La filtración hace pocos días de que Tesla está negociando con la Generalitat valenciana la construcción en esa comunidad de una de sus gigafactorías ha levantado una fuerte polvareda en el sector y generado un aluvión de expectativas en la región. De concretarse las intenciones de la compañía de Elon Musk, tendría lugar una inversión superior a los 4.500 millones de euros y la consiguiente contratación de una notable cantidad de trabajadores.
Ahora mismo, las negociaciones no se hallan cerradas “al cien por cien” pero sí “muy encauzadas”, según han confirmado a Cinco Días fuentes de la Generalitat, y se ha firmado un contrato que incluye cláusulas de confidencialidad. Tesla, por su parte, ha mantenido hasta el momento un completo mutismo acerca de la operación.
Las conversaciones se iniciaron hace casi un año. La firma estadounidense, especialista en coches eléctricos, era en aquel momento una de las 10 multinacionales que el presidente de la Generalitat (ahora en funciones), Ximo Puig, indicó que habían establecido contacto con el Gobierno autonómico para instalarse en la Comunitat Valenciana.
El diario Levante informa de que Cheste es la opción favorita de los responsables de Tesla para levantar su gigafactoría de vehículos eléctricos y baterías. La Generalitat, explica, ha acelerado en los últimos meses la declaración ambiental y territorial estratégica del Plan General de Ordenación Urbana de Cheste con el fin de impulsar la creación de una nueva área industrial en la ciudad.
Esta aprobación era un requisito necesario y solicitado por el Ayuntamiento para desarrollar el polígono Ceja Cañada-Arena, que cuenta con 1,5 millones de metros disponibles y que podría acoger la producción de la compañía automovilística. La firma también ha valorado la posibilidad de instalarse en Llíria, pero esta es al parecer una zona con menos terrenos disponibles.
Sobre el volumen de empleos que podría suponer la llegada de Tesla, puede esperarse un doble río de contrataciones: uno inicial para poner en pie la fábrica y otro posterior de trabajadores de la compañía propiamente dichos. Al tratarse de una planta similar en tamaño a la de Berlín, es posible extrapolar la cantidad y el tipo de empleos que aquí podrían ser necesarios.
En este punto topamos con la tradicional opacidad de la marca comandada por Elon Musk, que -entre otras muchas peculiaridades- no es amiga de suministrar mucha información interna. Hace aproximadamente un año, trabajaban en la gigafactoría berlinesa unas 4.500 personas, menos de la mitad de los 12.000 que la firma preveía tener cuando la producción de vehículos eléctricos y de baterías alcanzara la velocidad de crucero a la que apuntaba.
En marzo de este año, algunas informaciones señalaban que Tesla daba empleo allí a unos 10.000 trabajadores, pero apuntaban a continuación que se estaba acelerando la salida de personal “debido a las condiciones de trabajo ofrecidas”.
Un polo de electromovilidad
Retornando del terreno de las especulaciones (forzadas por la falta de transparencia), lo cierto es que el aterrizaje de Tesla en Valencia contribuiría de modo decisivo a la creación de un polo de la electromovilidad sostenible en el sur de Europa, como ha reiterado en varias ocasiones el presidente en funciones de la Comunitat.
En él convergerían además la planta de Ford en Almussafes, elegida recientemente para la producción de dos nuevos modelos eléctricos, y la factoría que VW se propone levantar en Sagunto, a las que se suman la presencia de Power Electronics en Llíria y de otras empresas como Stadler en Albuixech.
Tanto Tesla como Ford y VW aspiran a captar parte de los fondos europeos de reconstrucción del segundo Perte (Proyectos Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) del vehículo eléctrico. Esta iniciativa, que se abre el mes próximo y se cierra en octubre, cuenta con fondos específicos para impulsar la fabricación de coches eléctricos y baterías. Es lógico pensar que la firma estadounidense esperará a conocer si disfruta de estas ayudas antes de confirmar si finalmente recala en Valencia.