El artista Antonio Rosa, que durante toda su vida profesional ha compaginado las artes gráficas con el modelado en arcilla y la escultura, muestra en efecto y en relación a los relieves una gran habilidad para levantar perspectivas del plano y enfocar proyecciones cónicas con las que construir sus escenarios, siempre con figura humana y aislada.
La temática la concentra en la representación de la mujer desnuda o en situaciones cotidianas, subrayando encalmados movimientos y poses sugestivas en contextos musicales y de danza. La técnica que emplea parte del modelado del objeto en arcilla y moldeado posterior con resinas o escayolas, a las que finalmente imprime pátinas de diversa tonalidad, además de otros fundidos en bronce y piedra artificial.
Alumno de Elisa Séiquer, Dionisio Paje y González Moreno, las esculturas de Antonio Rosa hacen algo más que un guiño a este último (Aljucer, 11/04/1908 – Murcia, 10/01/1996), homenajeándole como maestro de muchos escultores murcianos, aunque nada que ver con su arte imaginero religioso atestiguado hoy en decenas de iglesias murcianas y españolas, sino en cuanto a la vertiente profana del escultor de Aljucer en sus representaciones femeninas.
Y junto con la rotundidad característica de la mujer con la que emula a González Moreno, apreciable en ciertas obras propias que exhibe en la exposición del Casino, Rosa muestra también otras esculturas de pequeño tamaño con las que apunta a ideales de belleza clásica de proporciones canónicas, con figuras más sobrias que voluptuosas y en cualquier caso con proporciones armoniosas de objetiva belleza.