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BMW iX2 xDrive30: dos almas y una sola piel

El BMW iX2 es un SUV cupé eléctrico que supera los 4,55 metros de longitud.

Pedro Urteaga

La firma alemana BMW ha presentado recientemente la actualización de su X2, que a partir de ahora se ofrece también en variantes 100% eléctricas. Podríamos decir que el más pequeño de los SUV de la marca -los que llevan la X en su nombre- ha alcanzado la mayoría de edad y, con ello, ha crecido hasta superar los 4,55 metros de largo y se provee de opciones totalmente electrificadas para competir con más garantías en el disputado mercado de los SUV cupé del segmento C, en su declinación premium.

Para quienes se decanten por las versiones con sello 0 emisiones -que llevan una i por delante de la X-, BMW ha previsto un modelo de un solo motor eléctrico de 204 caballos (eDrive 20) y otro dotado de dos motores y 313 CV (xDrive30) que ha pasado ya por nuestras manos en los últimos días. La batería es siempre de 66,5 kWh de capacidad (64,8 de ellos utilizables), que en el primer caso otorga 478 kilómetros de autonomía y en el segundo se sitúa en 449 km.

Lo que más nos ha llamado la atención, y al mismo tiempo nos ha parecido más excitante, del iX2 xDrive30 es que alberga en una sola piel dos caracteres casi contrapuestos. Por un lado, el coche se puede conducir con absoluta suavidad en el uso cotidiano, con consumo eléctrico muy moderado además; por otro, al seleccionar el programa Sport y sobre todo cuando accionamos el modo Boost, que exprime al máximo todo el jugo de sus dos motores durante 10 segundos, se desata una montaña rusa de sensaciones, subrayadas aquí por un silbido -de origen artificial- que sugiere el de una nave cruzando el hiperespacio.

Este modo Boost se activa mediante una leva situada detrás del volante, en el lado izquierdo, que viene a ser una especie de kick down operado manualmente y no, como es habitual, pisando a fondo el pedal del acelerador. Al sistema de BMW solo le vemos el inconveniente de que, si el conductor es de los que está habituado a utilizar levas para reducir de marcha -o incrementar la regeneración de energía, si se trata de un vehículo eléctrico-, puede que ponga en marcha este modo de máxima potencia cuando lo que pretende es hacer otra cosa completamente diferente.

Las gratas sensaciones de este iX2 se acompañan del exquisito ajuste de dirección y suspensiones que es marca de la casa y se traduce en dos muestras de comportamiento esenciales a nuestro juicio: el coche va exactamente por donde el conductor quiere y nunca se tiene la sensación de que al chasis se le atraganta la mucha potencia disponible.

En la utilización normal es posible que la amortiguación resulta un tanto más dura de lo frecuente, pero en ningún caso llega a ser molesta, salvo tal vez para los pasajeros traseros si pasamos por un badén o similar a una velocidad mayor de la aconsejable. En el modo misil, mejor cuantas más bridas tengamos a nuestro alcance para sujetar la fuerza de la fiera, entre ellas una nada desdeñable como es la tracción a las cuatro ruedas, resultado de contar con un motor eléctrico en cada eje del vehículo.

Una conducción mixta, con mucho de tranquilidad y solo un poco de furia, depara un consumo que ronda de media los 18 kWh/100 km y baja progresivamente hacia los 17 si circulamos fundamentalmente por ciudad y alrededores. Con esa cifra, la autonomía en condiciones reales supera por poco los 350 kilómetros, algunos menos en desplazamientos que discurran solo por autovía o autopista.

El cupé eléctrico de BMW puede cargarse de serie en corriente alterna de hasta 11 kW, y de 22 kW como opción, con la que una recarga completa se efectúa en 6,5 horas y 3 horas y 45 minutos, respectivamente. En corriente continua admite una potencia máxima de 130 kW: aquí el paso del 10% al 80% de la batería lleva 29 minutos, y bastan 10 para obtener la energía necesaria para recorrer 120 km.

Una factura excelente

Además de sus dos almas tan bien avenidas, lo que más nos ha gustado del iX2 es una calidad de acabados que destaca incluso en comparación con otros modelos de la propia marca bávara. Basta fijarse en un punto donde muchas veces se descuida la terminación, el maletero, para darse cuenta de que en este caso no se ha dejado nada en el tintero en lo que a materiales y ajuste se refiere.

BMW ha querido además ampliar algo (tampoco mucho, que para eso está la interminable lista de opciones) el equipamiento de serie del coche. Incluye ahora, por ejemplo, sistema de navegación BMW Maps, climatizador automático de dos zonas, asistente de aparcamiento con cámara de marcha atrás y nuevos servicios conectados.

Por su parte, la app My BMW permite bloquear y desbloquear el vehículo a distancia, preacondicionar térmicamente el habitáculo, activar el claxon y las ráfagas de luces delanteras y acceder a las cámaras interior y exterior (solo fotos). Mediante un dispositivo de llave digital, similar al que se emplea en los modelos de carsharing, solo se necesita el móvil para hacer uso del coche, y se contempla la opción de compartir dicha llave virtual con hasta cinco personas.

El BMW iX2 XDrive30 cuesta 58.200 euros, 7.500 euros más que la versión de 204 caballos y tracción delantera. Además de estos precios solo aptos para economías muy desahogadas, solo le encontramos un pero a un modelo que es soberbio en su conjunto. Nos referimos al espacio en las plazas traseras, que podría más generoso en su cota longitudinal y, sobre todo, en la altura disponible.

Naturalmente, esto último se debe a que el coche, aun siendo relativamente largo, presenta una caída muy pronunciada del techo en el tramo final de la carrocería. Son los peajes de pago obligado en la mayoría de los modelos cupé, que a cambio suelen lucir más atractivos y agradan en especial a quienes buscan salirse del camino trillado de los SUV al uso.

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