La imponente victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas anticipadas de este cuatro de mayo tiñó de azul los 21 distritos de la capital y casi por completo todo el mapa de la Comunidad de Madrid, a excepción de cuatro municipios de 176, en los que se impuso el PSOE. El Partido Popular con Ayuso a la cabeza, logró duplicar los votos respecto a 2019 –cuando obtuvo el peor resultado en la historia del PP de Madrid– y consiguió el 44,7% de los sufragios, superando a los que obtuvo Cristina Cifuentes en 2015. Junto con Vox, la derecha suma una holgada mayoría en la Asamblea de Madrid de 78 escaños –la absoluta está en 69 diputados–. Esto se debe principalmente a que la candidata del PP ha conseguido una victoria transversal que suma votos tanto en jóvenes como en población con rentas más bajas, ya que Vox mejora solo levemente los resultados de hace dos años.
Cuando se analizan los resultados de este martes en la Comunidad de Madrid, el mapa para la izquierda es poco esperanzador. La distancia que había logrado recortar en la última década vuelve a desaparecer y la derecha se impone por muchos votos y escaños –20 más– a la suma de las formaciones progresistas –58 diputados–. Solo Ayuso saca a Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos-IU siete escaños.
Madrid es históricamente conservadora. 19 victorias frente a tres derrotas. El repaso de todas las elecciones entre generales y autonómicas de lo que va de siglo en la Comunidad de Madrid dejan claro el apabullante dominio de la derecha en la región. La distancia entre ambos bloques siempre ha sido holgada, a favor del bloque conservador. Y, frente al tópico, estas elecciones han vuelto a demostrar que una mayor participación –en los comicios del martes fue del 76%– no beneficia a la izquierda, al menos en Madrid. En las elecciones generales –donde se suele votar más– la ventaja de la derecha siempre es mayor.
La victoria de la derecha, agrupada mayoritariamente alrededor de Isabel Díaz Ayuso, ha sido amplia en estas autonómicas. Pero la distancia no ha cambiado tanto frente a la que obtuvo la derecha en las elecciones generales de 2016. En aquellos comicios–de la que salió el Congreso de los Diputados que aprobó la moción de censura contra Rajoy– el bloque consiguió en Madrid 15 puntos de distancia frente a la izquierda. Casi lo mismo que el pasado martes.
La novedad en estos comicios es que la derecha ha vuelto a recuperar terreno frente a la izquierda en unas autonómicas. Y la victoria incontestable de Ayuso ha sido transversal. La derecha, y fundamentalmente la candidata del PP, ha ganado votos en zonas jóvenes y mayores; rurales, urbanizaciones y centro de ciudad; zonas ricas y pobres y feudos de izquierda y derecha.
Frente a las anteriores autonómicas, el salto que ha dado la derecha en Madrid ha sido mucho mayor. Y si se compara el porcentaje de voto en cada bloque en función de otros factores –como la renta o la edad media de cada mesa electoral– aparecen muchas pistas para entender esta victoria del PP.
Hay otra especialmente relevante: la del voto en función de la riqueza de cada barrio. Como siempre en Madrid, el voto sabe de clases sociales: los ricos votan más a la derecha que los pobres. Pero a diferencia de las anteriores elecciones, la derecha ha ganado en esta ocasión en todos los barrios salvo en el 30% más pobre de la región. Hace dos años, la derecha solo ganaba en el 30% más rico.
El aumento del voto conservador ha sido generalizado, en todos los sectores y clases sociales. Pero por barrios, ha crecido más en aquellos donde la izquierda solía arrasar. Es consecuencia también del aumento de la participación, que también era menor en los barrios populares, donde el bloque progresista acostumbra a ganar.
Esos votos nuevos se han decantado por Ayuso en estas elecciones. A falta de que se publiquen las primeras encuestas que revelen cómo se ha trasvasado el voto, todo apunta a que el Partido Popular ha logrado absorber casi la mayoría de los votos que en 2019 fueron a Ciudadanos, pero también ha arañado a los socialistas, que en estos comicios se han dejado 13 escaños en favor de Más Madrid y Unidas Podemos, pero también en favor del PP.
Cuando se analiza el voto por edades, aparece también otro factor: Ayuso ha logrado movilizar a más voto joven de lo que solía ser habitual en el PP. Crece en todas las franjas de edades, pero más en aquellos distritos censales donde abunda la población más joven que en los barrios más envejecidos.
Para la socióloga y directora de 40dB, Belén Barreiro, Ayuso rompe con la tendencia de un voto más envejecido a los populares. “El PP viene de una racha que tenía ese corte generacional, ella lo rompe y se convierte en la lideresa de todas las generaciones, un problema que tenía el partido y al que ella ha dado la vuelta”, explica.
Las conclusiones de los sociólogos consultados es que Ayuso ha logrado movilizar al electorado canalizando dos factores: el sentimiento de orgullo madrileño frente a los nacionalismos de las periferias, un cambio más estructural, y el hartazgo por la pandemia, un aspecto más coyuntural que puede pasar cuando la pandemia termine.
“Han colocado un mensaje de esperanza con la gente encerrada”, explica el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Lorente. Algo en lo que también coincide Barreiro, que señala que ese ha sido el éxito del lema de campaña “libertad”, un aspecto que puede terminar con el fin de la pandemia y la recuperación económica de cara a 2023, cuando las elecciones vuelvan a repetirse. “¿Cuando esto pase la gente se preguntará que quería decir aquello de la libertad, principalmente porque la gente tiende a quedarse con lo bueno, y se olvidarán de las restricciones”, añade.