Los aparcamientos disuasorios que el Ayuntamiento de Madrid ha presupuestado para el año 2021 han levantado a los vecinos. Estas infraestructuras son una de las piedras angulares de la política medioambiental del equipo de PP y Ciudadanos para evitar que los coches se trasladen al centro de la ciudad y reducir la contaminación. Sin embargo, los vecinos de los barrios periféricos donde se ubican no ven con tan buenos ojos estos proyectos que habilitan grandes superficies para que aparquen vehículos procedentes de otras zonas bajo la ventana de su casa.
En el distrito de Hortaleza, los residentes se sorprendían esta semana al ver un aparcamiento pegado a la glorieta de Mar de Cristal en las cuentas municipales con una inversión de 2,2 millones de euros. Los vecinos habían dado el proyecto por enterrado tras una fuerte polémica antes de la pandemia que terminó con la decisión del Pleno de distrito de paralizarlo hasta que se negociara con entidades vecinales y partidos. El concejal, Alberto Serrano (Ciudadanos), llegó a tuitear que no existía ningún proyecto “en curso”.
“Nos hemos sentido engañados porque entendíamos que se había parado”, dice Juan Rodríguez, de la plataforma contra el parking, que ha convocado una concentración de oposición a la infraestructura esta semana y tiene previsto volver a llamar a los vecinos a salir a la calle en una manifestación por el barrio. En el espacio, un enorme descampado, se aprobó un proyecto -llamado Hortaleza Green Finger- a través de los presupuestos participativos que incluía un centro cultural. Fue en 2017 y el Gobierno de Manuela Carmena nunca lo llegó a presupuestar. Ahora los vecinos pelearán por frenar de nuevo el aparcamiento porque consideran que “no cumple los requisitos de un aparcamiento disuasorio” al estar dentro de un barrio.
“Traerá más coches y más contaminación”, lamenta Rodríguez, que piensa que este aparcamiento se construye “al servicio de las oficinas” que hay junto a la M-11, la vía que divide el barrio de Hortaleza en dos mitades. “ING ha abierto dos edificios grandes, está Iberdrola... y además tememos que sirva de parking también para quienes van al aeropuerto”, explica. El objetivo teórico de una infraestructura de este tipo es dar un espacio para que los coches procedentes de la periferia aparquen a las afueras de Madrid y los conductores tomen el transporte público para entrar en la ciudad.
El enfado de los vecinos va más allá de este aparcamiento: los presupuestos de 2021 incluyen tres parking en el distrito. Al de Mar de Cristal se suma otro en Fuente de la Mora y uno más en Valdebebas. Solo en estas infraestructuras se va a gastar el 41% de la inversión destinada a Hortaleza el año que viene (3,8 de un total de 9,1 millones). “Estamos alucinados”, resume Rodríguez. El barrio, además, ya tiene experiencia en la movilización contra estas infraestructuras. El Ayuntamiento cedió hace unos meses un solar anexo a un colegio público, Juan de Zaragüeta, a Iberdrola para que aparcaran sus trabajadores. La oposición política y vecinal forzó al Consistorio a dar marcha atrás en la cesión aunque la decisión aún no se ha ejecutado.
No es una idea solo de Almeida: Carmena proyectó 12 aparcamientos
La creación de aparcamientos disuasorios en la ciudad de Madrid no es una idea novedosa del alcalde José Luis Martínez-Almeida. La anterior corporación liderada por Manuela Carmena proyectó la construcción de 12 infraestructuras de este tipo en la ciudad para acoger a 10.000 coches pero nunca cumplió con su plan. Solo hizo una en el Estadio Wanda Metropolitano.
El Gobierno de PP y Ciudadanos ha tomado aquel plan no ejecutado como referencia añadiendo otros nuevos, como el de Hortaleza. Entre los aparcamientos por construir de entonces está el situado en el barrio de las Águilas, en Latina, otro enclave donde la puesta en marcha de las obras ha cabreado a los vecinos. El parking, de cerca de 400 plazas, se va a colocar en un barrizal que ha servido toda la vida para estacionar a los residentes del barrio y cuya entrada ahora estará regulada y será de pago. El alcalde se fotografió en el descampado el pasado 10 de noviembre. La construcción ya está adjudicada por 1,3 millones de euros y la zona, vallada. Los vecinos ya no pueden aparcar allí gratis.
“Nos trasladan los coches a los barrios de la periferia sin pensar cómo nos van a afectar o cómo va a distorsionar la vida aquí. Ya se podían gastar ese dinero en asfaltar, en iluminar... es una pasta”, se queja Sandra Rodríguez, una de las vecinas que se está organizando en contra del proyecto del barrio de las Águilas. Rodríguez cree que se está pervirtiendo el concepto de parking disuasorio al introducirlos en medio de barrios “consolidados” y “humildes”. Además de compartir la oposición a sendos aparcamientos, los vecinos de Hortaleza y Latina también comparten concejal.
Los parking disuasorios planteados en este mandato tienen un horario y únicamente son gratuitos para las personas que tienen abono transporte. Los residentes de cada barrio donde se instalan, al no usarlo como disuasorio, deben pagar la tarifas unitarias de la EMT por horas: de 1,35 euros por los primeros 15 minutos a 32 euros si el vehículo está 11 o más horas. Una portavoz del área de Medio Ambiente asegura que se están estudiando unos “bonos nocturnos para residentes que tendrán que estudiarse caso por caso”.
El Ayuntamiento de Madrid va a destinar 23 millones de euros solo para este tipo de infraestructuras en 2021. Hay al menos siete previstos o ya en construcción: Villaverde Bajo-Cruce, Aravaca, Canillejas, Fuente de la Mora, Valdebebas, Mar de Cristal y Aviación Española.
La memoria del proyecto de cuentas municipales del año que viene, aprobada por el Gobierno de PP y Ciudadanos este lunes, incluye estas infraestructuras dentro de un epígrafe encabezado por “una ciudad más limpia, más verde y más sostenible”. Forma parte de este párrafo también la inversión para remodelar la distribución de carreteras y conexiones en el Nudo Norte de Manoteras. Otros 30 millones de euros. Esta obra se ha trasladado por carta a los vecinos que sufrirán los ruidos de las piquetas como una intervención que “permitirá reducir las emisiones de los vehículos y mejorar la calidad del aire” al disminuir la congestión.
El concejal de Medio Ambiente, Borja Carabante, cree que convencerá a los residentes de Hortaleza y Aviación Española de que los aparcamientos “son un beneficio para ellos y para todos los madrileños”. “Vamos a mantener una reunión. Los vecinos de Aravaca también habían mostrado su disconformidad, pero les explicamos el proyecto y decidieron apoyarlo. Estoy seguro de que va a pasar lo mismo”, sostenía el delegado este jueves. No es la primera vez que el Consistorio de PP y Ciudadanos arrastra una polémica por un parking y tiene que dar marcha atrás. La idea de hacer uno subterráneo en la avenida Menéndez Pelayo, al lado de El Retiro, terminó guardada en un cajón por el fuerte rechazo vecinal y de la mitad del Gobierno de coalición. Ciudadanos se oponía.