Aprovechando la celebración del Mundial de Rusia lanzamos este blog para contar las historias más curiosas o desconocidas de los mundiales: política, literatura, algún test de conocimientos, economía y algo de fútbol.
Los jóvenes africanos vuelven a sus raíces
Los bailes de Roger Milla liderando a Camerún en 1990 despertaron a un continente absolutamente enfervorecido por el fútbol. Aquel torneo celebrado hace casi tres décadas fue señalado como la irrupción de África en la élite del fútbol. Desde entonces el crecimiento de este deporte, así como de instalaciones, independencia de las federaciones de fútbol y recursos muestra a África como la eterna promesa cada vez más distanciada de los grandes favoritos. Y 2018 tampoco parece el año en el que den el paso al frente (Egipto, Marruecos y Túnez ya eliminadas mientras Nigeria y Senegal se la juegan en la última jornada). Pero algo ha cambiado, este último ciclo mundialista ha destacado por ver a jóvenes talentos decantarse por representar al país de sus padres en lugar de las naciones europeas donde crecieron. Un viso de esperanza en la historia incompleta del fútbol africano.
Los nombres que han hecho el camino inverso
Cuando Hakim Ziyech despuntaba en el campeonato neerlandés y la selección sufría en la clasificación para la Eurocopa, el jugador hizo pública su decisión de representar a Marruecos. Ziyech, natural de Dronten (Países Bajos), fue duramente criticado por el seleccionador holandés Blind quien le acusó de “falta de ambición”, una visión compartida con la federación quienes no podían explicar cómo se les había escapado un talento que había jugado en las selecciones inferiores. Ziyech incluso tuvo que salir a justificar su sentimiento: “Me pregunté: '¿De dónde es tu corazón?', por eso elegí Marruecos, aunque nací en los Países Bajos, me siento marroquí, sé que es algo que mucha gente no comprende”. Ziyech es la estrella del conjunto africano que ha disputado el Mundial en el grupo de España mientras que su país natal no clasificó y el seleccionador Blind fue destituido.
Un revuelo similar provocó la historia de Alex Iwobi, nacido en Nigeria, pero criado en Londres desde los cuatro años. Durante su formación llegó a disputar once encuentros con distintas categorías inferiores de Inglaterra pero en 2015, cuando despuntaba en el Arsenal, decidió que sería internacional por Nigeria. Parte de la prensa británica no recibió de buen grado esta noticia y acusó a su padre y a su tío, el ex futbolista Okocha, de haber condicionado la decisión. Alex Iwobi por su parte siempre ha reiterado el orgullo que es ser internacional por su país de origen donde comparte equipo con otro futbolista que rechazó a Inglaterra como es Victor Moses.
El fútbol español también ha visto como Achraf Hakimi, prometedor lateral del Real Madrid nacido en la capital, ha elegido ser internacional marroquí sin plantearse vestir la roja. Decisiones más allá del resultado en el campo y que atienden a cuestiones personales que no admiten valoraciones ajenas. Munir y Bojan, cedidos esta temporada en el Alavés, intentaron jugar respectivamente con Marruecos y Serbia. Ambos habían nacido en España y diputaron partidos con la selección absoluta. Cuando vieron que su carrera no tenía proyección en España intentaron jugar con los países de los que son originarios sus padres, Marruecos y Serbia respectivamente. Sin embargo la FIFA no les dio permiso al haber jugado ya con España.
Las otras nacionalidades del Mundial
En el Mundial participan 82 jugadores representando a países donde no nacieron (3 de ellos en España con D.Costa, Thiago y Rodrigo; y tres españoles en otras selecciones). La tendencia de futbolistas nacidos en África que juegan por países europeos va menguando (10 futbolistas repartidos entre Francia, Portugal, Suiza y Dinamarca), mientras que el camino opuesto aumenta: 39 futbolistas nacidos en Europa que representan a Marruecos, Senegal, Egipto, Túnez o Nigeria. Un camino que antes sólo tomaban los futbolistas sin hueco o nivel para las selecciones europeas y que ahora lo lideran jugadores de categoría como Koulibaly (francés con Senegal); Iwobi y Moses (Nigeria); Ziyech y los hermanos Amrabat (holandeses con Marruecos) o Hakimi (español con Marruecos) que podrían haber sido claves en el futuro de las potencias europeas. Han cambiado las tornas, la historia africana pendiente de ser escrita en el fútbol pasa por las botas de estos nombres propios.
Mientras tanto, en Rusia 2018
El portero egipcio para un penalti con 45 años
Essam El Hadary, el portero de Egipto, paró ayer un penalti en el partido contra Arabia Saudí que su selección acabó perdiendo por 2-1. El Harady ha dejado tres récords en este triste Mundial para Egipto. Ha sido el jugador más veterano en disputar un Mundial, con 45 años, el más veterano en ser capitán y el más mayor en detener un penalti.
Los bailes de Roger Milla liderando a Camerún en 1990 despertaron a un continente absolutamente enfervorecido por el fútbol. Aquel torneo celebrado hace casi tres décadas fue señalado como la irrupción de África en la élite del fútbol. Desde entonces el crecimiento de este deporte, así como de instalaciones, independencia de las federaciones de fútbol y recursos muestra a África como la eterna promesa cada vez más distanciada de los grandes favoritos. Y 2018 tampoco parece el año en el que den el paso al frente (Egipto, Marruecos y Túnez ya eliminadas mientras Nigeria y Senegal se la juegan en la última jornada). Pero algo ha cambiado, este último ciclo mundialista ha destacado por ver a jóvenes talentos decantarse por representar al país de sus padres en lugar de las naciones europeas donde crecieron. Un viso de esperanza en la historia incompleta del fútbol africano.