Abascal hace guiños al primero de mayo y al 15-M en los barrios del sur

Laura Galaup

28 de abril de 2021 22:22 h

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Vox se ha lanzado a la calle para cargar contra la izquierda en distritos y municipios obreros. “No se atreven a pisar los barrios”, aseguran los políticos de la formación de extrema derecha en los mítines que organizan en zonas con un voto histórico de izquierdas. El presidente del partido y la candidata autonómica, Santiago Abascal y Rocío Monasterio, han centrado su discurso en criticar a la “izquierda caviar” y al feminismo “de salón”.

Bajo el lema “los barrios también son nuestros y vamos a protegerlos” la formación de extrema ha recorrido a lo largo de las últimas semanas Moratalaz, Orcasitas, Carabanchel, Vicálvaro, Móstoles, Villaverde, Leganés, Getafe, Ciudad Lineal, Parla, Tetuán y Pinto. La presencia de seguidores de los de Abascal es dispar. El secretario general del partido, Javier Ortega Smith, congregó a más manifestantes que seguidores en el acto que organizó en Orcasitas el pasado 14 de abril. Este viernes en Parla Abascal y Monasterio sí consiguieron reunir a varios centenares de militantes. 

Su arranque de campaña también captó la atención de centenares de asistentes. El acto se realizó en Móstoles, el pasado 18 de abril. Los de Abascal escogieron un municipio del sur de la región, situado en el histórico cinturón rojo de la Comunidad, como una declaración de intenciones de la estrategia electoral dirigida a los municipios del sur de la región, que históricamente se han decantado por el PSOE. 

Alusiones a “la buena gente socialista”

El presidente de la formación de extrema derecha aseguró allí que el partido de Ángel Gabilondo “ha pactado” en el Congreso “con todos los enemigos del orden constitucional”. “Esto no es lo que votaron los españoles, la buena gente socialista de Móstoles que votó a Pedro Sánchez”, indicó Abascal, en una clara alusión al electorado de la ciudad que acogía el acto. 

En los últimos comicios regionales, el 32% de los mostoleños se decantaron por el PSOE, frente al 8% que apoyó la candidatura de Monasterio. El 10N —fecha en la que se celebraron las últimas elecciones generales de 2019— los datos obtenidos en Móstoles por la formación de extrema derecha fueron mejores: incrementaron en diez puntos los apoyos (18,5%). Esta tendencia se ha producido en la mayoría de las ciudades del sur de Madrid que están revisitando, Abascal obtuvo mejores resultados que Monasterio en Leganés, Alcorcón, Alcalá de Henares, San Fernando de Henares y Getafe. En municipios como Parla y Pinto la papeleta liderada por el presidente de Vox fue segunda fuerza superando el 20% de los apoyos. 

Con este contexto y unas encuestas que daban una tendencia a la baja a los de Abascal en los últimos días de la precampaña, la dirección del partido decidió que el líder nacional tutelaría la candidatura de Monasterio. Es su jefe de campaña, su estratega y prácticamente su sombra en todos los actos públicos que se están llevando a cabo. Monasterio se ha convertido en la telonera de su compañero de partido. La candidata interviene antes y sus discursos son más breves. Vox ha optado por explotar el perfil de Abascal para alejarse del de Isabel Díaz Ayuso, que según los sondeos le está arrebatando a buena parte de su electorado.

Reivindican el 1 de mayo y el 15M

En los actos celebrados en barrios y municipios obreros Vox ha llegado a reivindicar dos fechas vinculadas a la izquierda: el 1 de mayo y el 15M. Sobre el día internacional de los trabajadores, Abascal ha asegurado a lo largo de la campaña que su formación estará el 1 de mayo en la calle “disputándole a la izquierda esa falsa representación” de los empleados. Al sociólogo y politólogo, Fidel Olivan, le ha sorprendido esta reivindicación de la extrema derecha española, aunque defiende que es un acto electoral más. “Si las elecciones hubiesen sido el 30 de abril, no lo hubiese hecho”, destaca Olivan, autor del libro El toro por los cuernos: Vox, la extrema derecha europea y el voto obrero (Ed. Tecnos). 

