La creciente incertidumbre que aqueja actualmente a cualquier persona que piense en adquirir un coche, tanto la estrictamente tecnológica como la inducida por los políticos, ha animado a los ingenieros de automoción a elaborar un informe que contribuya a aclarar conceptos y establezca unos cauces mínimos por los que pueda recurrir la recuperación del mercado, a la baja en los últimos meses por la indecisión de los eventuales compradores. El documento aboga por el coche eléctrico, pero sin aparcar por el camino los motores convencionales, que aún tienen mucho que decir en su opinión, ni propuestas alternativas a las baterías, como la pila de combustible.
Transición hacia una movilidad sostenible. Retos y oportunidades es el título del estudio preparado por el Colegio Oficial y la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid (COIMM y AIIM), la Asociación Española de Profesionales de Automoción (ASEPA) y el Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (INSIA), de la Universidad Politécnica de Madrid; un texto que incluye una serie de recomendaciones entre las que se cuenta un Pacto de Estado que, ante una situación que los autores no dudan en calificar de “preocupante”, otorgue “estabilidad a las decisiones políticas” y “seguridad a los inversores multinacionales”.
Para el catedrático Francisco Aparicio, coordinador del informe, la incertidumbre actual es una realidad que urge disipar si de verdad se quiere avanzar hacia un modelo de transporte más limpio. “Los ciudadanos no saben qué tipo de coche elegir y, como consecuencia, no compran ninguno, lo que envejece más y más el parque automovilístico español”, que ya supera los 12 años según los datos más recientes de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (Faconauto).
Hoy por hoy, rejuvenecer el parque sería, a juicio de Aparicio, la actuación más eficaz para contener las emisiones de CO2 producidas por los turismos, en la medida en que un vehículo antiguo expulsa aproximadamente diez veces más gases contaminantes que uno nuevo. A este respecto, el presidente del INSIA y de ASEPA considera que el coche eléctrico es seguramente la solución a largo plazo de los problemas ambientales, pero “no lo es a corto plazo”, razón por la que de momento “no se puede prescindir” todavía de los modelos convencionales con motor de combustión.
Del mismo parecer es Guillermo Wolff, uno de los autores del estudio y experto en emisiones: “El vehículo eléctrico aún no está aquí”, en el sentido de que falta mucho para su popularización, así que lo urgente ahora mismo es “rejuvenecer el parque” para eliminar de un plumazo los vehículos que concentran el grueso de las emisiones de CO2 y de otros contaminantes. Los incentivos a la compra de coches nuevos son una medida que ven con buenos ojos las entidades que han confeccionado el informe.
Objetivos “realistas en el corto y medio plazo”
Los ingenieros instan a los políticos a plantearse objetivos “realistas, medibles en el corto y medio plazo”, así como a establecer normas “uniformes a nivel nacional”, sin divergencias entre comunidades autónomas; esos criterios deben responder a objetivos ambientales sin perder de vista su necesaria viabilidad económica y técnica.
Es necesario además, a su parecer, que la Administración se mantenga en una estricta neutralidad tecnológica que permita favorecer no solo los vehículos eléctricos, sino también otras soluciones alternativas como la que representan la pila de combustible y sus tecnologías asociadas. Como comentó Aparicio durante la presentación del trabajo, los vehículos alimentados por hidrógeno “deberían ser objeto de planes de desarrollo que permitan crear futuro” antes de “perder un tren” que puede ser capital en la movilidad sostenible del futuro.
Por último, los autores creen imprescindible poner en práctica planes de I+D+i que incluyan objetivos ambiciosos y, en general, “abordar políticas que apoyen la generación de conocimiento y el desarrollo de talento en el marco de los nuevos paradigmas” (el coche eléctrico y otros) de la industria del automóvil.
En el caso concreto del vehículo eléctrico de baterías, reclaman inversiones en instalaciones de generación de energías limpias y en infraestructuras de distribución. También demandan una planificación de puntos de recarga que sea acorde con los objetivos reales de electrificación del parque automovilístico.