Tránsitos, obra de teatro estrenada en Barcelona, cierra su primera temporada con todas las entradas vendidas. Entrevistamos a David Teixido, dramaturgo, actor y confabulador de este maravilloso proyecto.
¿De dónde viene la idea de 'Tránsitos'?
¡La idea de 'Tránsitos' viene de muy lejos! Mira, en 2009 estaba en el Institut del Teatre estudiando y vi en una serie de personajes que estaban descritos de una manera muy currada que había uno que, simplemente, su gran tema era ser lesbiana. Y ya está. En ese momento pensé estoy harto; estoy harto de que el conflicto de un personaje homosexual sea, eso, ser homosexual.
Por otra parte, en estos últimos años ha aparecido en la ficción un relato trans bastante importante ¡Maravilloso! ¡Celebrémoslo! Aunque todos los montajes eran de personas trans que hablaban de su experiencia trans y ahí, otra vez, todo auto concluye: no me parecía justo invitar a personas trans para saciar la curiosidad que generan sus historias.
A partir de aquí, decidí crear un espectáculo donde las personas trans y no binarias hablaran de otras cosas y, como el propio concepto del transitar me parece súper interesante a nivel teatral, decidimos que estas personas hablaran de otros tránsitos no vitales como el cáncer, la vejez, el amor, la migración... tránsitos que escapan del contexto trans, pero, que también les pueden pasar a ellas.
Nuestra idea es que el público, eminentemente cis, y así ha sido, pueda ver de una vez que a las personas trans y no binarias les ocurren las mismas cosas que a ellos con la intención de reducir la distancia entre una persona migrante y/o trans con el propio público.
En 'Tránsitos' también se habla de un chico gay, migrante, que recibe una dramática noticia ¿Por qué hay un personaje que no es propiamente trans o no binarie?
En Tránsitos yo también quise expresar mi propia vivencia y quería ampliar el abanico, más sin tener la intención de aislar a las personas trans y no binarias. Me parecía interesante sumar las vivencias migratorias, ya que la historia de uno de los personajes, Nico, es la historia de alguien que necesita moverse y alejarse de su propio contexto para poder descubrir su sexualidad.
Hay mucha interacción con el público. De hecho, nada más empezar, me quería levantar de la silla y bailar. ¿Es intencional?
Sí (risas). Yo tenía muchas granas de que el público interviniera de algún modo. El espectáculo empieza con el componente cabaretero para homenajear los espectáculos drag queens, refugios para la comunidad LGTBIQ+ y al fin y al cabo, nuestro espacio seguro. Quería interpelar al público tal y como se ha hecho siempre en estos shows.
La propuesta era que todo empezara con un baile que, por temas de COVID y protocolos no hemos podido. En circunstancias normales la obra empieza con Elektra animando el cotarro, desde la fiesta, desde el humor, desde la imagen preconcebida del público sobre nosotres. Entonces dar un giro de 180 grados al ambiente y decir: ahora vamos a hablar de la verdad.
Hablando del tema ¿Cómo afecta el COVID-19 a 'Tránsitos'?
Hemos tenido que trabajar con un doble handicap: abren/cierran teatros, abren/cierran fronteras. En España los teatros estaban abiertos y sin embargo las fronteras argentinas estaban cerradas y, Agustín Dolte, argentino que hacía el papel de Nico, no pudo venir.
Llueve sobre mojado: el teatro ya partía de una situación muy precaria y hemos tenido tanto debate de si al final, la cultura es necesaria o no. Curiosamente, la gente ha vuelto a los teatros cuando ya no tiene otras opciones de ocio: el teatro debe ser una herramienta disponible para ponernos al servicio de la sociedad y con 'Tránsitos' lo hemos conseguido, ya que ha venido mucha gente que no se siente interpelada.
Tengo entendido que a pesar del COVID-19 ha habido sold out de entradas para la temporada.
Está pasando bastante, todos los espectáculos se están llenando. Las necesidades culturales han cambiado: la gente necesita verdad y las propuestas van hacia ellas, como 'Tránsitos', ha sido muy bien recibidas. Si la sociedad necesita curas y justicia, el teatro es un espacio donde se pueden conseguir.
Delfina dijo, en una entrevista, “qué guay que con Tránsitos mi cuerpo y mi voz se disponga para generar arte y belleza y no morbo”. Que el cuerpo de Delfina esté ahí para ser aplaudido y no ser objeto del morbo me parece que logra con creces lo que queríamos con la obra.
La temporada sigue, pero fuera del continente: 'Tránsitos' también es una coproducción argentina y uruguaya. ¿Cómo surge esto?
Julia Simón, que es la productora y la directora del teatro La Gleva y a mí, nos parecía interesante tratar la temática trans y no binaria fuera de un contexto nacional, ya que las diferentes leyes que hay en cada país cambian mucho el paradigma de la experiencia trans.
Otra de las lecturas de la obra es la propia situación política catalana: se palpa una sátira muy heavy.
(Risas) En la obra, el personaje de Elektra comenta que la identidad es algo muy delicado que no se puede imponer. La mayoría del público catalán es indepentista o si no, está sensibilizado o si no, está harto de la independencia. Yo quería que entendieran, ¿verdad que no te gusta que te impongan ser español o catalán? Pues, joder, no impongas a estas personas que tienes aquí delante que identidad deben tener. Déjalas.
¿Hay alguna intención de llevarlo a lo largo del Estado español?
Espero que tengamos un futuro largo, aunque estamos intentando centralizar la distribución en España en tres o cuatro meses para que pueda viajar Delfina desde Uruguay y salgan los números ¡Esperamos hacer muchos bolos!
¿Qué tal traerlo a Murcia?
Me encantaría y estoy seguro de que lo petaríamos porque como estábamos hablando off the record (risas) en Murcia hay un contramovimiento al fascismo que se merece que lleguen propuestas como estas. Ojalá ir a Murcia y a todos los sitios donde gobierna el trifachito.