Por su parte, el historiador Xavier Casals, que lleva décadas analizando los movimientos de extrema derecha, destaca que el acercamiento de Vox al voto obrero “tampoco es nuevo”. “Recordemos que creó el sindicato Solidaridad y lo presentó en septiembre de 2020. No parece que tenga sentido crear una organización sindical sin pensar en aproximarse a este sector social”, recuerda Casals. Como informó elDiario.es, Solidaridad ha dejado a su único órgano de control interno en manos exclusivas del líder de la organización, Rodrigo Alonso.

Otro de los intentos de acercamiento a un electorado descontento que se ha producido en esta campaña ha sido el reconocimiento de Vox al 15M. Ortega Smith sorprendía en el barrio de Carabanchel el pasado 14 de abril reivindicando el movimiento social que se produjo en la Puerta del Sol. En su intervención destacó que “muchos españoles que se encontraban en una situación económica muy mala” se concentraron para “luchar contra todo lo que no les gustaba”. “Nuestro aplauso y nuestra comprensión está en todos aquellos españoles que se sintieron engañados por los unos y por los otros y que el 15M quisieron reclamar un cambio en la política”, indicó, para criticar posteriomente que ese movimiento fuese utilizado por la “nefasta política comunista de extrema izquierda”.

En lo peor de la pandemia, en mayo de 2020 los de Abascal ya reivindicaron este movimiento social. En ese momento publicaron un vídeo en el que entrevistaban a tres personas que aseguran que estuvieron presentes en la Puerta del Sol, que se sienten identificadas con Vox y con su testimonio tratan de desvincular a Podemos del 15M. Con estas menciones, la formación de extrema derecha no busca seducir al votante de izquierdas, según defiende el sociólogo Guillermo Fernández-Vázquez y autor del libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional (Ed. Lengua de Trapo y ctxt.es). Este investigador sostiene que la formación de Abascal trata de “posicionarse como el principal azote de la izquierda, de los movimientos sociales y la extrema izquierda, porque saben que saben que ese el lugar en el que le puede robar algo a Ayuso”.

En ese desafío por encontrar un nuevo electorado también influye que “el españolismo que había identificado a Vox y movilizado miles de electores no tiene la misma capacidad de captar votos en unas elecciones autonómicas”, indican la vicedecana de investigación de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense y la profesora de Ciencias Políticas de la Facultad de Trabajo Social de la misma universidad, Leticia M. Ruiz y Gema Sánchez. Estas docentes defienden que Vox “tiene que buscar nuevos temas y nuevos electores, fundamentalmente personas desmovilizadas-desencantadas. Dentro de los cuales, la clase trabajadora es un público claro”.

Votantes de Ayuso en los mítines de Vox

Es habitual encontrarse a votantes de la presidenta autonómica entre los asistentes a mítines de la formación de extrema derecha. Domingo, jubilado y vecino de Carabanchel es uno de ellos. Al volver del supermercado se encontró con las banderas de España, el escenario montado y las cámaras en una de las plazas de su barrio y junto a su mujer se quedó a escuchar a Monasterio y a Ortega Smith.

Preguntados sobre la gestión autonómica de la pandemia, él y su mujer recordaban lo sucedido en los centros de mayores: la fallida medicalización pregonada por el Gobierno autonómico y los protocolos de exclusión basados en el grado de dependencia y el estado cognitivo. “Ayuso no se preocupó mucho por las residencias de Madrid. No lo hizo bien, aunque de las equivocaciones se aprende”, alegaba el vecino de Carabanchel, mientras su mujer contaba que tiene amigas que han vivido cómo sus madres fallecían en estos centros sin despedirse de ellas. 

