Obras de 40 artistas de estilos pictóricos dispares se exponen en el museo de Las Claras de Murcia en una muestra exclusiva de bodegones, entre las que destaca “Naturaleza muerta con guitarra” de Pablo Picasso, cedida por la colección Gerstenmaier.
También resalta “La cena” cedida por el propio Antonio López, un gran óleo del año 1986 cedido por el propio Rafael Canogar; “Naturaleza muerta con espejo” de Fernando Botero; un bodegón de 1946 del albaceteño Benjamín Palencia; “La pipe sur le livre” (1926) de la colección particular de Juan Gris, o un acrílico de 2003 del vizcaíno Eduardo Úrculo, entre otros.
La comisaria de la exposición María Toral y Cristóbal Belda, catedrático jubilado de Historia del Arte de la Universidad de Murcia (UMU), coincidieron hoy en rueda de prensa en advertir que si el bodegón ha sido siempre un género denostado por la crítica por su academicismo, surgió como algo revolucionario y transgresor en la pintura flamenca y redescubierto con Picasso en el siglo XX aún cuando críticos como Francis Picabia los calificasen como “pintores de servilletas” para desacreditarlos.
“El Pan” (1971) de Pablo Serrano es una escultura de bronce con una barra de pan troceada que también puede verse, así como una fotografía que Robert Soisneau realizó en 1952 a Pablo Picasso con su típica camiseta de estilo marinero, titulada “Los panes de Picasso”, en la que aparece el artista malagueño absorto mientras hay situados estratégicamente en una mesa unos bollos que simulan sus manos.
También destaca otra escultura en bronce de Julio López, fallecido en Madrid el pasado 8 de mayo a los 88 años, o los “Armario tapado” y “Armario cerrado blanco”, también de bronce, de la sevillana Carmen Laffón, así como el bodegón de cuchillos que Almudena Armenta realizó hace dos años con madera, conchas, el esqueleto de una pita y corteza con líquenes.
Asimismo pueden verse “collages” como el de la colombiana Catalina Ortiz titulado “Dîner (Cena)” simulando espaguetti o métodos novedosos como el Lambda print siliconada metacrilato de la brasileña Beth Moyses en la que se aprecia con suma sutileza un tocado de novia sobre un plato con restos de tomate frito.
En cualquier caso el alimento o los objetos son los protagonistas absolutos, con excepción de algún autor que muestra la figura humana, pero, eso sí, al lado de algún alimento o realizando algo tan cotidiano como comer por lo que se ha llegado a denominar como arte de la cocina.