelga a la primera reunión desde que el conflicto se materializara en un paro el pasado 7 de noviembre, hace ahora ocho días, y con las posturas igual de distanciadas ante la perspectiva de mantener servicios sin personal médico.
La utilización de Telemadrid
Para su plan, Ayuso cuenta con un aliado en la televisión pública. Tras dos reformas de la ley del Ente, que ha utilizado para poner una dirección afín, la estrategia mediática madrileña ha dado sus frutos. Este domingo, la cadena minimizó la manifestación. “La izquierda toma la calle a seis meses de las elecciones municipales y autonómicas. Manifestación contra Ayuso por la reforma de las urgencias extrahospitalarias. Miles de personas convocadas por sindicatos y partidos políticos para defender, dicen, la sanidad pública. Sus portavoces atacan a la presidenta y exigen responsabilidades políticas. Para el Gobierno regional, la izquierda utiliza políticamente la sanidad”, relataba el presentador del informativo al mediodía.
Una entradilla en línea con el objetivo de la presidenta madrileña de acotar las reivindicaciones a meras proclamas políticas al servicio del líder de izquierdas que mejor convenga. El jueves, el sindicato que convocó la huelga estaba a las órdenes de Mónica García. Este lunes, la manifestación había sido convocada por el PSOE. “El Partido Socialista en Madrid montó una manifestación contra el PP y se la entregó a Más Madrid”, dijo, para acusar de un supuesto “giro a la ultraizquierda” en manos “de una escisión de Podemos”.