En los actos públicos, los líderes del partido de extrema derecha han dirigido sus críticas por la “pésima gestión sanitaria” de la pandemia contra el Ejecutivo central. Ortega Smith defendió en Carabanchel que el Gobierno de coalición “ha llevado a una parte de España a la miseria”. A pesar de ser unas elecciones autonómicas, los discursos se centran en demonizar a las formaciones de izquierdas que hablan “desde el Congreso” y “desde el chalé de Galapagar”, “no se atreven a hablar, venir a los barrios y pisarlos” porque “tienen mucho que esconder”. “Han engañado a los suyos”, repite Monasterio en sus intervenciones públicas. 

La organización de actos a mediodía —como ha mantenido Vox hasta que ha arrancado la campaña— permitía que vecinos y trabajadores de la zona que estaban realizando sus labores diarias, como la compra, gestiones en el banco o un parón para comer, se quedasen a escuchar las intervenciones de los representantes de Vox. Domingo se cruzó con un mitin al volver del Hipercor. Lorena, en su jornada laboral como comercial. “Estoy alucinada de estar aquí. Me he parado porque tengo derecho a estar donde quiera”, indicaba esta votante decepcionada con Ciudadanos y que aseguraba que había llegado a apoyar al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero.

Blindaje policial en los actos

A diferencia de Domingo y Lorena, Justi había acudido expresamente al mitin de Carabanchel con unas amigas. “Comparto todo el programa. Estoy totalmente en contra de Podemos y la izquierda. Estoy más a favor de Vox”, aseguraba esta mujer que salía entusiasmada del acto, bandera de España en mano y cargando contra “los medios de comunicación de La Sexta”. A pesar de su entusiasmo tras escuchar a Monasterio, Vox no tiene nada que hacer. Esta jubilada tiene decidido el voto y no irá para la candidata de la formación de extrema derecha. “Con Ayuso estamos perfectamente”, clamaba. Y será la presidenta autonómica la que reciba su apoyo.  

A menos de una semana para que se celebren los comicios autonómicos, los líderes de la formación de extrema derecha han organizado actos en Vallecas, Moratalaz, Hortaleza, Tetuán, Vicálvaro, Ciudad Lineal o Parla. Con el antecedente de lo sucedido en la plaza de la Constitución vallecana, Ruiz y Sánchez, docentes de la UCM, destacan que Vox “está siguiendo una estrategia típica de los partidos políticos de extrema-derecha europeos”, organizando “actos en lugares a priori poco afines con el fin de acaparar la atención mediática y, quizá, a sabiendas que las contramanifestaciones terminarán en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad del Estado”.

Para evitar incidentes, los mítines de Vox están blindados por cordones policiales que separan a seguidores y manifestantes. “No dejamos entrar a gente de ideología contraria”, aseguraba un agente a elDiario.es en el acto celebrado el 14 de abril en Orcasitas, mientras revisaba el carné de prensa, el DNI y la mochila de una redactora antes de entrar al mitin del diputado Javier Ortega Smith en una plaza, que también albergaba la sede del Partido Comunista del barrio y de la asociación de vecinos. 

El evento político atrajo a más manifestantes que simpatizantes. Los pitidos, gritos y cánticos de los activistas que acudieron a protestar contra los mensajes de Vox eran totalmente perceptibles para el orador y sus seguidores, con los que no consiguieron cubrir ni un cuarto del aforo escogido. Ante los abucheos de los manifestantes, el diputado de Vox optó por incluirlos en sus arengas: “Cuando nos insultan y gritan, nos demuestran que lo que hacemos es importante”.

La estrategia tradicional de los partidos para hacerse un hueco en barrios y municipios dista de la adoptada por los de Abascal, como apunta Olivan. “Se entra con una sede y luego se hacen el resto de cosas”, destaca el sociólogo, que defiende que en esos casos el impacto de la política “es más interesante”. Ante la gira emprendida por la formación de extrema derecha centrada en patear a lo largo de la campaña más de una decena de municipios del sur y barrios obreros, este entrevistado concluye que la actuación de los de Abascal “es una aparición estelar a la desesperada”.