Poesía y medio rural: una apuesta local por la cultura y el paisaje

Que tres poetas reconocidos, con un rosario de premios nacionales e internacionales en sus itinerarios vitales, y con libros de la máxima calidad en nuestra bibliografía poética, compartan sus poemas y sus preocupaciones humanas y literarias con los habitantes de un pueblo que apenas rebasa los doscientos habitantes, merece, creo, alguna consideración y reflexión por parte de los medios. Lo qué dijeron y cómo lo expresaron, tiene mucha más trascendencia cultural que la retórica habitual a la que nos tienen acostumbrados, ¡sin indignarnos más!, las autoridades regionales o provinciales y los medios obedientes y dominantes que dicen informarnos.

El día 15 de junio, pasadas las seis de la tarde, bajo un sol hiriente, se inició el paseo poético desde la plaza de hasta del Castillo. Mientras el alcalde del pueblo abría la nueva edición del encuentro poético y presentaba a los protagonistas, todos buscábamos una sombra reparadora.

Con gran sencillez y una calidez humana enriquecida con los años, Francisco Brines expuso el sentido de su poesía, inspirada en los misterios de la vida y marcada por la tolerancia y la complicidad inteligente de los lectores; nos leyó con voz pausada el poema grabado en bronce El Vaso quebrado; luego, tras detenernos en la original feria del libro dedicada a los poetas, continuamos el recorrido, y en un pequeño recodo y travesía, Carlos Marzal nos explicó el verdadero sentido de su poesía cargada de metáforas y símbolos, recitando con pausada entonación los versos del poema Invocación.

Descendemos hacia los bordes del pueblo y desde el gran resalte rocoso y el mirador de la peña contemplamos los paisajes labrados por el río y fertilizados por sus aguas. Buen lugar, entre berrocales y almendros, para que Antonio Colinas nos hable de su poesía enraizada en el noroeste ibérico y cruzada por los universales culturales de lo mediterráneo, y nos recite con el ritmo de un bardo su poema amanecer. Un contrapunto y complemento a los versos de J. Carlos Mestre, Antonio Gamoneda, Félix Grande y Paca Aguirre, o Gonzalo Rojas, que nos salen al encuentro en la fuente del pueblo, en la calle recoleta, en la cortadura berroqueña, o en la pared desnuda.

El proyecto del lugar, “libro abierto del paisaje”, va cobrando vida y reforzando su sentido educativo entre propios y extraños. El encuentro poético finaliza con un recital de los tres escritores en el salón municipal, repleto de gente, y acompañados por una música de fondo de aires renacentistas; es la hora vespertina, y la velada continua, compartiendo con los poetas vino, pan, jamón, tortilla y queso. Francisco Brines no dejó de firmar libros y de departir con unos y con otros sus experiencias creativas. Allí seguía perpleja en aquel ambiente y llena de curiosidad por la naturalidad del encuentro, una joven profesora de de Carolina del Norte. Nunca había participado en un acto análogo, descubriendo, eso nos dijo, la cara amable y culta de la marca España.

Juzbado se alza a orillas del río Tormes y su emplazamiento ocupa un ejemplo único de fracturación geológica en el basamento de la península. Al paisaje geomorfológico se le une un entorno humano de gran valor histórico y cultural, convirtiendo al lugar en un libro abierto del paisaje. El centro de interpretación, a punto de inaugurarse, aunará enseñanzas geológicas de compleja explicación con sensibilidades culturales que refuerzan el sentido de la vida local, la autoestima de sus habitantes y la fijación de la población.

La poesía, un arma cargada de esperanza, se convierte así, en una fuerza vital para el medio rural.

Que tres poetas reconocidos, con un rosario de premios nacionales e internacionales en sus itinerarios vitales, y con libros de la máxima calidad en nuestra bibliografía poética, compartan sus poemas y sus preocupaciones humanas y literarias con los habitantes de un pueblo que apenas rebasa los doscientos habitantes, merece, creo, alguna consideración y reflexión por parte de los medios. Lo qué dijeron y cómo lo expresaron, tiene mucha más trascendencia cultural que la retórica habitual a la que nos tienen acostumbrados, ¡sin indignarnos más!, las autoridades regionales o provinciales y los medios obedientes y dominantes que dicen informarnos.

El día 15 de junio, pasadas las seis de la tarde, bajo un sol hiriente, se inició el paseo poético desde la plaza de hasta del Castillo. Mientras el alcalde del pueblo abría la nueva edición del encuentro poético y presentaba a los protagonistas, todos buscábamos una sombra reparadora.