Smart #3 Brabus, una silueta agraciada y muy veloz

La marca de automóviles eléctricos Smart ha retornado al mercado europeo después de que Mercedes-Benz, que la había fundado en 1994 junto con la firma de relojes suiza Swatch, haya dejado de ser su accionista mayoritario en favor del fabricante chino Geely, propietario entre otras de Volvo, Polestar y Lotus. La rentrée comenzó el año pasado con el modelo #1, del que te hablamos en este artículo, y prosigue en este 2024 con el #3, del que ya podemos detallar nuestras primeras impresiones.

Nos encontramos ante un SUV muy estilizado, realmente vistoso a nuestro parecer, y que, con 4,40 metros de longitud, aventaja en 13 centímetros a su hermano de gama. De ello derivan una distancia entre ejes un poco más larga, de 2,78 m, que a su vez da lugar a unas plazas traseras bastante espaciosas, y sobre todo un maletero mucho más capaz, de 370 litros. Un compartimento delantero bajo el capó habilita 15 litros adicionales donde lo habitual será llevar el cable de recarga.

El Smart #3 está a la venta en versiones de un solo motor eléctrico de 272 caballos que parten 39.400 euros o bien de dos motores, uno por eje, que suman 428 CV en el caso del acabado deportivo Brabus que ha pasado por nuestras manos, este disponible por 51.900 euros. Excepto la variante básica Pro, todas comparten una batería de iones de litio de 66 kWh de capacidad con la que la autonomía se mueve entre los 415 kilómetros del Brabus y los 435 del modelo Pro+, según registros oficiales.

El vehículo puede recargarse a una potencia máxima de 150 kW en corriente continua, donde recupera del 10% al 80% de su capacidad en media hora. En alterna, el tope se halla en unos destacables 22 kW y la recarga completa requiere tres horas en enchufe.

Por lo que respecta a la autonomía en conducción real, el #3 Brabus es capaz de recorrer alrededor de 350 km en un uso mixto, y unos cuantos menos si circulamos exclusivamente por vías rápidas. El consumo medio bordea los 18 kWh/100 km, que no son para nada excesivos, pero puede aumentar de forma muy considerable si nos dejamos llevar por el mucho poderío que atesora esta versión, a la que basta insinuar el pie derecho por encima el acelerador para salir propulsado como un misil.

Exageraciones aparte (aunque las sensaciones son esas…), el coche acelera de 0 a 100 km/h en solo 3,7 segundos, algo que antaño estaba vedado a contados superdeportivos y que habla por sí solo de lo que corren los eléctricos actuales, aunque algunos de quienes los conducen no parecen tenerlo demasiado en cuenta. A pesar de sus prestaciones, no nos parece que el #3 sea sin embargo deportivo en su puesta a punto, sino más bien un vehículo neutro y sencillo de manejar, dicho sea más como atributo que como defecto porque no todos los usuarios son necesariamente pilotos de carreras.

En cualquier caso, el Brabus dispone de varias garantías para mantener su mucha potencia bajo control, la principal de las cuales es la tracción a las cuatro ruedas que le proporcionan sus dos motores eléctricos, de 272 CV el del eje delantero y de 156 CV el del trasero. El trabajo preciso del control de tracción ayuda por su parte a limitar las potenciales pérdidas de adherencia.

Detalles muy cuidados

El sobreprecio que hay que pagar por esta versión no obedece solo a esta ración extra de caballos, sino también a la incorporación de un sinfín de detalles que realzan el atractivo de un modelo que -ya lo hemos dicho- nos resulta estéticamente muy agraciado, más a nuestro gusto que el #1. La preparación corresponde al que ya era especialista de referencia de Mercedes-Benz, Brabus, que ha dejado su sello por todo el exterior y el habitáculo del coche, y sin escatimar.

Son añadidos suyos la línea roja que decora la parte inferior de la carrocería, los paragolpes más abultados o las tomas de aire -básicamente ornamentales- emplazadas a los lados del frontal, además de los diversos logos propios diseminados por todo el vehículo.

El interior del #3 destaca tanto por su modernidad como por el elevado nivel de acabado. La huella de Brabus se aprecia en el color rojo dominante en los cinturones de seguridad y en los pespuntes que rematan el salpicadero, el interior de las puertas y el volante, este último tapizado en Alcantara. Los asientos suman a los detalles en rojo una especie de tachuelas como elemento también decorativo.

A nivel funcional, esta versión dispone de un modo de conducción más deportivo, llamado justamente Brabus, que se añade a los tres disponibles en el resto de la gama: Eco, Comfort y Sport. Cada uno de estos programas tiene su propio sonido artificial asociado, el cual puede ser agradable de escuchar durante un rato pero acaba cansando a la larga. Por fortuna, se puede desconectar en el menú correspondiente de la pantalla multimedia.

Como en el #1 y en muchos otros modelos chinos, aquí reina en el salpicadero una gran pantalla de 12,8 pulgadas a la que es obligado recurrir prácticamente para todo. No nos demoraremos en criticar semejante decisión ni en subrayar lo que representa de perjuicio para la seguridad porque se trata de una batalla perdida al menos hasta que EuroNCAP no comience, como ha anunciado, a penalizar a aquellos modelos que no combinen adecuadamente estos dispositivos omnipresentes con botones físicos que permitan manejar las funciones básicas de todo vehículo.

El Smart #3 complementa esta pantalla central con un pequeño cuadro de instrumentos que nos informa de los aspectos cruciales de la conducción y, en el caso del Brabus, con un head-up display de 10 pulgadas situado frente a los ojos de quien se sienta al volante.