Con el avance de la tecnología, las estafas por Internet son cada vez más sofisticadas. Los mensajes, inicialmente burdas traducciones, están mejor escritos. Las imitaciones de las páginas web que se pretenden suplantar, más conseguidas. Hace años que los departamentos de comunicación de los bancos recuerdan insistentemente a sus clientes que no respondan a mensajes que les soliciten sus claves o datos privados. El principio de desconfianza se va extendiendo entre la población, pero siempre hay despistes, como el que parece haber afectado al Ayuntamiento de Madrid: el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, estuvo hablando el viernes por videoconferencia con alguien que decía ser su homólogo de Kiev, Vitali Klitscko, pero que resultó ser un impostor que empleaba un vídeo manipulado.
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En la maniobra no hubo ‘hackeo’, sino un truco de antes del internet 2.0: emplear para la comunicación una dirección de correo electrónico falsa, pero similar a la oficial, según publicó el diario ‘Bild’ de Alemania.
El Ayuntamiento de Madrid ha confirmado la charla con el falso Klitschko. “Cuando nos dimos cuenta, se cortó la conversación”, apuntan desde el consistorio, que rechaza dar más detalles sobre el incidente, más allá de que han puesto una denuncia ante la policía por suplantación de identidad y que dieron parte del engaño al verdadero alcalde de Kiev. Almeida, por su parte, ha calificado el incidente de “absolutamente intolerable”.
El regidor madrileño también puede escudarse en que no ha sido el único en caer en la trampa. La alcaldesa de Berlín, Franziska Giffey, y el regidor de Viena, Michael Ludwig, fueron víctimas de engaños similares la semana pasada. El austriaco llegó a publicar el miércoles un hilo de Twitter sobre el contenido del diálogo (ya borrado), dándolo por bueno.
En el caso alemán, el Ayuntamiento dio explicaciones también en Twitter, adjuntando una captura de pantalla de la videoconferencia, en la que se ve la pantalla dividida. De un lado, la alcaldesa; del otro, su falso homólogo, en una imagen que, según la portavoz municipal Lisa Frerichs, tiene todas las trazas de ser un ‘deep fake’ elaborado a partir de un vídeo existente de Klitschko.
En la alcaldía empezaron a sospechar de la conversación pasados 15 minutos, cuando las preguntas pasaron de cuestiones generales a otras más específicas, como la posibilidad de facilitar el regreso de refugiados a Ucrania para luchar o de que los recién llegados pudiesen abusar de las ayudas públicas en el país de acogida. El falso alcalde aparecía bien abrigado, además, pese a estar ya en junio. Giffey declaró: “Por desgracia, la realidad muestra que la guerra se libra por todos los medios, incluido el online, para laminar la confianza por métodos digitales y desacreditar a los socios y aliados de Ucrania”.
La portavoz de la alcaldía berlinesa pasó un par de días en las redes sociales aclarando dudas y asegurando que en la charla, que se cortó a las media hora, no se había facilitado información sensible. Del episodio madrileño, los únicos pormenores que han trascendido son los que figuran en una captura de pantalla de un correo electrónico en la información de ‘Bild’. Se trata de un extracto de una conversación entre el supuesto jefe de gabinete del alcalde ucraniano y la subdirectora general de Coordinación de la Representación Institucional Internacional del Alcalde, Rocío Picón, que no reparó en que el dominio de la dirección terminaba en “.net”, en vez de en el oficial “.gov.ua”. El mensaje incluye un enlace para unirse a una videoconferencia en la aplicación Zoom, con la correspondiente contraseña. Si se pincha en él, se acaba llegando a un recuadro de aviso para la reunión entre “alcalde de Kyiv” y “alcalde de Madrid”, programada para las 14h del pasado viernes.
Espionaje o broma
El engaño pudo ser un intento de espionaje, como sugirió la alcaldesa de Berlín, o una broma, en la línea de la que gastó un humorista ruso en 2017 a la entonces ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, haciéndose pasar por el ministro letón del ramo. El bromista aseguraba que Carles Puigdemont era un espía ruso apodado ‘Cipollino’. Del reciente caso madrileño cabe decir que habría quedado en nada de haber atendido la alcaldía al aviso que se incluye como cierre y en mayúsculas a los mensajes que llegan a todas las direcciones oficiales del Ayuntamiento, también en este caso: “Este correo procede de una dirección remitente externa al Ayuntamiento de Madrid. No abra ningún enlace ni ficheros adjuntos sin confirmar que la dirección remitente es de confianza”.