Uno de los acontecimientos que más echaba de menos desde que empezó esta agónica pandemia del coronavirus era el Sombra, nuestro Festival de Cine Fantástico de Murcia. Y más que nadie sus organizadores, con Javier García a la cabeza, deseaban volver a lo grande en esta ya undécima edición.
Y creo que lo han conseguido aun cuando el festival acaba de empezar solo por regalarnos la presencia de Lamberto Bava y su musa, Fabiola Toledo.
Es difícil que a un aficionado al fantástico y al terror no le suene el nombre de Lamberto Bava, hijo de Mario Bava. Mario, el padre, dirigió las mejores películas de terror de Italia a mediados del siglo XX y fue uno de los artífices de ese género, junto Dario Argento, que se denominó giallo. Su hijo, Lamberto, quien mamó cine desde siempre, siguió con una filmografía muy propia, casi de autor, muy reivindicable, y más cercana al fantástico, pero con unos ribetes de horror que aún hoy siguen provocando las mismas sensaciones que en su día de estreno.
Películas como 'Macabro' (1980), 'Cuchillos en la oscuridad' (1983), series de televisión como 'Fantaghiro' o 'Disturbios en el Cementerio', y fundamentalmente la película 'Demons' (1985), proyectada en la sesión inaugural del festival, y su secuela, han pasado a la historia y son veneradas por una cultura fan que continuamente las recupera y mantiene su vigencia.
Sin ser nada mitómano, reconozco que acudo emocionado y abrumado al encuentro con Lamberto Bava y Fabiola Toledo. Lamberto me pide que le hable alto y despacio. Aunque no habla castellano consigue entender perfectamente el duro acento murciano.
Su filmografía es conocida por un numeroso público de todas las edades y nacionalidades. 'Demons' (1985) y su continuación 'Demons 2' (1986), son admiradas y consideradas joyas de coleccionismo. ¿Cómo se siente al saber que su cine sigue atrayendo e influyendo a las nuevas generaciones?
Lamberto Bava: En su momento me sorprendió sobremanera. Aunque una película que empieza con Darío Argento presenta tiene el éxito asegurado no me habría imaginado jamás el alcance que tuvo en todo el mundo y mucho más en Estados Unidos, e incluso en Japón y Corea del Sur. Siempre me llaman para hablar de 'Demons'.
¿Qué opinión tiene de esos fans que se tatúan la Máscara de 'Demons' o que usan camisetas o mascarillas, en fin, todo el movimiento fandom del siglo XXI?
Fabiola Toledo: Yo creo que cuando alguien es tan fanático de algo que lo tiene tatuado en la piel es una demostración de la admiración por el producto. Si no temes que cuando te hagas mayor la piel vaya cogiendo vida.
Una cosa curiosa que observo con su cine, y con 'Demons' especialmente, es que es un tipo de cine que ha trascendido conservando su capacidad de dar terror.
L.B.: Ya entonces Demons era más moderna incluso de lo que se hacía, ya que todo lo que transcurre en la pantalla que el espectador está mirando dentro de la película luego sucede en la propia película. Esa idea recuerdo que me vino hace años, mientras veía una de las secuelas de “Tiburón” en Estados Unidos, no recuerdo si la segunda, tercera o cuarta. En aquella proyección, los espectadores estaban sobre una piscina enorme para acrecentar el miedo. Me pareció genial esta forma de dar miedo de cómo vivir la sensación de peligro.
¿Teme que 'Demons' acabe convirtiéndose en un remake como le ha pasado al 'Suspiria' de Darío Argento? ¿Por cierto, la ha visto y si ha sido así, que le ha parecido el remake de Luca Guadagnino?
L. B.: No me importaría. Estoy convencido que Argento cuando después de ceder los créditos de Suspiria ha cobrado muchísimo dinero. No he visto el nuevo Suspiria de Guadagnino pero seguro que compararlo con el de Argento es muy difícil.
Sobre hacer Demons 3, actualmente los derechos los tiene la Titanus -productora cinematográfica italiana de gran historia e importancia-, pero no puedo usar el nombre de Demons como tal y hacer una nueva secuela con ese nombre ya que nos arriesgamos a cualquier reclamación de Titanus.
Otra de mis obras más conocidas para televisión es Fantaghiro, que se ha podido ver en más de 50 países. Hace pocos años un productor italiano quiso hacer una nueva adaptación de Fantaghiro, incluso tenía un guion preparado. Yo estoy encantado de aportar y dar nuevas ideas, pero creo que me cansaría hacer de nuevo algo que ya he hecho.
Su padre ayudó a definir el género Giallo a través de films como 'La ragazza che sapeva troppo' ('La muchacha que sabía demasiado', 1963) y '6 donne per l'assassino' (Seis mujeres para el asesino, 1964) ; ¿fue eso lo que le animó a rodar ya tardíamente 'La casa con la scala nel buio' ('Cuchillos en la oscuridad', 1983), un poco como una vuelta al giallo, género en decadencia?
L. B.: Yo he mamado el género tan de pequeño que inconscientemente todo mi cine es metacine. No era consciente de ello hasta que ya muy posteriormente me puse a reflexionar sobre ello. Sí era consciente era de hacer cine de horror, e incluso thriller. La etiqueta giallo ha llegado después. Que, por cierto, el nombre de Giallo viene de cómo se llamaban las portadas de las novelas mondadori que eran amarillas -giallo significa amarillo en italiano y era el color de una serie de novelas de misterio y crimen publicadas por Mondadori durante los años cuarenta y cincuenta-. En mis películas siempre hay un componente metacinematográfico; en ellas los actores o están rodando un filme, o van a ir un filme, o en el pasado han hecho un filme. Mi vida ha sido el cine, recuerdo que con 4 o 5 años jugaba con un cuchillo en la cocina de casa. Pero siempre ha sido de un modo inconsciente.
