Ford ha resucitado la denominación Puma, que lució el pequeño deportivo vendido en Europa entre 1997 y 2001, para adjudicársela a un nuevo crossover del segmento B que pondrá a la venta a finales de año y dispondrá de dos versiones mild hybrid de 125 y 155 caballos. Con él, la marca del óvalo se atendrá nuevamente al compromiso, anunciado a principios de 2019, de que cada modelo lanzado después del Focus dispondría de una variante electrificada.
En lo que se refiere a la oferta de modelos de Ford con estética o funcionalidad SUV, el Puma entrará a formar parte de un catálogo que a esas alturas se compondrá de los Fiesta y Focus Active, el Edge, el nuevo Explorer híbrido enchufable y los bien conocidos EcoSport y Kuga, entre los que se situará por tamaño.
En el momento de su comercialización, la firma estadounidense ofrecerá una variante diésel de 120 CV y dos de gasolina que utilizan el motor 1.0 EcoBoost y disponen de hibridación ligera, como opción en la versión de 125 CV y de serie en la de 155. Este sistema va asociado a una batería de iones de litio de 48 voltios, refrigerada por aire, y a un motor eléctrico de 11,5 kW que, conectado al anterior por una correa, se emplea para arrancar tras detenciones cortas, recuperar energía en las deceleraciones y frenadas y asistir al motor de gasolina durante la aceleración. Se ocupa también de hacer funcionar los accesorios eléctricos, pero en ningún caso impulsa por sí solo el coche.
Gracias a esta tecnología, el Puma mejora su eficiencia en el consumo de combustible hasta en un 9%, según el protocolo WLTP. En la versión de 125 caballos, las emisiones de CO2 se sitúan en 124 gramos por kilómetros y el consumo en 5,4 litros cada 100 kilómetros, mientras que la de 155 caballos homologa 127 g/km y 5,6 litros/100 km.
La asistencia de par eléctrico es capaz de proporcionar 20 Nm de par extra cuando el motor de gasolina está funcionando a plena carga, y hasta un 50% más de ese empuje suplementario a bajas revoluciones. De esta manera, los ingenieros han podido reducir la relación de compresión del propulsor EcoBoost y añadir un turbo de mayor tamaño que mitiga el retardo en la respuesta.
El sistema permite además arrancar el motor en una fracción de tiempo inferior a un parpadeo, con lo que el dispositivo start & stop funciona mejor y en una gama más amplia de escenarios, como cuando el vehículo se desplaza al ralentí por debajo de 15 km/h o mientras el conductor mantiene pisado el pedal del embrague.
Tanto las versiones microhíbridas como las de gasolina convencionales cuentan con un sistema de desactivación de cilindros (en este caso, de un cilindro) cuando el motor no precisa de toda la potencia. Su conexión y desconexión se produce en 14 milisegundos.
El Puma exhibe una estampa coqueta que destaca por el diseño “anticuña” de los flancos, contrario a la moda actual, unos faros delanteros “en forma de canoa”, dice Ford, situados en una posición muy elevada y un trazo del montante delantero “flotante” que retrasa visualmente la masa de la cabina y ofrece una silueta potente y elegante a la vez.
Si de algo puede presumir el nuevo modelo de Ford es del mejor espacio de almacenamiento de su segmento, con 456 litros de volumen disponible en el maletero, donde puede alojarse, con los asientos traseros plegados, una caja (la MegaBox) en la que caben, por ejemplo, dos bolsas de golf en posición vertical. Con la tapa bajada, el espacio se puede usar para guardar –otro suponer– unas botas embarradas que podremos limpiar tranquilamente con agua ya que la caja es de forro sintético y el coche dispone de un tapón de desagüe.
Del interior cabe mencionar un panel de instrumentos digital de 12,3 pulgadas totalmente configurable y que permite la visualización “en color real” para que toda la información resulte más legible y menos cansada para la vista.
Entre las tecnologías de asistencia al conductor sobresalen el control de velocidad adaptativo con función stop & go, reconocimiento de señales y centrado en el carril y un nuevo sistema de información que Ford denomina “de peligros locales”, en el que se da cuenta de situaciones que pueden entrañar un riesgo en carretera antes de que sean visibles para los sensores del vehículo y para quien lo maneja.
Otros dispositivos de seguridad interesantes son el asistente de maniobra evasiva, diseñado para funcionar a velocidades de entorno urbano y de autopista, que utiliza un radar y una cámara para detectar vehículos más lentos o detenidos y ayuda a esquivarlos en caso de colisión inminente, y la alerta de dirección prohibida, que con avisos sonoros y visuales advierte de que estamos conduciendo en sentido contrario al de la marcha.