A diferencia de la mayoría de los modelos de automóviles, que no hacen sino crecer en cada nueva generación, los utilitarios del segmento A se mantienen fieles a su tamaño recogido como un aspecto vital de su naturaleza. Quienes ponen los ojos en ellos no lo hacen por precio, en general, sino precisamente por su manejabilidad y facilidad de aparcamiento en las grandes ciudades.
El Kia Picanto lleva desde 2004 batiéndose el cobre en esta categoría de vehículos, y en su tercera generación ha buscado –parafraseando el dicho popular– mejorar su esencia manteniendo el tamaño del frasco en que se vende. El intento se traduce en un aumento de la distancia entre ejes, que redunda en una mayor habitabilidad, y del maletero, que alcanza ahora los 255 litros, y los 1.100 con los asientos traseros abatidos, a costa lógicamente de reducir en lo posible el morro del coche.
Lo cierto es que, a primera vista, el nuevo Picanto parece más grande y, sobre todo, más ancho, pero se trata de una impresión derivada de ciertos detalles de diseño como la continuidad entre los faros y la parrilla en el frontal del vehículo y los abultados pasos de rueda. En la zaga, el elemento más destacado lo encontramos en los pilotos en forma de C (el izquierdo) y C invertida que conforman una especie de paréntesis lumínico.
Otros aspectos que marcan la diferencia con respecto al modelo anterior son el mejor radio de giro, un aislamiento más logrado, mayor gama de colores, más espacio para las piernas también en las plazas delanteras y un interior sencillo, con materiales bien ensamblados y que resulta visualmente más espacioso.
Entre los nuevos elementos de equipamiento disponibles según versiones merecen destacarse la pantalla de 7 pulgadas, la cámara de visión trasera con guías dinámicas, sistema de frenada de emergencia, apoyabrazos deslizante, espejo de cortesía inspirado en el de un camerino, antena en forma de aleta de tiburón y dispositivo de carga inalámbrica de teléfono móvil.
Es novedad asimismo la opción de una variante GT Line, que se caracteriza por sus adornos deportivos, la salida de escape doble, unos muelles de suspensión más firmes y la posibilidad de montar llantas de hasta 16 pulgadas.
La marca coreana ha trabajado también en la reducción del peso del coche (solo la nueva plataforma pesa 28 kilos menos) al tiempo que aumentaba la rigidez torsional, en un 32%, y en reducir los costes de mantenimiento, esto combinado con su ya tradicional garantía de siete años.
La oferta mecánica inicial se compone de dos motores de gasolina: un 1.0 CVVT de 66 caballos y cambio manual de cinco velocidades y un 1.2 CVVT de 84 que puede llevar este cambio manual o un automático de cuatro. A finales de año llegará una versión turbo del primer propulsor que entregará 100 caballos.
La horquilla de precios del nuevo Picanto, cuyas primeras unidades se entregarán a finales del segundo trimestre del año, comprende desde los 8.535 euros del 1.0 CVVT con acabado Concept y los 11.865 del 1.2 con cambio automático y acabado GT Line. Si no se opta por la financiación de la marca, la factura se va hasta los 10.319 y 13.770 euros, respectivamente.