Prueba del Audi A4 allroad: para excursiones con estilo

Audi es uno de los pocos fabricantes que sigue manteniendo en su catálogo un tipo de carrocería que estuvo muy en boga hace unos años. Nos referimos a esos modelos ligeramente sobreelevados y provistos de accesorios característicos de los SUV, especialmente los pasos de rueda exteriores en material plástico, y que la marca alemana denomina allroad. Hemos probado uno de los escasos supervivientes de aquella moda, el A4 allroad, equipado -eso sí- con una moderna tecnología mild hybrid que le permite lucir el distintivo Eco en la luna delantera.
Este modelo está a la venta bien en versión diésel de 204 CV o con motor de gasolina de 265 CV, ambos asociados a un sistema de hibridación ligera de 12 voltios que, además de proporcionar la preciada etiqueta de la DGT, ofrece asistencia al propulsor de combustión en determinadas circunstancias. Hemos podido conducir la segunda de estas variantes, que brilla por una gran suavidad de marcha pero tiene un consumo de combustible notablemente mayor que la primera.

A diferencia de muchos modelos camperos que se hicieron populares en su momento y que cultivaban sobre todo la vertiente estética del fenómeno, los allroad de Audi, basados en las carrocerías Avant (familiar) de A4 y A6, disponen de un sistema de tracción a las cuatro ruedas que marca la diferencia si se necesita circular por pistas de tierra (tampoco se puede pedir mucho más con un vehículo de estas características).
El complemento ideal para estas excursiones es una altura libre al suelo, en este caso, 35 milímetros superior que la del A4 Avant gracias a modificaciones en neumáticos y suspensión, y las protecciones de plástico tampoco van mal para evitar arañazos y chinazos.
La unidad de pruebas correspondía, como decimos, a la versión 45 TFSI quattro-ultra, equipada con un motor de gasolina de cuatro cilindros y dos litros litros de cubicaje que entrega 265 CV y se combina con un motor eléctrico de 1,32 kW (unos 2 CV) que trabaja a una tensión de 12 V y con una pequeña batería de iones de litio. La transmisión es automática de siete velocidades.
Como cabe esperar, la potencia es más que satisfactoria en cualquiera de las situaciones que nos deparen el tráfico y la orografía. Tanto en ciudad como en carretera, además, la combinación de la extraordinaria suavidad de este motor de gasolina y el buen desempeño del cambio automático repercuten en una placentera suavidad de marcha, unida a una calidad de rodadura realmente notable.
La parte más negativa del propulsor la encontramos en un consumo de carburante bastante elevado para los estándares actuales, superior a los 8 litros/100 km de media y muy alejado de los poco más de 6 litros/100 km que obtiene, en igualdad de circunstancias, la versión TDI provista de la misma tecnología de hibridación suave.

Comparación con el A4 Avant
Si comparamos este A4 allroad con la variante Avant más o menos asimilable, descubrimos que esta última gasta un poco menos, al menos sobre el papel: 7,7 litros/100 km en cifras oficiales WLTP, por 7,9 de su hermano campero. En el caso del modelo familiar sin aditamentos off road, el motor de 265 CV solo podemos pedirlo en acabado S Line, con lo que se concluye que quien quiera este nivel de potencia puede elegir entre dos opciones: una de corte deportivo, por la que Audi pide 60.700 euros, y otra más informal y -si se quiere- aventurera, que cuesta prácticamente lo mismo, 60.890 euros.
No hay diferencias relevantes entre ellas en el habitáculo, salvo por los detalles deportivos específicos de la versión S Line, ni en lo relativo a la capacidad de carga, pues el volumen del maletero (490 litros) y sus formas son idénticos en las dos. Por supuesto, la calidad de los materiales y su ajuste son impecables en ambas, en tanto que el espacio en el asiento trasero, holgado pero no sobrado, es el que conocemos del A4 desde hace varias generaciones y que tiene su punto menos logrado en una plaza central que resulta incómoda por dos factores: la dureza del respaldo y la presencia de un túnel de transmisión muy abultado que impide colocar cómodamente los pies a quien le toque ocupar esa posición dentro del vehículo.
Hay que sumar a lo dicho la indiscutible prestancia que exhibe un modelo como este, capaz de aunar la elegancia de un A4 con la posibilidad de realizar con solvencia incursiones sencillas fuera del asfalto cotidiano. A aquellos que no piensen en semejantes andanzas, tal vez les baste con el atractivo de una estética que lo emparenta con los SUV y, seguramente, también con la posición más elevada, con respecto al Avant, que les proporciona la carrocería allroad.