Si hay un vehículo que ha marcado el paso del mercado generalista en los últimos 24 meses, ese es el Toyota C-HR. Dos elementos, por encima de todo y todos, aclaran su camino en el segmento de los SUV compactos: el diseño y la eficiencia. Toyota ha jugado tan fuerte ambas cartas que la indiferencia no es posible con el C-HR. Ni estética ni dinámicamente hay un modelo similar.
El C-HR ha llegado en un momento ideal para la marca. Con la tecnología Toyota Hybrid ya madura, el boom de los modelos tipo SUV y una campaña de comunicación, ‘Conduce Como Piensas’, ideada para seducir a ese público joven, urbanita y preocupado por la movilidad sostenible y la ecología al que va dirigido el modelo. El último spot en televisión de ésta, ‘Símbolos’, tiene al C-HR como protagonista. ¿Es el símbolo de la actual Toyota el C-HR? Vamos a verlo.
Si el acierto de un diseño se mide por la cantidad de miradas que provoca a su paso, el éxito del CH-R es rotundo. Si hablan las listas de ventas, el resultado es igualmente positivo: más de 10.000 matriculaciones entre enero y agosto de este año, de las cuales, casi 7.000 corresponden al canal de particulares, ocupando el cuarto puesto por modelos más vendidos del mercado.
El conjunto exterior confirma sus líneas en forma de diamante, anunciadas en un primer prototipo allá por 2014, con unos prominentes pasos de rueda proyectados hacia las cuatro esquinas del vehículo para conformar un sugestivo mix de musculoso SUV de cintura para abajo del coche y elegante cupé de cintura para arriba. Coronando su estilo, unos tiradores de las puertas traseras camuflados y un poderoso alerón trasero.
Esta puesta en escena confunde en ocasiones las dimensiones exteriores del C-HR, que es un SUV más grande de lo que parece. Tanto preocupaba el asunto a Toyota, que desde el lanzamiento subraya su posicionamiento: es rival del Qashqai, no del Juke, decían y dicen. Y así es, porque con sus 4,36 metros de largo, el C-HR es la alternativa atrevidas a los SUV más conservadores del segmento C (Seat Ateca, Nissan Qashqai, Renault Kadjar o Skoda Kodiaq, entre otros).
El aspecto futurista del exterior del C-HR se corresponde con un diseño interior igualmente atractivo y rompedor. En él destaca un salpicadero coronado por una pantalla táctil de 8“ y la presencia del tema del diamante en los acabados de las puertas, el guarnecido superior o las rejillas de los altavoces del refinado equipo de sonido JBL, opcional.
Con un puesto de conducción ligeramente elevado, aunque más parecido al de turismos compactos que al de los rivales tipo SUV ya mencionados, el Toyota C-HR ofrece un puesto de conducción de clara orientación deportiva en el que solo falta una regulación vertical del volante más amplia.
Por lo demás, el habitáculo del C-HR es compatible con un maletero de 377 litros capaz de dar cabida al equipaje de cinco personas. Si bien es cierto que es más pequeño que otros modelos del segmento, sus formas son regulares y fácilmente aprovechables. En la parte trasera –y aquí retornamos al asunto del diseño y sus exigencias–, el espacio es correcto para dos adultos (tres solo en un recorrido corto, como en tantos otros modelos), pero la sensación es de angostura debido principalmente al pequeño tamaño de las ventanillas.
En materia de equipamiento mención especial merece el conjunto de tecnologías, de serie, aglutinadas en el sistema Toyota Safety Sense, que ofrece dispositivo precolisión con reconocimiento de peatones, control de crucero adaptativo, avisador de cambio involuntario de carril con control de la dirección, control inteligente de luces de carretera y reconocimiento de señales de tráfico.
Junto al diseño, el otro gran protagonista es el sistema híbrido que ha popularizado el fabricante y que ha ido evolucionando durante dos décadas. El Toyota C-HR monta un motor de gasolina de ciclo Atkinson VVT-i de 1.8 litros y dos motores eléctricos totalmente nuevos, más pequeños y ligeros que en versiones previas, y con una potencia conjunta de 122 caballos. El engranaje planetario único con un engranaje reductor en la transmisión final y la batería de hidruro de niquel completan el apartado mecánico.
El otro pilar del C-HR es la plataforma rígida GA-C estrenada por el Prius de cuarta generación. Bajo centro de gravedad y suspensión trasera de doble triángulo son solo dos de los rasgos que hacen posible la reacción inmediata a las instrucciones del conductor. Y es que esta nueva plataforma ha permitido conciliar aspectos en principio contradictorios como bajo centro de gravedad con posición elevada de conducción, o dinamismo con suspensión confortable.
En general es un coche de conducción tranquila y ritmos constantes en carretera, donde es fácil obtener consumos por debajo de los 5,5 litros de media, y de marcha ágil y muy eficiente en ciudad, donde todas las bondades del sistema híbrido “provocan” que circulemos buena parte del tiempo en modo cien por cien eléctrico, sin emisiones.
Con la etiqueta Eco de la Dirección General de Tráfico, que entre otras ventajas le permite entrar al centro de la ciudad en episodios de alta contaminación, el Toyota C-HR no es un coche barato. Arranca en los 24.750 euros, aunque con un equipamiento de serie bastante abundante y packs (como el Sport, de ornamentación deportiva, o el Touch 2 and Go, de conectividad y navegación) ajustados en precio.
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