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“No nos vamos”: los vecinos de Argumosa 11, en Lavapiés, resistirán frente a la “especulación” en el barrio

Concentración de los vecinos de Argumosa 11, en Lavapiés.

Iñigo Aduriz

“No nos vamos”. Con este grito unánime los vecinos del número 11 de la calle Argumosa de Madrid, han querido dejar claro este sábado que no piensan atender las exigencias de la nueva propietaria del edificio, la inmobiliaria Inversión en Proindivisos S.L., que ha decidido no renovar los contratos de los inquilinos y, en otros casos, les ha planteado subidas de sus alquileres de hasta un 300%. Esto supone, a juicio de los vecinos, que la empresa busque su “expulsión” de un inmueble en el que han vivido durante décadas. Pero, según han explicado, resistirán frente a la “especulación” y la “turistificación” que vive el barrio.

Para ello cuentan con el respaldo de diversas organizaciones como la Asociación Vecinal La Corrala o el Sindicato de Inquilinas, que hoy han respaldado una concentración en su apoyo a las puertas del edificio. Allí Manuel Osuna, portavoz de la primera asociación, ha considerado que la situación que se vive en Lavapiés, al igual que en otros barrios del centro de Madrid, es “inviable”. “La proliferación de los pisos turísticos está haciendo que los alquileres se incrementen hasta el punto de que muchos vecinos se tengan que marchar. Lavapiés no soporta más pisos turísticos y esto no es un barrio temático”, denunciaba.

Un claro ejemplo de ese fenómeno es el de Argumosa 11. Teresa Sarmiento, jubilada de 68 años, lleva viviendo aquí desde hace 20 años. En diciembre una pareja se presentó en su casa y le ofrecieron 2.000 euros por dejarla. “Nos dijeron que el edificio tenía que estar vacío en 2018”, recuerda. Ante su resistencia, recibió un burofax en el que le comunicaron que pensaban incrementarle el alquiler un 200% sobre los 320 euros que pagaba hasta ahora. “Personalmente me quedaría en la calle porque tengo una pensión de 364 euros”. Por eso emplaza a la inmobiliaria dueña de la finca a sentarse a hablar. “Que sean empáticos y que entiendan nuestra situación”. Si no, solicita a la administración que le oferte un piso social en el que poder vivir.

Una situación similar es la de Asunción Carbonel, de 62 años, que vive en el edificio junto a su familia. “Llevamos aquí toda la vida y ahora quieren echarnos a la calle. Antes podíamos pagar el alquiler pero ahora, con las pensiones tan bajas que tenemos, es imposible”, lamenta. Denuncia, por ello, que el centro de Madrid se esté convirtiendo en el paraíso de la “especulación”, donde “las empresas compran las casas para venderlas más caras”, expulsando así a los vecinos de siempre. “Vivo con mis nietas que son pequeñas y que están escolarizadas en el barrio. Si nos echan pierden el colegio y pierden su vida. Es una injusticia”, señala.

“De momento vamos esperar y no tenemos intención de marcharnos. Estamos pagando desde hace 15 años y no somos ningunos okupas”, añade, por su parte, Jorge Escobar, de 55 años y dedicado a la construcción, que vive en Argumosa 11 con su esposa y sus hijos. “No tengo dónde ir. Nadie me alquila un piso con lo que cobro y es imposible pagar lo que piden ahora”, añade a su lado Rosi Santiago, de 49 años y también vecina del inmueble. Ella explica que a pocos metros de la vivienda, hay un piso por el que piden 2.400 euros de renta.

La turistificación que vive Lavapiés es evidente con solo dar una vuelta por sus calles. En las próximas semanas se inaugurará un hotel Ibis en pleno centro del barrio, proliferan los hostel y los pisos turísticos, y se ve continuamente a grupos de decenas de turistas ataviados con audioguías. “Esto es insostenible”, insiste Osuna.

Argumosa 11 se ha convertido en todo un símbolo de la lucha por el derecho a la ciudad y a la vivienda en el barrio de Lavapiés, una de las zonas más afectadas por la subida de los precios del alquiler. El barrio forma parte de Centro, el distrito que en el último cuatrimestre de 2017 acumuló los precios de alquiler más altos de la ciudad (19 euros m²) . También es el que concentra la mayor cantidad de viviendas turísticas.

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