Las salidas son lo que todo el mundo busca cuando entra a la Universidad; salidas laborales, se entiende, no las de emergencia. Y, como dice Juan Jesús Botí, miembro del colectivo de divulgación de la historia Ad Absurdum, “el pragmatismo actual está apartando a las Humanidades”. Estoy casi seguro de que no veréis a un gurú de la economía o a un empresario del IBEX, recomendando a alguien que estudie historia o historia del arte, por ejemplo; no lo veréis alentando a un grupo de estudiantes a dejarse guiar por su pasión y a cultivar eso que, en palabras de Marsilio Ficino, confiere a la vida un significado moral. Me refiero a la historia.
En historia se matricularon el mencionado Juan Jesús Botí junto a David Omar Sáez e Isaac Alcántara, en la Universidad de Murcia, y, cual cobayas, formaron parte de la primera promoción del Grado, dejando atrás las antiguas licenciaturas. Los tres acumularon saberes y trabaron una amistad que, en un banco de una calle cualquiera de la ciudad de Murcia, les llevó a plantearse el inicio de un proyecto de divulgación histórica mediante el humor: Ad Absurdum. Un blog, las redes sociales y mucha constancia en su labor, con chispa y genialidad, atrajeron la atención y el interés de muchas personas y también de la editorial La Esfera de los Libros, así como de medios de comunicación que les invitaron a llevar su particular visión de la historia a otro nivel. Desde 2021 colaboran con el programa El Condensador de Fluzo, de Televisión Española, y en estos días finales de mayo de 2024 acaban de publicar su quinto libro, Historia absurda del mundo (a la venta el 29 de mayo).
Hablo con ellos de dicho libro, pero también de la divulgación y de otras divulgadoras y divulgadores, de la investigación en humanidades, de la perspectiva de género en los estudios históricos, de la carrera de historia en la Universidad de Murcia, de nuestra región y de su ciudad, que es Murcia… Una charla larga y distendida que, por desgracia, no tiene la mejor calidad de audio. Grabamos en un bar, rodeados de ruido, ante unas cañas y unas marineras. Aun así, merece mucho la pena escucharlos, porque estos tres zagales son un potosí: toda la conversación, pinchando en este enlace a Spotify.