Mazda presenta su nuevo CX-60 diésel, y no es solo por llevar la contraria
El anuncio, hace unos meses, de que Mazda se proponía lanzar un nuevo motor diésel (¡y de seis cilindros!) en estos tiempos de electrificación -y ahora también de combustibles sintéticos- produjo extrañeza, cuando no estupefacción, dentro del sector del automóvil. Junto al habitual regocijo de la prensa, a la que le encanta esa actitud de los de Hiroshima de ir contra corriente, hubo también cierto desdén de parte de la competencia a la que le interesa tacharlos de desfasados.
Lo cierto es que la iniciativa está bien calibrada técnica y comercialmente, como no podía ser de otra manera, además de acompasada con la filosofía “multisolución” de Mazda, que se niega a transitar por una vía única hacia el objetivo de las cero emisiones y sigue confiando en el potencial de los motores de combustión eficientes. Como afirma José María Terol, CEO de la marca en España, en ese camino “vamos a necesitar todas las tecnologías” y no solo el monocultivo eléctrico.
En el caso del nuevo propulsor e-Skyactiv D, que debuta en el CX-60, el propósito de Mazda es atender las necesidades de clientes que buscan un coche parco en consumo y emisiones para cubrir grandes distancias y con una gran capacidad de remolque. Se trata de un bloque de seis cilindros en línea y 3,3 litros de cilindrada que puede presumir de ser uno de los motores diésel más limpios del momento.
Su gran secreto es la tecnología de combustión DCPCI (Distribution-Controlled Partially Premixed Compression Ignition, o encendido por compresión controlado por la distribución con premezcla parcial), que permite una respuesta en la aceleración más ágil y, especialmente, una mejora de la eficiencia térmica superior al 40% en una banda considerable del rango en el que opera el motor en condiciones prácticas, todo ello con la vista puesta en los futuros reglamentos de emisiones.
A este novedoso dispositivo, que se sirve de una cámara de combustión de forma ovoide que divide la mezcla de combustible en dos espacios diferenciados y de un patrón de pulverización de alta dispersión, se suma un sistema de hibridación ligera de 48 voltios con el que el vehículo puede lucir en nuestro mercado el distintivo ambiental Eco.
Que se haya optado por un motor tan gordo se explica porque los ingenieros estuvieron dimensionando al milímetro su tamaño con vistas a obtener la combinación buscada entre la eficiencia de consumo y el nivel de potencia y entrega de par necesario en un SUV de notables proporciones como el CX-60, que mide 4,74 metros de largo y se acerca a las dos toneladas de peso.
En cuanto a la arquitectura de seis cilindros en línea, produce menos vibraciones por razones intrínsecas y ofrece una conducción suave y silenciosa, acompañada de un sonido de motor más limpio y agradable. Gracias a la elevada entrega de par, el vehículo puede cargar sin problemas con un remolque de 2.500 kilos.
Por lo que atañe a motivos comerciales, Mazda ha detectado que más del 64% de los vehículos de este segmento (en la declinación premium con la que se alinea) aún son diésel en España, motivo por el que se ha decidido a lanzar el suyo aquí sin dilación. Los primeros datos apuntan a que las ventas del CX-60 podrían tender a repartirse casi al 50% entre esta versión de gasóleo y la híbrida enchufable que ya se comercializó recientemente.
El motor e-Skyactiv D se pone a la venta en dos variantes de potencia, una de 200 caballos con tracción trasera y otra de 254 CV que se asocia al sistema de tracción integral Mazda i-Activ AWD. La primera acredita un consumo medio de 5 litros/100 km y unas emisiones de CO2 de 128 g/km; los registros de la segunda son 5,2 litros/100 km y 137 g/km.
Tan refinado como eficiente
En una toma de contacto por carreteras cercanas a Girona, hemos sido testigos del gran refinamiento del nuevo motor diésel, en ambas versiones. Su suavidad, ausencia de vibraciones y buen tacto se une a un consumo sumamente contenido, sobre todo tratándose de un seis cilindros. Durante los 120 kilómetros aproximadamente de la ruta con la variante de 200 CV nos mantuvimos en el entorno de los 4,8 litros/100 km, y la que realizamos con la de 254 CV, un poco más corta, se solventó con alrededor de 5,6; cifras ambas muy destacables en un coche de gran formato y que muestra en todo momento una respuesta viva y una notable reserva de potencia.
El CX-60 diésel se pone a la venta con cuatro acabados para elegir: Prime Line, Exclusive Line, Homura -de orientación deportiva- y Takumi, más lujosa. Menos el primero, todos pueden complementarse con un techo panorámico y mejoras en el equipo de sonido, el equipamiento y las ayudas a la conducción. Los precios parten, sin descuentos, de 48.719 euros para el modelo de 200 CV (3.600 euros más para el de 254 CV).
De ahí pueden descontarse 2.600 euros de campaña base actual, 1.500 euros de promoción de lanzamiento y otros 1.500 euros para quienes financien la compra en la modalidad Flexiopción, con la que la versión de 200 CV Prime Line sale por 350 euros mensuales. En renting, el mismo modelo cuesta 633 euros al mes, en este caso sin entrada y con el IVA aparte.
Mazda, muy activa en este 2023, ha anunciado el lanzamiento de otro motor de seis cilindros en línea, este de gasolina y tres litros de cilindrada, así como la presentación en el tramo final del año del nuevo modelo CX-80, basado en la misma plataforma que emplea este CX-60 pero más largo para poder incorporar tres filas de asientos. A ellos hay que añadir la variante de autonomía extendida del eléctrico MX-30.