Cerca de un centenar de personas se han concentrado este mediodía en la sede del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, en el Paseo de la Chopera, para denunciar que el hambre sigue haciendo estragos en la ciudad. Molestos con las declaraciones del jueves de la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Cs), que arguyó que las familias que acuden a las despensas vecinales a por comida ya reciben ayuda del Ayuntamiento, los presentes han colgado platos de cartón en la puerta del edificio, han reclamado que se empiecen a repartir de una vez las tarjetas de alimentos prometidas por el consistorio a las familias sin recursos y han coreado consignas contra el Gobierno local.
“Todas las familias que nos vienen han pasado por los servicios sociales y tienen el certificado de exclusión alimentaria, el Ayuntamiento los tiene censados y no hay posibilidad de repetir ayuda en ningún lado”, defiende Luis Yuguero, de la Red de Solidaridad Popular Carabanchel/Latina, para quien las palabras de Villacís “siembran la duda” sobre la honradez de la gente sin recursos. “Todo el que se acerca a pedir algo tiene presunción de culpabilidad, ya va a ser un ladrón o un estafador”, lamenta el hombre, crítico con que los servicios sociales hagan una labor más de “investigación” de que todos los papeles estén en regla y no tanto “el trabajo real de reinsertar y empoderar”.
Su asociación llegó a dar alimento a 1.800 familias en marzo, pero, aunque la reactivación de la economía tras el fin del confinamiento supuso un alivio para aquellas con mayor precariedad laboral, el repunte de la epidemia vuelve a ocasionar carencias. “Algunos ya han vuelto porque la situación empieza a empeorar”, asegura.
Los primeros vecinos que se han acercado al lugar a mediodía dudaban, de entrada, sobre qué hacer con los platos. Algunos los traían de loza, para hacer ruido, pero la mayoría los han llevado de cartón, marrones, blancos, incluso con motivos navideños. Sí había sintonía con las consignas: “Mi barrio pasa hambre”, “¿Dónde están las tarjetas de alimentos?” o “Más ayuda, menos banderas”, en alusión esta última a la temática patriótica del alumbrado navideño.
“En vez de decir que somos unos ingenuos, deberían reflexionar sobre por qué la gente sigue necesitando acudir a las redes vecinales para poder comer”, indica Roberto Borda, de la Asociación Apoyo. “Hay un montón de prestaciones pequeñitas que no solucionan la pobreza. Que nos explique Villacís cómo se llega a fin de mes en Madrid con 400 euros”, reclama.
Los concentrados, convocados por una docena de asociaciones vecinales y ONG, señalan los problemas de acceso a las ayudas, como las incompatibilidades de la Renta Mínima de Inserción que abona la Comunidad de Madrid con otros beneficios, las dificultades del Ingreso Mínimo Vital del Gobierno estatal para llegar a sus destinatarios o los meses de retraso de la tarjeta de alimentos municipal, que todavía no está operativa.
“El cuello de botella en los procesos burocráticos es real, pero hace falta voluntad política”, apunta Paco Carazo, de la Mesa de Derechos Sociales. “Para poner luces con la bandera sí hay dinero”, lamenta. Rosa García, del Observatorio de la Exclusión de Madrid, critica por su parte la tardanza de Madrid en poner a disposición los fondos europeos llegados para atajar las carencias resultado de la COVID-19 en comparación con otros municipios de la Comunidad como Fuenlabrada, Parla o Getafe. “Demasiado estamos aguantando”, advierte.
También han acudido a La Chopera la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre, y la diputada autonómica Mónica García. “Si recibes la renta de inserción de la Comunidad de Madrid o has pedido el Ingreso Mínimo Vital estás fuera de las ayudas del Ayuntamiento. Es un decreto de Villacís y [el alcalde] Almeida, ella lo debe saber”, señala la concejala. García recuerda, por su parte, que “en 2019 se dejaron de gastar 30 millones de euros” en la renta de inserción de la Comunidad. “Hemos crecido en riqueza, pero también en pobreza”, denuncia.
Sobre el peligro de las declaraciones simplistas termina reflexionando Luis Yuguero: “Hay gente a la que se da una respuesta fácil y la toma como un dogma, como eso de que a quien llega en patera le dan 850 euros nada más aparecer en la playa. Es una locura de argumento, pero es lo que hay”.