Los vecinos de Usera que tendrán un horno crematorio a 200 metros de sus casas: “Somos el punto basura de Madrid”

Caio Ruvenal

27 de agosto de 2024 21:55 h

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La vista desde la colina donde están emplazados los toboganes y columpios del parque Manzanares está dominada por los azulados vidrios que revisten el coloso de más de 13.000 metros cuadrados que es el tanatorio de la M-40, en la avenida Rosales. La pasada semana, a ese servicio funerario de la empresa Parcesa se le otorgó además la licencia para construir un horno crematorio con capacidad para más de 1.000 cremaciones al año. Esa cercanía entre espacios comunes del barrio y la actividad industrial contaminante, que se sumará a la de depuradoras, el estanque de tormentas y la subestación de gas ya existentes en la zona, es lo que más preocupa a los vecinos de los colindantes barrios de Los Rosales, Butarque y principalmente San Fermín.

“Lo que le faltaba a San Fermín. Si ya teníamos suficiente con el olor de la depuradora, ahora también hay que soportar el del crematorio. Respirar ese humo es bastante desagradable”, dice Marimar en la puerta del Mercadona que está al lado del tanatorio, sobre el proyecto que fue rechazado en tres ocasiones anteriores por el consistorio. Al salir del supermercado hay una plaza con un espacio infantil en el centro, una de al menos cuatro que están desperdigadas a lo largo del camino de Perales, que termina con la M-40 y la funeraria.

“En el sureste del barrio ya hay demasiadas instalaciones. Hay una subestación de gas a 50 metros, las depuradoras, un establecimiento de hormigón, el ruido de la M-40 y la M-30. Tragamos lo que no está escrito. No entienden que por muy bajas que puedan llegar a ser las emisiones del crematorio, ya no aguantamos más”, explica Mayte Pocero, de la Asociación de Vecinos de San Fermín.

En este barrio del distrito de Usera y sus calles aledañas están instaladas varias plantas, como las estaciones regeneradoras de aguas residuales —para filtrar los desechos urbanos y aguas fecales— La China, La Gavia y Butarque; el estanque de tormentas de Butarque, que al almacenar aguas de las lluvias puede causar estancamiento y descomposición; y una subestación de gas natural, donde se procesa y distribuye el recurso. La mayoría de ellas están concentradas en el camino de Perales, que también acoge la Caja Mágica de Madrid y está pegado a un nudo de la M-40 y a otros kilómetros de la M-30.

“Nos tendrán en guerra”

“La zona ya tiene problemas de ruido por la autopista, plagas de insectos y los olores en la zona son malos por las aguas negras del río Manzanares y las depuradoras. Imagínate ahora un crematorio a 200 metros de las viviendas más cercanas. Lo que tienen que hacer las autoridades es llevarse el crematorio a otro lugar. Al sur siempre nos llega todo lo que no se quiere. Nos tendrán en guerra”, protesta Diego, residente de Los Rosales.

Desde Butarque, otro de los barrios fronterizos, también se han pronunciado mostrando su rechazo. “Llevamos años esperando un centro de salud que fue una promesa hace 20 años. El centro cultural Los Rosales lleva cerrado más de un año, pero se insiste con el crematorio. Hace 10 años llegamos a un compromiso en el que no se iba a llevar adelante y no entiendo por qué se retoma ahora”, dice la portavoz Asociación de Vecinos Independiente de Butarque.

El bloque de viviendas más cercano al tanatorio, a unos 200 metros de este, se encuentra en el cruce de la calle Periana con la avenida de Los Rosales, esta última rodeada de espacios verdes con pequeños parques para niños. La distancia recomendada por la Ordenanza Municipal de Calidad del Aire y Sostenibilidad recomienda en su artículo 22 que los hornos para la incineración de cadáveres deben instalarse de modo que la distancia del foco de emisión no sea menor a 250 metros respecto a viviendas o lugares habituales de personas, como oficinas, centros comerciales o instalaciones deportivas, parques.

“Lo que más me preocupa es saber qué tan perjudicial puede ser para la salud”, se pregunta Álex antes de comenzar a hacer ejercicio en uno de los parques de la avenida de Los Rosales. La incineración necesita mucho combustible y produce millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año, según un artículo de la revista NatGeo. La cremación media en Estados Unidos gasta casi la misma cantidad de energía y tiene las mismas emisiones que dos depósitos de gasolina de un coche medio, concluye el estudio.

Tres años buscando alternativas

A Paloma, de 56 años, le inquieta la pérdida de valor inmobiliario que puede suponer tener su casa al lado de un crematorio. Lo dice desde la única terraza abierta en el camino de Perales. En el resto de los establecimientos cuelga el cartel de “cerrado por verano” y los vecinos todavía no vuelven de las vacaciones. La concesión de la licencia en agosto los ha tomado por sorpresa y las asociaciones esperan que lleguen para convocar manifestaciones. “Nos tendrán de pie; agotaremos todas las vías como las hemos agotado hasta ahora”, refiere Pocero de la Cruz de la asociación vecinal.

El texto de la autorización del crematorio consultado por este medio indica que “la presente licencia se concede por acatamiento y cumplimiento de sentencia firme dictada en fecha 12 de julio de 2021” por el Tribunal Supremo, al que Parcesa-Parques de la Paz S.A. presentó un recurso de casación ante la resolución de 30 de marzo de 2016 del Gerente de la Agencia de Actividades, que inicialmente había denegado la licencia.

Las explicaciones del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se limitan a indicar que la sentencia “obligaba” a conceder los permisos y que el área de Urbanismo ha pasado tres años buscando si podía eludir esta posibilidad.