El Opel Corsa es uno de los numerosos modelos de Stellantis beneficiados por la introducción de la tecnología de hibridación ligera, un tanto tardía pero sin duda muy oportuna dado el retraso en electrificación que acumulamos en nuestro país. El vehículo fabricado en Figueruelas (Zaragoza) se ofrece, además, en las dos variantes de potencia que admite este sistema de impulsión mild hybrid, esto es, 100 y 136 caballos.
Nosotros hemos preferido conducir la menos potente por ser un poco más asequible y sobre todo porque, desde que asistimos a la presentación dinámica del modelo, nos pareció lo bastante capaz para un coche que es ligero para los estándares actuales (menos de 1.300 kilos). En el más completo de los tres acabados posibles, llamado GS en alusión y tributo a los Opel más dinámicos de la época dorada de la marca, su precio es de 22.950 euros.
Así pues, se nos ha presentado la ocasión de probar de nuevo el Corsa Hybrid de 100 CV, y de confirmar que las buenas sensaciones del primer momento no eran engañosas. Recordemos que el sistema de hibridación aquí empleado emplea un motor de gasolina 1.2 de tres cilindros acoplado a una transmisión electrificada de doble embrague de seis velocidades y a un motor eléctrico de 21 kW, unos 28 CV, emplazado en el eje delantero. Este último se alimenta de una pequeña batería de iones de litio que se recarga automáticamente en determinadas condiciones de conducción.
Como ya hemos explicado en otras ocasiones, esta arquitectura presenta la particularidad de que el motor eléctrico es capaz de mover el vehículo a bajas velocidades, por ejemplo al maniobrar o al moverse por un parking en busca de una plaza para estacionar. Además, asiste al motor de combustión en aceleración, al arrancar desde parado, y aporta par en regímenes de giro bajos, lo que favorece la dinámica de conducción y la reducción de CO2.
Cuando Stellantis publicitó que sus mild hybrid podían realizar el 50% de los trayectos urbanos en modo eléctrico, lo tomamos como la clásica exageración que esperamos de cualquier padre cuando habla de los méritos de sus vástagos. Después de una semana con el Corsita, hemos de admitir que, si bien ese porcentaje es desde luego demasiado optimista, no resulta disparatado en cierto tipo de situaciones.
Por ejemplo, si uno tiene que hacer un recorrido llano y a unos 90 km/h por ciudad, se encontrará la grata sorpresa de ver un consumo de poco más de 3 litros/100 km. Al consultar el ordenador de viaje con más detalle, verá que ha sido posible porque más del 35% de la distancia se ha recorrido gracias al motor eléctrico del coche. Una de las singularidades de la tecnología de la que hablamos, y que la distingue de la utilizada por la mayoría de la competencia, es esa capacidad del vehículo para desplazarse usando su parte eléctrica; de lo que podemos concluir que este Corsa y sus pares de Stellantis son los microhíbridos más cercanos por su funcionamiento a un híbrido completo o full hybrid.
En conjunto, el consumo de la unidad que ha pasado por nuestras manos se sitúa en 5,8 litros/100 km, combinando como es preceptivo todo tipo de terrenos y ponderando adecuadamente las cifras. Se trata de un registro que no dista demasiado del que podía obtenerse antaño de un diésel, solo que con menores emisiones, especialmente de partículas y NOx.
Lógicamente, la participación del sistema eléctrico de 48 V disminuye cuanto mayor es la velocidad media a la que viajamos, y en un desplazamiento de muchos kilómetros su porcentaje de intervención baja del 10% y se aproxima poco a poco a cero. Tanto en unos entornos como en otros, el Corsa se mueve con agilidad y suavidad, y en general no se echa en falta más potencia.
Apuesta por la sobriedad
Opel no ha querido diferenciar en exceso sus versiones mild hybrid de las demás de la gama, de modo que hay que aplicarse para encontrar en la carrocería algún detalle distintivo más allá de la inscripción Hybrid en el portón trasero. En el interior, por el contrario, el conductor sí dispone de información específica, como una pantalla dividida en tres segmentos en función de la exigencia de potencia (Power, Eco y Charge) y otra que muestra el flujo de energía entre la batería, el motor de gasolina y las ruedas, así como el estado de carga con el que contamos.
Además, los datos más importantes sobre la distancia recorrida, la duración del desplazamiento, el consumo medio, la autonomía restante y el porcentaje del recorrido realizado de forma puramente eléctrica pueden leerse a través de la pantalla de resumen del trayecto cuando el coche está apagado.
Si uno se fija bien, puede observar por último que los números del indicador digital de velocidad brillan en blanco mientras el motor de gasolina está en marcha y que, cuando se apaga y el vehículo funciona solo con electricidad, el color cambia a azul.
Consideramos un acierto que Opel incorpore en el Corsa un selector de modos de conducción (Eco, Normal y Power), del que alguna marca de Stellantis ha decidido prescindir en vehículos asimilables a este, como el Fiat 600 MHEV. Aunque el coche lleva transmisión automática, dispone también de unas levas detrás del volante para cambiar de marcha de forma manual.
Lo que no es posible es regular la retención eléctrica en varios niveles, ya que se trata de un mecanismo automático vinculado a la transmisión y a la marcha que ésta engrane en función de la velocidad. A 120 km/h, por ejemplo, el Corsa Hybrid pierde poca velocidad al levantar el pie del pedal del acelerador porque circula en una marcha larga, en tanto que, a las velocidades habituales en ciudad y vías aledañas, la retención es considerable al usar una corta.
El Corsa mild hybrid de 100 CV, al que corresponde el distintivo ambiental Eco, está a la venta desde 21.050 euros en terminación Edition. A igualdad de acabado GS, el modelo de la misma tecnología con 136 CV cuesta apenas 600 euros más y sale por 23.550 euros.