¿Qué cree que ha pasado con el giallo, o con el cine de terror italiano en general, antes era un género en sí mismo con directores como Argento, Fulci, Deodato, Lenzi, Soavi, etc.? En 2009 Argento contó con Adrien Brody para su 'Giallo', pero tuvo malas críticas, ¿Ahora Italia no tiene nada que añadir al género después de ser un exportador y un referente durante tantos años?
L.B.: La pregunta sería ahora, ¿por qué se terminó? Hay muy pocos intentos actualmente pero no me gustan. Y hoy día, principalmente por el coronavirus, ya no voy al cine. Pero siempre me queda el poder seguir recordando y revisando películas como Inferno, Suspiria o Profondo rosso de mi gran amigo Argento.
Parece que es el cine francés o belga los que están haciendo revisiones del giallo con más éxito, como la francobelga 'Amer' de Hélène Cattet y Bruno Forzani.
L. B.: No, no he visto. Las conozco, pero no las he visto.
¿Y qué opina de cómo el género del terror ha experimentado un gran cambio con la llegada de directores como Ari Aster o como Jordan Peele, un terror más enfocado a lo social, a lo político incluso?
L.B.: No las he visto, pero creo que el horror se busca actualmente en unos lugares diferentes a cuando nosotros hacíamos horror. Digo esto porque los 70 u 80 la situación en Italia animaba a buscar en el fantástico una evasión. Italia vivía políticamente de una manera convulsa, así que buscábamos el horror de otro modo. Hace poco me entrevistaron para un documental donde digo que Demons es el final de nuestro período.
Después de 'Demons' finaliza el género en Italia y empieza a diluirse. No hay película en los últimos 20 años en Italia que resulte satisfactoria de ver. Federico Zampaglione, muy famoso en Italia, es cantautor y dirigió un filme que fui a ver por su amistad, pero la verdad es que el cine italiano en general no está a la altura de su mejor época. Cuando me han pedido hacer otras películas me dan tan poco presupuesto que digo adiós y ahí te quedas porque el cine necesita dinero.
Me dicen que, si puedo filmar con el móvil, incluso, pero no, el cine es luz, el cine es fantasía, la luz es todo. Con un móvil esto no lo puedes hacer y con los presupuestos que hoy se manejan no puedo hacer ese cine. Demons tenía un presupuesto bastante alto y siempre necesitas dinero, y una buena luz la consigues con buenos profesionales y con un buen director de fotografía.
F.T.: Estoy totalmente de acuerdo; para mi si la música en el cine es más de un 50 por ciento de la película, pero la fotografía es el resto.
L. B.: Me gusta el cine donde se habla poco y se ve mucho, porque para mí el cine es imagen, música y ruido (rumori). Hace 4 años hice una peli porque buscaba nuevas formas de hacer miedo. La película la acabé, le faltan los efectos especiales, pero no creo que nunca salga porque se habla del diablo y no gusta que se hable del diablo y además ocurrieron muchas cosas negativas con la película. Cuando alguien me dice de acabarla me pongo enfermo, de verdad. Después de acabar la peli murió el productor y más tarde dos profesionales que participaron en la producción. Esto último creo que podría ayudar a la promoción (risas).
¿Por qué no ha hecho cine en Hollywood?
L.B.: Es la misma pregunta que le habrían hecho a mi padre. Me gusta mucho ir a los Estados Unidos, pero no estoy tan bien como en Italia o Europa. Siempre he preferido trabajar aquí, me defino como el director menos italiano de todos los directores italianos. El 90 por ciento de mis películas se rodaba en inglés y no es algo agradable para un director porque yo hablo inglés, pero desconozco la jerga técnica en inglés.
En 2007 filmé 'Ghost Son' con Laura Harring, John Hannah y Peter Postlewaithe. Pete me decía siempre que yo nunca le decía nada sobre cómo tenía que hacer las cosas y luego, sin embargo, me decía que cada vez que le daba alguna indicación que yo tenía razón, a pesar de no hablar inglés. Y es que claro, el guion lo había escrito yo.
P: ¿Ha cambiado su opinión sobre el cine en las plataformas de streaming, sigue pensando que el cine se debe seguir proyectando en cine?
L.B.: Tengo una concepción sobre la vida y es que uno cambia. Todo tiene su momento, y hubo una época que no me gustaba ver las series porque no eran conclusivas. Luego cambié de idea porque la espera por el siguiente capítulo era emocionante. Sin embargo, yo soy un animal de escenario.
Acaba de presentar en España su novela 'El tercer día', en la que relata una historia con muchos paralelismos a la pandemia del coronavirus antes que ésta comenzase. ¿Echa de menos la dirección o considera que como es el caso de otros directores, es la escritura la continuación más lógica tras el cine?
Se trata de una novela. Me gusta escribir, pero para mí es un sacrificio ya que es muy lento. Siempre me suspendían en italiano por lento. Escribo poco. Ahora he cambiado. El tercer día la escribí en un mes y medio, entre agosto y septiembre de 2019, antes del comienzo de la pandemia. Fue como una premonición porque además la ubiqué 20 años antes. La novela es la historia de 2 jóvenes que viven en una comunidad pequeña y que viajan en bicicleta hasta descubrir qué ha pasado. Llegan a una Roma destrozada en busca de la verdad de lo que ocurrió hace 26 años. Cuando encuentran algo es cuando empieza la historia.