Rocio Monasterio, candidata autonómica de Vox, ha conseguido consolidar a su partido en la política madrileña y mejorar ligeramente los resultados obtenidos hace dos años, pero no ha logrado cosechar los apoyos que Santiago Abascal, presidente nacional de la formación, obtuvo en las últimas elecciones generales. El 10 de noviembre de 2019 el partido de extrema derecha fue tercera fuerza política en la Comunidad con el 18,5% de los apoyos (653.476 votos). Año y medio después, Monasterio ha perdido 320.000 apoyos y Vox será la cuarta fuerza en la Asamblea de Madrid. Gran parte de esos votos han ido a parar al PP, ya que los populares han protagonizado este martes un incremento mayor en las zonas en las que más ha caído la extrema derecha, si se comparan los resultados obtenidos el 10N y el 4M.
El tirón de Abascal en Madrid ha sido explotado desde la candidatura de Monasterio, pero no han conseguido un gran arrastre de seguidores ya que como rival en su espectro político tenían a Isabel Díaz Ayuso y no a Pablo Casado. Monasterio ha conseguido 13 diputados (uno más que en los comicios autonómicos anteriores) y ha aumentado en casi 43.000 votos el apoyo obtenido, en comparación con las elecciones autonómicas de 2019. Aún así, está muy lejos de los datos logrados por la ganadora el 4M, pero han conseguido hacerse un hueco entre el electorado, al obtener este 4 de mayo 330.660 votos (9,1%).
A lo largo de toda la campaña, la formación de extrema derecha ha sido consciente de que la candidata del PP tenía un perfil y un estilo muy atractivo para sus seguidores. En los actos públicos de Vox había asistentes entusiasmados con los discursos escuchados, sin embargo, reconocían que no les iban a votar porque preferían a la presidenta autonómica. Ante ese sentir entre su electorado, los de Abascal han tratado de no cargar directamente contra Ayuso, sino contra Casado.
Este miércoles volvía a suceder. En un encuentro con periodistas, el líder de Vox se dirigía a la ganadora de los comicios para transmitirle su “felicitación más efusiva y sin matices” y a la vez mandaba un mensaje a Casado: “Es un profundo error interpretar este resultado electoral en clave partidista y no en clave de alternativa”. “El señor Casado debería aclarar a qué es alternativa. Si quiere ser una alternativa a Vox, a quien demonizó y le dijo hasta aquí hemos llegado en la moción de censura, o si va a ser una alternativa a Pedro Sánchez”, ha añadido.
En un artículo publicado recientemente en elDiario.es, los analistas consultados coincidían en señalar que el éxito de Ayuso en las elecciones del 4M, no estaba relacionado con su gestión política de los últimos dos años sino con una “estrategia populista” similar a las del expresidente estadounidense, Donald Trump, o la del brasileño, Jair Bolsonaro. Los mensajes capitalizados por la candidata popular con constantes apelaciones a “vivir a la madrileña” o celebrar que en la Comunidad se pueden tomar cañas se dan en un contexto de hartazgo generalizado de la ciudadanía tras meses de restricciones por la pandemia. A ese discurso hay que sumarle la reiteración durante la campaña de datos que repite Ayuso en sus discursos y que no son ciertos.
“Creo que Ayuso está arrasando con un tipo de retórica, programa y estilo muy parecido al de Vox. Ayuso está ganando voxizándose”, alertaba recientemente el investigador Guillermo Fernández-Vázquez y autor del libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa (Ed. Lengua de Trapo y ctxt.es). Su liderazgo ha sido más atractivo para los electores de varios barrios y distritos de Madrid, que en las últimas generales apoyaron a Abascal y este martes se han decantado por la candidata popular.
Según los datos analizados por elDiario.es, en las zonas en las que más ha caído Vox, más han subido los populares, como se puede observar en los siguientes gráficos. Este tendencia es transversal y no depende del nivel socioeconómico del votante, ya que tanto en zonas con mayor nivel adquisitivo, como en aquellas con ciudadanos que tienen menos recursos, el PP le ha arrebatado votos a la candidatura de Monasterio.
Uno de los bastiones de la derecha madrileña le ha dado la espalda a Vox, en el elitista barrio de Salamanca los de Abascal han sido superados por Más Madrid. En ese distrito, el PP arrasó este martes con un 61% de los votos emitidos (53.396), la candidatura de Mónica García ha sido segunda fuerza con el 10,59% de los apoyos (9.251) y Monasterio ha quedado en tercer lugar (10,35% y 9.042 votos). Año y medio antes, en las últimas elecciones generales, el líder nacional de Vox conservó la segunda posición, con el 20,2% de los votos (17.471). Casado ganó, pero se quedó lejos de los datos logrados por Ayuso, el líder del PP obtuvo 35.341 apoyos (40,87% del total).
En Boadilla del Monte, donde los populares también han superado la barrera del 60%, Monasterio ha perdido la mitad de los apoyos recabados por Abascal, pasando de 7.149 en 2019 a 3.796 en 2021. La tendencia contraria ha sido experimentada por el PP, con 11.320 (37,17%) en 2019 y 20.979 (61,63%) en 2021.
Ante el mayor tirón de Abascal, la dirección nacional del partido decidió que el líder de Vox tutelaría la candidatura de Monasterio. Ha sido su jefe de campaña, su estratega y prácticamente su sombra en todos los actos públicos que han celebrado. Monasterio se ha convertido en la telonera de su compañero de partido. Esa dinámica se repitió en la noche electoral, cuando la candidata intervino antes que su jefe de filas ante los periodistas y ante los seguidores que estaban en los exteriores de la sede. Vox ha optado por explotar el perfil de Abascal para alejarse del de Isabel Díaz Ayuso, que según los primeros sondeos le estaba arrebatando a buena parte de su electorado. El CIS preelectoral publicado a principios de abril llegó a situarles al borde de la no representación en la Asamblea, con el 5,4% de los votos y 9 escaños.
Aunque finalmente han conseguido consolidarse como segunda fuerza en el espectro de la derecha, el perfil de la presidenta autonómica ha puesto un techo a Vox, después de encadenar varios éxitos electorales. En abril de 2019, cuando concurrieron al Congreso, tras conseguir representación en Andalucía, se limitaron a ser quinta fuerza; seis meses después, en la repetición electoral de noviembre, rebasaron expectativas y se reafirmaron como tercera partido más votado. El resultado de las autonómicas catalanas también fue favorable para el partido, cuarta fuerza en la región, superando al PP y Ciudadanos. Hasta ahora, solo los comicios gallegos, donde no obtuvieron representación, y vascos, donde obtuvieron un solo escaño, habían empañado sus últimos procesos electorales.