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El alcalde de Salamanca encuentra quién le aguanta un pulso

Carlos Sánchez

El alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, es un político de pulsos, que la mayoría gana o por su fuerza –política- o por las maniobras que puede ejercer para vencerlos. Ahora bien, el pasado mes de febrero se encontró con un pulso que, aunque lo gane, le está costando perder su imagen de político afable y dialogante.

El pasado mes de febrero una treintena de bomberos se manifestó en sus instalaciones cuando el alcalde, acompañado por el consejero de Fomento, Antonio Silván, iba a inaugurar una torre de entrenamientos que había costado algo más de un millón de euros.

Aquella concentración supuso una sanción de un mes sin empleo ni sueldo para 16 de los bomberos que se manifestaron. Una multa que el día 9 de diciembre ya concluyó.

Y desde que se supo que el Ayuntamiento de Salamanca iba a expedientar a los manifestantes, se inició el pulso a su alcalde, o al revés. El sábado, a las seis de la tarde, fue la demostración de que los bomberos supieron aguantarle el pulso de Fernández Mañueco, cuando 300 bomberos, procedentes de toda España, se concentraron en la Plaza Mayor salmantina, a las mismas puertas del Consistorio.

Gritos contra Mañueco. Carteles contra el alcalde. Todo iba dirigido contra un político que tiene –o ha tenido- peso en Castilla y León. De hecho, además de ser consejero de Presidencia y de Justicia entre 2001 y 2011, es el secretario general del PP en esta comunidad autónoma.

Hubo bomberos de Valladolid, de Ávila, de Ourense, de Sevilla… Y cerca de mil personas más de Salamanca para protestar en contra de “la libertad de expresión” y a favor de una “gestión eficaz de los recursos públicos”, según dijo ante los medios de comunicación el portavoz de los bomberos, Juan Carlos Zúñiga.

Desde aquel mes de febrero, hasta el sábado, las protestas han ido en el mismo sentido: un gasto de más de un millón de euros para una torre de entrenamiento de los bomberos, “y una disminución en el dinero para educación o sanidad”.

En los días previos a la concentración, Alfonso Fernández Mañueco también insistió en su respuesta: “Si se hubieran manifestado como debían, nos habíamos ahorrado disgustos”. Pero fue contestado el sábado por Juan Carlos Zúñiga quien le recordó que “las manifestaciones que hemos realizado tenían las garantías constitucionales”.

Por tanto, Mañueco se ha encontrado con alguien que le mantiene un pulso. Los bomberos fueron sancionados, pero no han cejado en la lucha.

El alcalde salmantino ya ve cómo se cambia su imagen ante sus ciudadanos. Y también en su propio partido, ya que comienza a recibir contestación en algunas provincias. Si el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, nunca ha sido su amigo, en la Junta de Castilla y León se empieza a tener una visión crítica del también secretario general del PP en esta región.

Hace unos meses, la secretaria general María Dolores de Cospedad lo llamó, durante la reunión de la Interparlamentaria del PP, “presidente” regional. Aquella expresión hizo público algo que en Castilla y León ya se conocía: Fernández Mañueco estaba moviéndose para ser el sustituto de Juan Vicente Herrera en la Presidencia de la Junta.

En este año ha buscado apoyos en las provincias castellanas y leonesas. Fuentes del PP aseguran que ya lo ha conseguido en León –a través de la presidenta de la Diputación Provincial, Isabel Carrasco- y una parte de Zamora –a través del presidente del Diputación, Fernando Martínez Maíllo. Pero en Valladolid tiene importantes enemigos políticos: León de la Riva o el consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno regional, José Antonio de Santiago.

Y, mientras sigue en esa carrera, en Salamanca los bomberos han sido capaces de aguantarle el pulso.

El alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, es un político de pulsos, que la mayoría gana o por su fuerza –política- o por las maniobras que puede ejercer para vencerlos. Ahora bien, el pasado mes de febrero se encontró con un pulso que, aunque lo gane, le está costando perder su imagen de político afable y dialogante.

El pasado mes de febrero una treintena de bomberos se manifestó en sus instalaciones cuando el alcalde, acompañado por el consejero de Fomento, Antonio Silván, iba a inaugurar una torre de entrenamientos que había costado algo más de un millón de euros.