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Grandland X y C5 Aircross, dos nuevos invitados a la fiesta del Qashqai

Pedro Umbert

La fiebre por los vehículos todocamino o SUV tiene en el Nissan Qashqai su exponente más aventajado pues, desde su lanzamiento hace una década larga, ha cautivado a millones de usuarios en todo el mundo. A día de hoy sigue siendo la referencia y las marcas rivales no cesan de idear productos que puedan hacerle sombra.

Los últimos en darse a conocer han sido dos apuestas del recientemente crecido Grupo PSA, que agrupa a las marcas Peugeot, Citroën, DS y, desde hace menos de dos meses, Opel. El nuevo SUV medio de la marca alemana comparte, de hecho, la plataforma y otros elementos con el Peugeot 3008. Mide 4,48 metros de largo y 1,64 de alto, tiene 514 litros de capacidad de carga y llegará al mercado en otoño de este año.

Opel no ha desvelado aún qué motores podrá equipar el Grandland X, pero sí que cabrá contar con un control de tracción avanzado denominado Grip Control que varía el reparto del par motor en cinco niveles para dosificar la entrega de fuerza en función del nivel de adherencia del terreno en cada momento.

Las ayudas a la conducción disponibles serán: programador de velocidad activo con frenado de emergencia automático y detección de peatones, equipo de cuatro cámaras que proporcionarán una imagen cenital del coche y sus alrededores, portón trasero de apertura automática mediante un movimiento del pie, recarga inalámbrica para teléfonos, asientos y volante con calefacción, faros de led y sistema multimedia IntelliLink.

El otro gallo que acecha el corral del Qashqai, aunque no llegará a Europa hasta el segundo semestre de 2018, es el Citroën C5 Aircross, basado en el prototipo Aircross y con unas cotas de 4,50 metros de longitud, 1,84 de anchura y 1,67 de altura.

Se conocen los motores que el nuevo modelo llevará en China, donde llega un año antes (octubre de 2017). Son dos propulsores de gasolina que entregan 165 y 200 caballos, y Citroën menciona una variante híbrida de 300 caballos de potencia combinada, 200 procedentes de un motor de gasolina y 50, de cada uno de los motores eléctricos instalados en los ejes delantero y trasero.

Para el C5 Aircross se anuncia también la disponibilidad del Grip Control, sistema asociado a unos neumáticos M+S (barro+nieve) montados sobre llantas de 19 pulgadas, y de un control de velocidad para descensos pronunciados en campo.

El SUV de Citroën compartirá plataforma con los Peugeot 3008 y 5008, y con el Grandland X, pero tendrá un elemento distintivo en el tipo de suspensión, como es tradición en la marca. En este caso se trata de unos amortiguadores progresivos hidráulicos, que funcionan como los convencionales cuando el movimiento vertical de la rueda es normal y, cuando es grande, se vale de unos muelles que frenan de manera progresiva el movimiento del émbolo del amortiguador hacia los extremos.

El C5 Aircross dispondrá de una pantalla de ocho pulgadas para el sistema multimedia y la climatización, y de asientos delanteros que podrán llevar calefacción y sistema de masaje, así como de cristales laminados en las ventanillas. El maletero cubica 482 litros, cifra que se sitúa en la media del segmento.