Los barracones regresaron a la Comunidad de Madrid en 2020. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso compró 249 aulas prefabricadas para crear clases con menos alumnos y alumnas por el peligro de contagio del coronavirus. En el curso que empezará el próximo septiembre, las ratios volverán a la normalidad —se desmantela la reducción por la pandemia—, pero los barracones se quedan.
Ocurrirá así porque la Consejería de Educación empleó casi la mitad de los módulos adquiridos el año pasado en centros educativos con ampliaciones que no se habían terminado a tiempo, según denunciaron sindicatos y familias y publicó El País. Ya entonces temieron que estas infraestructuras temporales, que había costado años erradicar de las aulas madrileñas, dilataran las obras de los colegios e institutos a medias o el inicio de los proyectados.
El retraso en los plazos de construcción se ha convertido en habitual en la región y eso da lugar a situaciones tan rocambolescas como empezar el curso en un centro que se podía elegir en el periodo de admisión aunque no tiene puesta ni la primera piedra. Son los llamados colegios e institutos 'fantasma'.
El departamento que dirige Enrique Ossorio, también portavoz del Gobierno regional, confirma que las aulas prefabricadas “se van a mantener o reubicar”, pero una portavoz achaca esta prórroga a que “en muchos centros siguen siendo necesarias para mantener las distancias de seguridad indicadas por el Ministerio de Educación para el nuevo curso”.
Sin embargo, elDiario.es ha podido corroborar a través de plataformas por la educación pública que los barracones se emplearán para sustituir aulas no construidas en tiempo y forma. En Rivas, por ejemplo, el colegio Dulce Chacón va a acoger en dos aulas situadas en su patio a los niños y niñas de tres años matriculados en el CEIP Hispanidad, que todavía no se ha construido. En este caso, Educación sí matiza que los módulos se han trasladado por necesidad de “apoyo en la escolarización”.
“Los barracones escondían la errática política de planificación”
Según datos del Gobierno regional, el uso de barracones solo tendrá esta finalidad en cinco aulas en toda la región, pero las cifras que maneja la Plataforma Centros Públicos Ya son mucho más abultadas. Doce barracones en el instituto de Secundaria Simone Veil (Paracuellos), cuatro más en el CEIP Casamayor (mismo municipio) y ocho en el instituto Elisa Soriano Fischer de Getafe. Los alumnos del CEIP Teresa de Calcuta, en Parla, seguirán en barracones, pero en el IES Humanejos. Y también los matriculados en el instituto Jane Godall, del barrio de Rejas, donde ya el curso pasado había ocho módulos y continuarán.
“Vemos como un retroceso recuperar los ratios anteriores, pero también mantener unos barracones que escondían la errática política de planificación de infraestructuras educativas públicas en la Comunidad de Madrid”, apunta Fernando Mardones, portavoz de la plataforma que agrupa AMPAS de colegios e institutos de toda la región. “Pudieron tener algo de razón para solventar las exigencias derivadas de la pandemia sanitaria, pero el Gobierno de la señora Díaz Ayuso debería haber hecho sus deberes y haber resuelto la necesidad de nuevos centros o de ampliaciones pendientes en los ya existentes, tal y como llevamos denunciando miles de familias desde hace años”, añade.
Los últimos barracones en Madrid se desmontaron a principios de 2019 en el instituto Neil Armstrong de Valdemoro, nueve años después de que Esperanza Aguirre prometiera erradicar estas infraestructuras al llegar a la Puerta del Sol en 2010. Los módulos que volvieron el año pasado con la excusa sanitaria, de momento, han llegado para quedarse.