La Meseta es un nuevo blog en el que Castilla y León se abre a la red, sin cortapisas, sin presiones y con un único objetivo: informar, contar, relatar. Informar lo que ocurre esta Comunidad Autónoma sin que nadie imponga sus criterios. Contar lo que habitualmente no se encuentra ni en la Red ni en papel. Relatar opiniones de los que tengan algo de qué opinar. Todo ello pensado para una tierra mesetaria, en la que apenas hay sobresaltos, y con la pretensión de aportar un grano de arena para el avance intelectual y material de esta región.
Se te ve el plumero, Mariano
Parece ser que el discurso del PP, de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2015, es machacarnos con la idea de que el mercado laboral rebrota. Se apoyan en que la economía española ha mejorado y que sus reformas están dando resultados positivos. Pero lo que no dicen los responsables políticos del PP es que la inmensa mayoría de esos nuevos puestos de trabajo son muy precarios –basura- y excesivamente temporales. Es un empleo “cogido con alfileres”, como critican numerosos analistas económicos.
La tan cacareada recuperación apenas mejorar la economía familiar -ni la moral ni los bolsillos- de los más de cinco millones de españoles parados. Se sigue destruyendo empleo, bajando los salarios, y acumulando constantes pérdidas de prestaciones sociales y de derechos de los trabajadores. Los servicios públicos que pagamos con los impuestos son peores y más costosos. La deuda pública -y más la privada- se disparan desorbitadamente hasta cifras muy preocupantes para el futuro de nuestro país. Seguimos con una brutal desigualdad social y económica sin precedentes en Europa, que es el cáncer que no nos deja crecer. Mientras que Rajoy y sus ministros enarbolan banderas patrias, con cánticos de sirena, y se pavonean de mejoras, nuestra economía crece muy lentamente, sin aplicar políticas económicas eficaces. Las últimas reformas, laboral y fiscal, han quedado en un fiasco: un juego de “trileros” de feria. El PP nos devuelto a la miseria de años atrás.
Tanto el FMI como la Comisión Europea han criticado duramente la reforma fiscal de Rajoy, y dudan de su efectividad y que contribuya al crecimiento y a la reducción del paro.
Es necesario y urgente un ambicioso programa de creación de empleo con fondos españoles y europeos. Hay un gran riesgo de que repunte la inflación, y un mayor riesgo aún de inestabilidad financiera si no actuamos ya. Pero creemos que el PP no sabe, o no puede, poner en marcha dicho programa.
Y en medio de este panorama incierto aún, el presidente Rajoy, en sede del PP, nada menos que en la calle Génova, 13, nos sale con eso de la regeneración democrática de España. Frases rimbombantes, huecas, que ya no nos dicen nada.
¿Regeneración democrática, ahora, Mariano? Lo mejor es empezar por la propia casa, o sea, acabar con la corrupción pepera y la de otros partidos. Pero primero, los implicados en los casos Bárcenas, Gürtell, y otros, de corruptelas urbanísticas, fundamentalmente en ayuntamientos del PP.
El clamor popular va por otras cuestiones que no es la elección directa de alcaldes directos o indirectos. Al fin y al cabo, numerosos alcaldes y concejales acaban en las redes de la amistad interesada de los grandes empresarios, constructores y evasores fiscales. Además, no es del todo cierto que la elección directa de un político garantice la democracia, ya que, el número de los ciudadanos que le eligieron, por un lado, pueden ser menor que todos los que no le votaron. Y por otro lado, no hay ningún control directo de esos ciudadanos sobre la gestión de su alcalde predilecto.
El clamor y el hartazgo popular va por otros derroteros: contra los escandalosos sueldos y sobresueldos de los políticos, de los banqueros; contra sus prebendas; los ciudadanos se manifiestan contra los recortes y las reformas brutales, la falta de libertades y la merma de derechos civiles. Los españoles estamos hartos ya de la corrupción y de la poca eficacia del Gobierno en la creación de empleo de garantía.
Lo de la regeneración democrática, ahora ya centrada en la reforma de elección de directa de alcaldes, a siete u ocho meses de las elecciones del 2015, es de risa, o hilarante. Es una táctica electoralista rastrera; una trampa al ciudadano que deposita su voto con confianza de que las cosas van a cambiar. Pero con este ruido mediático, el PP solo nos quieren distraer y camelar una vez más con su populismo demagogo.
¡Qué bien, qué ético es que esta regeneración la quiera realizar el PP cuando la corrupción le llega hasta el cuello! Es hipócrita e indigna esta actitud del PP. Y como ha afirmado un diputado opositor, “no se puede poner a la zorra a cuidar en el gallinero.” No todo el PP es corrupto, por supuesto, ni mucho menos; pero en sus directivas nacional y autonómicas tienen las claves y la responsabilidad de empezar cortando de tajo la corrupción dentro de su partido. Y dar ejemplo ¡Que empiecen ya a regenerarse! Regeneración, culpar por su corrupción, que no tiene nada que ver con el cambio de las leyes electorales. Que se les ve el plumero; vamos, que “barren descaradamente para casa”, ahora que los votos empiezan a escasear en las urnas peperas.
De qué ha servido ese informe con cuarenta medidas de regeneración institucional (?) que proclamó a toda pompa hace un año y medio en un Consejo de Gobierno. Todavía no se ha aprobado una sola de las medidas sugeridas. Es hablar por hablar y engañarnos con el cuento de siempre. Ni Rajoy cree en ello, y España está hastiada de Rajoy y de sus ideas anacrónicas. En las próximas elecciones digamos los españoles qué pensamos de su política y de los políticos como él.
Parece ser que el discurso del PP, de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2015, es machacarnos con la idea de que el mercado laboral rebrota. Se apoyan en que la economía española ha mejorado y que sus reformas están dando resultados positivos. Pero lo que no dicen los responsables políticos del PP es que la inmensa mayoría de esos nuevos puestos de trabajo son muy precarios –basura- y excesivamente temporales. Es un empleo “cogido con alfileres”, como critican numerosos analistas económicos.
La tan cacareada recuperación apenas mejorar la economía familiar -ni la moral ni los bolsillos- de los más de cinco millones de españoles parados. Se sigue destruyendo empleo, bajando los salarios, y acumulando constantes pérdidas de prestaciones sociales y de derechos de los trabajadores. Los servicios públicos que pagamos con los impuestos son peores y más costosos. La deuda pública -y más la privada- se disparan desorbitadamente hasta cifras muy preocupantes para el futuro de nuestro país. Seguimos con una brutal desigualdad social y económica sin precedentes en Europa, que es el cáncer que no nos deja crecer. Mientras que Rajoy y sus ministros enarbolan banderas patrias, con cánticos de sirena, y se pavonean de mejoras, nuestra economía crece muy lentamente, sin aplicar políticas económicas eficaces. Las últimas reformas, laboral y fiscal, han quedado en un fiasco: un juego de “trileros” de feria. El PP nos devuelto a la miseria de años atrás.