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Los ‘radares' de emisiones contaminantes ya son una realidad

Todavía no es un procedimiento establecido ni utilizado por las autoridades, pero medir en tiempo real las emisiones de cualquier vehículo ya es posible técnicamente mediante una tecnología de teledetección denominada Remote Sensing (RSD, la d proviene de devices, dispositivos). La empresa española Opus RSE ostenta una posición aventajada en este campo porque, gracias a la acreditación ISO-17025, es la única en el mundo autorizada a realizar este tipo de mediciones.

La tecnología RSD permite conocer de forma empírica las emisiones de cada vehículo que pasa por delante del dispositivo de medición, similar en la forma a un radar de velocidad, y lo hace en menos de medio segundo y de manera no intrusiva, es decir, en condiciones de tráfico real. La máquina toma una fotografía de los gases que salen del tubo de escape y calcula al instante las emisiones contaminantes del coche, la moto o el camión mediante espectrografía de masas.

En concreto, puede determinar la cantidad de hidrocarburos sin quemar (HC), monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), monóxido de nitrógeno (NO), dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas (PM) que despide cada coche. La capacidad de medición del equipo alcanza los 1.000 vehículos por hora con un coste de un euro por cada uno de ellos, frente a los 50 euros que cuesta realizar un test estático con sonda lambda como el que se practica en una ITV.

Toda esta operativa se ha desarrollado en el marco del proyecto Life Gystra, financiado por la Unión Europea, que está llevando a cabo una experiencia piloto de 23 meses en Madrid destinada a reducir las emisiones del tráfico rodado, que suponen el 60% del total en las ciudades. Mediante dos dispositivos de detección remota colocados en diferentes calles y carreteras de la Comunidad, se ha monitorizado de momento a más de medio millón de vehículos, y se pretende llegar a los 700.000.

La conclusión más relevante de la prueba es que el 5% de los vehículos, los más contaminantes, son responsables casi del 60% de las emisiones producidas por el tráfico. No se trata solo de coches antiguos, porque la causa del problema suele hallarse en un defecto que puede repararse en el taller; de hecho, el 7% de ellos son tan recientes que estarían bajo garantía del fabricante.

Los responsables del proyecto Life Gystra (Sistema Global de Gestión de Emisiones del Tráfico Sostenible) consideran que detectar estos vehículos altamente contaminantes sería la medida más efectiva para mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades. Repararlos podría reducir, según sus cálculos, hasta en un 14,8% las emisiones de CO, un 2,8% las del HC y un 22,7 las de NOx (óxidos de nitrógeno), que agrupa las de NO y NO2.

Vehículos ‘eco’ que en realidad contaminan

Las etiquetas de la DGT son, a su criterio, un buen primer paso para categorizar los vehículos según su nivel de emisiones y, en consecuencia, permitir o no el acceso a zonas de circulación restringida. En el caso de Madrid Central, ahora en suspenso de facto, un programa de teledetección de este tipo serviría para identificar de forma barata y no intrusiva a los más contaminantes, por mucho que tengan certificación ambiental que les permite circular por el centro de la capital.

La información recabada por el proyecto europeo muestra que hay vehículos, aunque pocos, con etiquetas limpias que realmente contaminan igual que aquellos que ni siquiera tienen distintivo ambiental. Los sensores remotos también serían capaces de verificar si los híbridos enchufables están funcionando efectivamente en modo eléctrico cuando acceden a un área libre de emisiones o, si por el contrario –como sucede con frecuencia–, están usando el motor de combustión.

Aunque los radares de emisiones aún no cuentan con el respaldo legal que permita usarlos de manera oficial, en la actualidad ya existe normativa europea que contempla el uso de esta tecnología, que ha sido incluida en el nuevo marco regulatorio de certificación del mercado automovilístico. Luego será tarea de cada país adquirir el conocimiento y las herramientas necesarios para trasplantarla en sus normas nacionales, y España parte aquí desde una posición ventaja gracias al trabajo de Opus RSE.

Los equipos de teledetección de la compañía española hicieron posible la operación ONOx de la Guardia Civil, que puso en evidencia un fraude masivo en las emisiones de los camiones en España. La trampa, bastante extendida en el sector, consistía en desconectar el sistema SCR (reducción catalítica selectiva), instalado para neutralizar las emisiones de NOx pero bastante caro de mantener. En la operación fueron detenidas cuatro personas, acusadas de un delito medioambiental por haber manipulado una flota entera de camiones.